6- Viejas amistades

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El tiempo había volado, el calendario ya estaba llegando a finales de octubre entre exámenes mensuales y clases difíciles que estaban capturando gran parte de las energías y horas de los estudiantes de Hogwarts que estaban cada día más emocionados por la llegada de las escuelas mágicas que les visitarían. Pero esas emociones eran un poco limitadas por las clases, por fortuna, Iván había podido elegir las clases que más le gustaban, a diferencia de varios otros estudiantes que o no lograron las notas TIMO o simplemente entraron a todas las clases porque podían, sin distinguir entre las clases que querían y las que no.

Defensa contra las artes oscuras, fue de las asignaturas que había escogido Iván y se había convertido en la más esperada de su semana, desde primer año había sido su asignatura favorita, eso a pesar del nulo esfuerzo que hicieron James y Barbara en adelantarles algunos detalles en algunas asignaturas cuando el tenia diez años de edad. Todos los años aprendía cosas maravillosas en esta asignatura y mientras más aprendía, se sentía más seguro de si para enfrentar un dia al gran y extenso mundo mágico que le aguardaba.

El aula de defensa, ubicada en la torre de Defensa Contra las Artes Oscuras estaba decorada con un candelabro de plata que colgaba del techo al igual que el esqueleto de un gran dragón. El proyector del aula estaba en un estante de madera donde se encontraban múltiples libros de la clase que en ocasiones el profesor les dejaba leer a Iván siempre y cuando no los sacara del aula y solo los leyera en los escritorios y mesas del salón que tenia una gran vista otorgada por grandes ventanales.

– Muy bien, como estarán viendo, sus ensayos estuvieron muy completos, los felicito a todos aunque no esperaba menos de todos ustedes. Ahora guarden sus ensayos y continúen con el encantamiento patronus, veamos si logran hacerlo corpóreo.– Dijo Adam Queen viendo a Iván y a Victor que ya habían logrado realizar un patronus incorpóreo a diferencia de Janis Blackstone, Jack Greyback y otros siete alumnos que habían logrado entras a las clases EXTASIS de Defensa Contra las Artes Oscuras.

– Si no logran hacer el incorpóreo o uno corpóreo, no hay problemas, simplemente estamos aprovechando esta clase para ver en que punto estamos, en los EXTASIS se les pedirá solo conocimiento teórico de este hechizo, pero no duden en aprenderlo, es muy útil.– Terminó diciendo el profesor Queen y tras eso, todos los alumnos en fila junto a una muralla, apuntaron a la otra y empezaron a mover sus varitas.

– ¡Expecto Patronum!.– Gritó Jack Greyback con fuerza, pero no salió nada de la punta de su varita.

– Así no es perrito. Es ex–PEK–toh pa–TRO–num no EX– pek– toh pa–tro–NUM.– Le corrigió Victor con una gran sonrisa en su rostro. Sonrisa que no le agradó para nada a Jack que le miró con la intención de querer estrangularlo.

– ¡Esto no sirve de nada! ¡Jamás usaré este hechizo! ¡No sé para que intento hacerlo! ¡Es una basura!.– Rugió Jack con fuerza mientras golpeaba la muralla del aula con fuerza con su puño.

– ¡Jack Greyback!.– Le gritó el profesor Queen al joven que de inmediato pareció intentar ocultar su ira bajando la mirada y los brazos.

– Esto no sirve de nada.– Susurró Jack mirando sus botas negras.

– No hagas pucheros. Este es un hechizo muy complicado, la mayoría de magos y brujas egresados no logran hacerlo para el final del curso, no te desanimes, has llegado muy lejos con tu esfuerzo, que no se te olvide.– Le intentó calmar el profesor frente a todos en el aula. Justo en ese momento terminó la clase escuchándose a lo lejos como los estudiantes charlaban y gritaban tras salir de sus aulas.

– Todos, tomen sus cosas y pueden retirarse, la clase ha terminado. Iván no olvides la sorpresa y las tareas.– Iván miró al profesor y recordó que hace dos días habían informado que este día llegarían las escuelas de Durmstrang y Beauxbatons a Hogwarts y él iba a tener que ayudar a los jefes de casa a organizar a los estudiantes y además preparar algo especial que le había consumido todas las horas libre que tenía, algo que no le había agradado para nada a Miranda y los pequeños beagles. El joven de Gryffindor se fue corriendo con sus cosas hacia su habitación en la torre y tras dejarlas ahí y escapar de los beagles que querían salir de la habitación, bajó a toda prisa por las escaleras para salir de la torre de Gryffindor y correr hacia el vestíbulo mientras se arreglaba su uniforme y banda de premio anual.

Crónicas de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora