9- Medio Día

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El gran día había llegado, Iván Lara y Alan Rosier habían sido testigos del cambio de Victor Blackstone, obsesionado con las practicas de hechizos junto a sus amigos que le ayudaban. Todo era entendible, después de todo, era el campeón de Hogwarts y con ello traía en su espalda una enorme responsabilidad con la escuela, casi todos los estudiantes de las cuatro casas esperaban que Victor lograra ser el mejor de los tres campeones y vencedor al final del año, de la copa de los tres magos. No cualquiera puede resistir esa presión, así como no todos se sienten afectados de manera negativa por la misma, un claro ejemplo era Florian Crozon que disfrutaba toda la atención que recibía de parte de sus amigas, compañeros de Beauxbatons y la directora en persona que le trataba como si fuera su bebé.

El joven de Gryffindor, Iván Lara aquel día había despertado bastante tarde luego de haberse quedado con Miranda patrullando junto a sus pequeños por los pasillos del castillo, ya que Victor no podía realizar la ronda que le correspondía. Aquella oportunidad la usaban de simple excusa para poder estar juntos mirando las estrellas, sin estudiantes a su alrededor, sin ruido, sin molestias ni distracciones, una noche para ellos.

Luego de batallar con el sueño, el joven Lara logró bajar a la sala común de Gryffindor con su túnica esperando encontrar a Victor, pero su amigo no estaba, aunque por un minuto le pareció que sí. Muchos estudiantes de la casa traían en sus manos banderines de Gryffindor con el rostro de su amigo, pines y carteles de apoyo.

Tú puedes Victor

Eres un grande Victor

Viva Gryffindor y Victor Blackstone

Nuevo campeón, Victor Blackstone

Y pronto se daría cuenta del origen de todos esos productos, en la mesa más grande de la sala común estaban todos los pines y banderines con un cartel que decía literalmente: Es para todos los Gryffindor, tómenlo.

Iván soltó una carcajada mientras levantaba al pequeño Duke que estaba muy inquieto y sacaba un pin que abrochó en su túnica. Luego vio la hora y empezó a correr como todo un Zouwu hacia el gran comedor para poder almenos tener tiempo de comer un pan y no ir a su primera clase con el estomago vacío, clase que iniciaba en cinco minutos, pero no tuvo la suerte de poder llegar muy lejos. La profesora Barbara le había visto y llamado para que le ayudara con algunas cosas antes de la clase.

El estomago de Iván no paró de sonar durante toda la clase y mañana, sentía que era golpeado continuamente y apenas tuvo tiempo de procesar correctamente como las tridimensiones mágicas fluctuaban con los movimientos de varita. Tras escuchar el timbre que marcaba su salida, ir al gran comedor, no esperó más y junto al Duke que si había alcanzado a comer dos galletas que Iván le había dado, corrió hacia el primer piso casi chocando con varios estudiantes de Hufflepuff y Ravenclaw que le gritaban que tuviera más cuidado, incluso, Iván creyó haber escuchado al profesor Lowe gritar que no corriera por los pasillos pero desecho la idea porque el profesor debía estar a esas horas en los invernaderos, no en los pasillos superiores cuyas ventanas tenían una increíble vista a los terrenos de la escuela donde se podían ver estudiantes estudiar, el carruaje de Beauxbatons, los bosques y parte del lago.

- ¡¡Amor!!.- Escuchó Iván justo cuando había logrado llegar a la mesa de Gryffindor en el gran comedor, mesa en la que podía verse un gran trozo de salmón que le llamaba. Sin prestar atención a quien gritó el joven Gryffindor se abalanzó hacia el salmón que se devoró y luego se acostó en el asiento mirando el techo satisfecho y feliz.

- Sigo vivo..- Susurró estirando su brazo para acariciar al Duke pero el no estaba ahí. Con la duda del donde estaba su pequeño, se levantó y se giró buscando con la vista al beagle, encontrándolo corriendo alrededor de Mila que parecía muy molesta caminando junto a Miranda.

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