El día de navidad se acercaba y con ello llegaron las vacaciones que vaciaron gran parte de Hogwarts, quedando solo aquellos que no volverían a sus casas en esas vacaciones como los estudiantes que estaban invitados a participar en el baile. Esta era la segunda navidad que Iván pasaba en Hogwarts y se sentía un poco extraño pero a la vez muy liberador, un descanso de los estudios para los terribles EXTASIS que se acercaban al final del curso. Aunque no estaba del todo libre, aún debía cumplir con algunas obligaciones al igual que Janis y los prefectos de las cuatro casas, tener que pasar gran parte de sus horas, trabajando en la decoración del gran comedor y sus salas comunes que fueron visitadas por el director Queen, que estaba bastante satisfecho con el trabajo de todos los estudiantes tal como el profesor Lowe estaba orgulloso del trabajo de su hermano menor que había ayudado a la prefecta Melocotón Lovegood a decorar la sala común de Ravenclaw. Muchas cosas se pueden decir de Jack pero no se puede dudar que ama con todo su corazón a su casa. Una vez terminadas las guías para los profesores y directores de las tres escuelas, todos quedaron libres.
– Espero que Raven estuviera a la altura del resto de salas. – Comentó Víctor que estaba junto a Janis caminando hacia las escaleras seguidos de Alan y Jennie que estaban en camino a ayudar a la profesora Robin que estaba cuidando a una familia de mooncalf.
– Se llevaron tanta brillantina y cosas que de seguro les fue muy bien. – Contestó Janis mientras sacaba un chocolate envuelto en su bolsillo.
– ¿Y dónde está Iván? Dijo que me ayudaría a investigar en la biblioteca sobre el acertijo– Preguntó Víctor buscando a Iván con la mirada por el pasillo.
– Quieres decir que el leerá mientras tu caminas repitiendo las palabras como un loro o un jarvey. Ese si tiene más sentido que un pastor alemán, pudiste fácil ser un ¡¡Jarvey Vic! – Gritó con una sonrisa Janis tras comer el chocolate. –
– Como sea ¿Sabes dónde se metió? –
– Iván tiene asuntos pendientes Vic. – Contestó Janis recordando en el favor que le había hecho al joven de Gryffindor esa misma mañana. Lo cierto es que Iván se había escapado cuando todos iban en camino a la sala común de Ravenclaw, aunque solo iban a entrar los directores, profesores y estudiantes de la casa. Iván había tomado la mano de Miranda y luego la llevó entre las risas de su novia que reía hacia la torre de Astronomía y en la cima del todo Iván se detuvo a contestar la pregunta que Miranda le había estado haciendo en el camino.
– Vamos amor ¿Qué hacemos aquí? –
– Tengo una pequeña sorpresa nena, espero que te recuerde algo. –
– ¿Qué me recuerde algo? No recuerdo nada que haya pasado aquí. –
– Ya recordarás nena. – Dijo Iván mientras se acercaba a la baranda, se agachó y sacó su mano por los espacios libres de la baranda para luego sacar de ahí una saeta de fuego XXI de mango negro con el símbolo de Slytherin grabado en la madera junto a un escudo verde y negro con dos dragones lanzando llamaradas hacia él.
– ¡Amor! ¿Cómo es que? ¿Entraste a mi sala común? – Preguntó sorprendida Miranda al ver que aquella era su escoba, un regalo de su padre, la octava edición mejorada de la saeta de fuego que empezó a diseñarse años más tarde de la entrada mundial al segundo milenio. Iván dejó la escoba a un lado mientras volvía a sacar su mano de la baranda para sacar su escoba y dejarla flotando junto a la de su amada, luego de eso se levantó y se quitó el polvo que se le había pegado a la túnica por haberse agachado.
– No entré nena, no podría. Digamos que tuve un poco de ayuda, ten. – Le ofreció Iván a Miranda su escoba que la tomó sin dudar con una sonrisa viendo a su novio.
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Crónicas de Hogwarts
FantasíaHan pasado décadas desde la caída de Lord Voldemort, pero aún quedan seguidores ocultos entre las sombras, buscando el momento de volver al poder bajo el mando de un nuevo amo, un poderoso hechicero o hechicera que en los últimos siete años ha hecho...