Crónicas de Hogwarts

21- Los EXTASIS

Iván consiguió el permiso de la profesora de pociones para practicar la creación de distintas pociones para los EXTASIS que estaban por llegar en menos de tres semanas y aunque sí le preocupaban y quería pasar tiempo estudiando junto a Miranda además de usar el aula para practicar, también quería formar la poción que necesitaba para el mapa que les había pedido sus amigas y lo consiguió, por desgracia la poción para un mayor efecto tendría que reposar por un tiempo, un mes al menos. El joven dejó el frasco con la poción guardada dentro del baúl con mucha precaución y colocó algunas almohadas dentro para amortiguar golpes.

Las clases eran completamente prácticas, los profesores hacían que por obligación en distintas tareas, cada alumno tuviera aplicar todo lo visto en las clases para los exámenes que se acercaban, provocando grandes nervios por parte de todos los estudiantes del curso que intentaban mantenerse tranquilos aunque era difícil y se agradecía toda la orientación y ayuda de los profesores que se tomaban su tiempo para hablar con cada alumno. El futuro del que tanto les preguntan los adultos a los niños estaba frente a ellos, su momento de independencia. Muchos ya tenían decididos sus futuros y los EXTASIS no iban a influir mucho en ellos, pero de todas forman los nervios los comían.

Los nervios de aquel ser desaparecían rápidamente mientras su cabeza descansaba por completo. Todo se había simplificado, un resultado de una prueba no iba a medir su inteligencia y en caso de que no le diera el puntaje, su vida no se acabaría y sería feliz en otro trabajo, tan feliz como lo era aquel panda que iba colocándole pequeñas hojas en su frente burlándose. El joven volvió al presente, la clase de transformaciones, la profesora había estado contestando todo tipo de dudas de los contenidos durante el bloque. Iván no estaba para nada concentrado en ello a pesar de su preocupación, miraba al Duke cada tanto y se lo imaginaba cachorro, como le conoció hace muchos años, un pequeño beagle de manchas negras y café claro acompañado de un gran pelaje blanco que cubría un gran corazón.

– Guapo.– Le susurró Iván a su pequeño que estaba en ese momento, junto a su banco, mordiendo su hueso de juego favorito. Una vez que la clase terminó, el joven junto a su compañero, salió del aula en dirección al aula de defensa contra las artes oscuras, donde el director Queen al igual que la profesora Manoban, se enfocó en las dudas de sus estudiantes con respecto a la teoría del curso y un poco de practica en lo que encantamientos de protección de área, encantamientos para proteger zonas. Iván le volvió a dar su juguete al Duke y luego prestó atención a la clase, aprovechando de tomar la palabra para contestar sus dudas, sobre todo las dudas que tenía sobre la protección contra dragones.

Una vez que la clase terminó, el profesor dejó libre a su curso a excepción de Victor, con quien quería hablar un poco. Iván le dijo a Victor que le esperaría en el patio de transformaciones, el sitio favorito del Duke para correr y luego salió del aula. El beagle tenía mucha energía ese día, a Iván le costó mucho tener que agotarlo, lanzándole su juguete y jugando a la cacería con él, juegos en los que el pequeño Duke corría mucho.

Una hora después, Iván estaba con Miranda y los beagles en los alrededores del castillo, dando un paseo. Se había cansado de esperar a Victor luego de los primeros quince minutos y se había encontrado con su amada. La pareja optó por sentarse en el césped mientras los beagles corrían persiguiendo un peluche que Miranda les había traído y había encantado.

– Amor ¿Has pensado en que haremos con los peques?– Preguntó Miranda viendo como Iván iba moviendo su varita, dirigiendo al peluche que estaba por ser alcanzado por Mila.

– ¿Los peques? ¿A que te refieres? ¿Qué les quieres hacer a nuestros peques?.– Preguntó Iván algo nervioso perdiendo la concentración, dándole la oportunidad a la beagle para atraparlo.

– Cuando vayas a estudiar fuera de Hogwarts amor, no pienso hacerles nada a tus bebés.– Iván más tranquilo escuchando los ladridos del Duke que perseguía a Mila, contestó.