Capítulo 8.

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Veo por la gran ventana del salón como las gotas de agua caen del cielo, para ser libres...Para bajar a la tierra y ahí quedarse...
Sonrió al ver estudiantes corriendo para que el agua no los toque, como siempre eso fuera una enfermedad...como si el que te moje el agua sea un virus.

Si yo estuviera en sus zapatos me quedaría ahí, bajo el agua, disfrutando de que la lluvia se lleve todo lo malo...Todos y cada uno de mis problemas por un momento...Que me haga sentir ligera y libre, porque eso hace en realidad el agua...Te enjuaga de todo lo malo que llevas cargando, que llevas pegado y eso es bueno.

- Para mañana quiero cuatro hojas explicando porque la guerra de los pasteles se desató - escucho hablar al de historia un minuto antes que la campana suene, anunciando que ya es  receso, todos salen o eso escucho más yo, solo me quedo observando aún la lluvia, eso me relaja, me deja volar mi imaginación a nuevos horizontes.

- ¿Te gusta la lluvia? - volteo rápidamente topándome con unos Orbes negros, llenos de muchos secretos.
- No - el camina hasta estar frente a mi.
- Claro que te gusta...Miras la lluvia como si fuera un tesoro puro - lo miro a el, viendo como su mirada está fija afuera.

- Te hace sentir tranquila y puede verse por cómo estabas observándola - regresa su mirada a mi, mirándome a los ojos.
- Quizá, tú no puedes saberlo con exactitud - me levanto y tomo mi mochila, el viene tras de mí, salimos de la aula y veo a estudiantes serca de ahí que nos ven salir solos y inmediatamente empiezan a hablar.

- ¿Aún quieres que te enseñe el instituto? - lo veo de reojo, como se encoje de hombros, eso me basta para empezar a caminar, el me sigue y yo de apoco le voy enseñando cada uno de los salones y para que se utilizan, nos tardamos todo el receso en eso hasta que escuchamos que suena la campana.

- Y aquí termina el recorrido - saco mi teléfono y veo que nos aventamos media hora explorando la escuela.
- Bien hecho Roja, lo hiciste bien - se da la vuelta y se va, abro mis ojos como platos al ver que se fue sin decir un "gracias" por lo menos.

- Idiota - susurro siguiéndolo yo ahora, pues me toca esta hora con el, minutos después ya estamos sentados uno al lado del otro...Esperando que el profesor llegue.
- Buenas jóvenes - entra el maestro quién inmediatamente empieza a escribir en la pizarra.

- Oye...- lo llamo más este no voltea a verme, mantiene fija su mirada en el maestro, así se la pasa toda la clase lo que me hace pensar...¿He hecho algo mal para que no me hable?.
- Bueno jóvenes nos veremos - sale el profesor del aula al igual que todos los demás.

Luca está por salir, más yo lo tomo de su antebrazo a lo que me mira con molestia.
- ¿Que quieres? - exclama tajantemente.
- Yo...¿Te he hecho algo?, ¿Te ofendí quizá? - me mira extrañado y jala su brazo haciendo que yo lo suelte.

- No - es lo único que dice, para después darse la vuelta y encaminarse a la puerta.
- ¿Entonces porque no me hablas?, ¿No éramos amigos? - pregunte con ingenuidad, este se detuvo y me miro por sobre su hombro con diversión en sus ojos.

- ¿Amigos?, No lo somos y jamás lo seremos...Solo me serviste para conocer la escuela...No eres nadie, solo una chica más que callo en mis encantos - me guiña un ojo antes de abrir la puerta y salir, dejándome sola en esas cuatro paredes, sonrió amargamente.

- Claro...Debí suponer que una zorra como yo solo puede tener una amiga de verdad, la cual jamás pediría algo a cambio - hablo volteando a ver a la ventana, por donde noto que la lluvia a parado y que de nuevo empieza a salir el sol.

Salgo del aula dando un último suspiro de resignación, me encaminó a mi refugio en el cual puedo ser yo misma...Solo existe mi yo de verdad, en donde no tengo que fijarme a quien hablar y a quien no, en donde nadie me dice zorra y en donde puedo hablar libremente con Briana.

En mi refugio el cual siento que me lleva a otro mundo, a un mundo mejor...A un mundo de cariño y amor.

La Zorra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora