Capitulo 75.

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Un suspiro sale de mis labios lleno de cansancio como también de nostalgia, mientras soy espectadora de un bello amanecer, ver como de apoco el sol toma su lugar en el cielo....Anunciando que hoy es un nuevo día, uno en el que puedes cambiar las cosas que te hacen daño...

Es simplemente magnífico...

Una sonrisa se plasma en mis labios, mientras siento mi corazón acelerado ante la advertencia de que algo realmente fuerte pasara en tan solo unas cuantas horas más.

Escucho la puerta de mi habitación ser tocada y creo saber de quien se trata.
- Pase - apruebo, escucho como la puerta es abierta y cerrada después de que el intruso a entrado.
- Buenos días De...- no termino, pues al darme la vuelta no es a mi fiel amigo al que encuentro...

No...

Encuentro a un hombre vestido de traje a la medida, con ojos fríos y calculadores, que me mira como la peor escoria que pudo a ver existido, rápidamente recompongo mi postura, me pongo recta y levanto la mirada haciéndole frente, demostrándole que no estoy intimidada ante su presencia.

- ¿Que haces aquí? - suelto tajante, mientras hago mis manos puños, el se limita a encogerse de hombros y mirar alrededor.
- Creo que ya viste lo que le ha pasado a  ese chófer ¿no? - habla segundos después, con una media sonrisa llena de malicia, entierro mis uñas en las palmas de mis manos, intentando aguantar el insulto que quiere salir de mi.

- Lo supe nada más lo vi...Solo tu puedes hacer semejante cosa, después de todo, ya no entras en la clasificación de ser humano - confieso, da un paso al frente mientras veo como intenta controlarse de golpearme.
- ¿Que tomaste para tener este acto de valentía?...Recuerda quien soy yo - una carcajada carente de alegría sale de mi.

- No me hagas reír...Solo eres mi carcelero, nada más...Porque…¿Padre?, ¿tu?, no lo creo...Te queda muy grande el pues...- no logro terminar, pues un golpe es asestado a mi mejilla derecha, el característico sabor a metal se adueña de mi boca, haciéndome saber que es sangre.

- ¡Insolente!, ¡Eres una idiota!, ¿¡Como te atreves a hablarme así?! - grita, limpio el hilo de sangre que baja por la comisura de mis labios, mientras niego con la cabeza.
- Ya...Me he callado...Lo suficiente...Y te lo repito...A ti te queda muy grande el puesto de padre...- termino entre tartamudeos, sus ojos refulgentes de ira se clavan en mi persona.

- ¿¡Que te ha dado valor?!, ¿¡El que te llamen Zorra nada más salir?! - asiento orgullosa.
- ¡Si padre!, ¡El que me llamen Zorra me dio fuerza!, ¡Ya no me afecta como antes! - contesto, con mi entrecejo fruncido.
- Ahora debo irme...Te deseo un hermoso día padre - y sin más paso por a lado de el chocando su hombro con el mío.

Con paso firme salgo de la residencia, hasta detenerme frente a Den, el cual está recargado en el capo del coche.
- Buenos días Den - saludo con una pequeña sonrisa triste  al ver sus morados más claramente, el parece darse cuenta ya que baja la mirada al suelo avergonzado.
- Señorita...- es lo único que se atreve a decir.

- Discúlpame - suelto, el levanta su cabeza bruscamente ante mis palabras.
- Por mi culpa te golpeó...Solo por mi estupidez de meterte en esto...Discúlpame - vuelvo a pedir, una sonrisa se plasma en su rostro.
-  No fue su culpa, mi incompetencia me ha llevado a esto - niego con mi cabeza.

- No lo es...- saco de mi mochila mi celular y lo prendo brevemente para mirar la hora.
- ¿Ya lo has hech...? - no logro terminar.
- Esta listo, así como también la junta que tendrá saliendo del instituto - explica con rapidez, impidiendo que termine de hablar.

La Zorra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora