Capitulo 82.

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Miro al señor Jeray caminar de un lado a otro por la oficina del director, ya que muy "amablemente" me pidió que trasladáramos la conversación hasta aquí, así estaríamos más "cómodos" y podríamos charlar con más "libertad", cosa que no le creo ya que lo que el quería, es que nadie escuchara lo que tiene para decirme.

Miro a Kevin de reojo, el cual está recargando su cuerpo en la puerta, mientras sus ojos están fijos en el suelo de mármol,  incapaz de mirarme...¿Y quien no?, su padre ha pedido hablar conmigo y no debo ser tan inteligente para saber de que va todo esto.

- Señorita Meyer...- empieza por fin a hablar el señor Jeray, mirando un punto muerto en la pared.
- Se que mi hijo fue un...Tonto con us...- lo interrumpo antes de que pueda terminar.

- Un imbécil...Eso es su hijo para mi - el se detiene frente a mi, su entrecejo fruncido me hace saber que no le ha agradado como he llamado a su "hijito".
- Si...Pero es cosa de chicos sin quehacer, espero lo perdone y nos ayude...- muerdo mi labio inferior, intentando ocultar la sonrisa que intenta formarse en mis labios.

"Gena...Has hecho muy bien el trabajo"

Pienso mirando con una ceja enarcada a el hombre de traje.
- ¿ayudarlos?, ¿en qué? - pregunto "desconcertada", el señor Jeray se muestra dubitativo de decirme o no lo que pasa por su mente.
- A que tu padre no tome represalias contras nuestra familia - me sorprendo al ver que quien hablo, no fue nada más que Kevin.

El chico que más oído y el que más me odia y me hace la vida imposible.

- Eso...- chasqueo con mi lengua, mientras doy pasos lentos a donde se encuentra Kevin.
- El no los perjudicara como piensan...- hago una pausa, mientras me giro para mirar al señor Santoro, el cual muestra su rostro relajado ante mis palabras.
- No hará eso señor Jeray...- hablo de nuevo con una sonrisa surcando mis labios.

- El los destruirá....Hará desaparecer su apellido de la faz de la tierra...Pero solo eso - confieso divertida, al mirar a Kevin y ver como este traga en seco.
- Meterse con Bruno Meyer...Es como cavar su propia tumba, el es irracional y no duda en utilizar su poder para hacer pagar cada una de las que le hacen - niego con mi cabeza.

- Están mal...Muy mal...- lamento, el señor Jeray pasa una de sus manos por su cabello en señal de frustración, mientras le regala una mirada acusadora a Kevin.
- ¿No podemos hacer nada?, ¡Eres su hija!, ¡Debes poder hacer algo! - me encojo de hombros.

- Puedo...Llevo la sangre Meyer corriendo por mis venas después de todo, pero aquí la pregunta es...¿Porque ayudaría a la familia de un chico que me hace la vida imposible? - el abre su boca para hablar, más nada logra salir de esta.
- Porque soy yo el que te humilla, no mi familia - Kevin se coloca a un lado de su padre.

Intentando intimidarme, cosa que no logra.

- pero ¿es tu familia no?, aún cuando lo niegues, lo que les pase a ellos...Te importa, esta puede ser una buena retribución por todo lo que me has hecho...Te imaginas..."Empresas Santoro en ruinas" - una carcajada carente de alegría sale de mi.

Jeray abre los ojos como platos, mirándome con miedo, pues sabe de lo que mi padre es capaz.
- Hoy, más específicamente en unas dos horas saldrá en todos los noticieros de la tarde como la familia Santoro perdió todo, ahora mismo a tu oficina deben estar llegado muchas llamadas de diferentes personas cancelando los contratos que tienen contigo.

<< o metiéndote demandas por poner su imagen pendiendo de un hilo, gracias a que tu querido hijo fue tan estúpido como para meterse con uno de los empresarios más poderosos y ricos del país, como también las demandas que te pondrá mi padre por difamación, y imagínate...En todo eso perderás muchos millones, lo que les llevara a una inevitable quiebra de la cual no se podrán levantar.

A menos de que hipoteques quizá tu casa, y pidas créditos a los bancos los cuales te lo negaran por las influencias de mi querido padre...Todo ese pasara en menos de veinticuatro horas...Así que dale las gracias a Kevin, que el fue el creador de todo este show. >>

Termino sentándome en la superficie del escritorio, Kevin hace sus manos puños, mientras sus ojos llenos de preocupación como también de odio se congelan en mi, esperando algo que el sabe jamás llegara.

- Señorita Meyer...Le ruego que nos ayude, no podemos...No debemos perder todo, eso sería...- se calla antes de terminar de hablar, no queriendo imaginar lo que pasaría si quedaran sin un peso, talla sus manos en su rostro, intentando apaciguar el nerviosismo que siente.
- Me encantaría ayudar señor Jeray...Pero todos estos años, aprendí algo de su hijo - exclamo, poniéndome de pie.

- "Nunca ayudes a alguien inferior a ti...Eso significaría ser igual a esa persona...Así que no deben ayudar a la Zorra, ella no es igual a nosotros, es alguien que puede ser reemplazada por cualquiera" - recito las palabras que siempre decía Kevin, cuando me dañaban, trago el nudo que se forma en mi garganta al recordar...

Miro al señor Jeray el cual me regala una mirada interrogante, y se por ello que no ha entendido, al contrario de Kevin.

- Eso quiere decir señor...Que ustedes son inferiores a mi, y yo no ayudo a personas que no están a mi altura, como también quiere decir...Que ustedes pueden ser reemplazados por otra familia mucho mejor que la de usted, aquí...Ustedes fueron los Zorros que cayeron en manos de un lobo...Un lobo que estaba entre ustedes - claudicó mirando a Kevin.

- ¿Oyen eso?, es hora de entrar a mis clases, les deseo suerte con su nueva vida - a pasos muy lentos me voy acercando a la puerta, dejando a padre he hijo sin esperanza y eso por algún motivo me hace sentir....Bien.
- Elisa...- me paró en seco, al escuchar su voz ronca pronunciar por primera vez mi nombre.

Me doy la vuelta y lo miro a sus ojos, esperando a que hable, más lo que hace me sorprende, el sin quitar sus orbes de los míos se pone de cuclillas, su padre emite un jadeo de sorpresa más yo sigo con mi rostro estoico al verlo por fin ahí...De rodillas...Humillándose ante mi para rogar que lo ayude...

- Ayuda a mi padre...Te...Te lo...Te lo ruego - habla por fin, sonrió sintiéndome fuerte, superior a el, al verlo donde quería, donde siempre me hacía sentir que estaba yo...Ahora el es el que sufre, mientras yo estoy en la sima donde antes el residía.

- Cariño...- hablo relamiendo mis labios.
- Tus ruegos no me sirven para nada...Ni causan nada en mi, de nada te a servido, solo te has humillado...Que debo decir, jamás se me olvidará este momento...Ahora si, con su permiso me retiro - y es así como por fin salgo de esa habitación, con una sonrisa en la cara, porque el esta apunto de caer.



¡volví!

Espero les guste.

Voten y comenten se los agradecería mucho.

Nos leemos pronto ❤.

La Zorra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora