Capitulo 80.

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Mis ojos clavados en el techo, mientras siento como mis hombros de apoco se van manchando de ese líquido carmesí que todos llamamos sangre, una sonrisa surca mis labios al ver que no saldré viva de esta...No si no paro la hemorragia que tengo en mi cabeza por el golpe que me dio mi padre con la mesita de centro.

- ¡¿Elisa?! - escucho una voz distorsionada, lo que me hace saber que estoy a nada de perder el conocimiento.
- Lo hicimos Den...- hablo entre susurros.
- Tenemos a mi verdugo en nuestra...Manos...- lagrimas resbalan por mis mejillas al sentirme bien.

Mis ojos de apoco se van cerrando, y no hago nada para luchar....Rindiéndome, dejándome ir en un pozo lleno de oscuridad del cual no quiero salir...Porque estoy cansada, porque nadie me ayudó a salir de aquí nunca, porque soy yo contra ellos, sola contra el mundo...Aún cuando tenía esperanza esta se va marchitando...

Y cuando siento que estoy apunto de caer en ese precipicio el cual he evadido por mucho hasta ahora....Unos trabajados brazos se enrollan en mi cuerpo...
- Lo siento...Lo siento...- puedo escuchar una voz rota, en la lejanía, lagrimas que no son mías mojan parte de mi cuello.

¿Quien es esa persona?

¿Porque llora?

"Déjame ir"

Pienso aún cuando no se quien es el que me aferra a la vida....A la esperanza de poder vivir de nuevo, la mínima posibilidad de que yo puedo tener una segunda oportunidad....De poder vivir...

Unos cálidos labios  se pegan a los míos, pero no es un beso brusco, solo es un leve toque que esta lleno de un sentimiento que no identifico.
- Estarás bien...Te lo prometo - y es así, que sintiéndome segura en esos desconocidos brazos...Me dejo llevar por la inconciencia, prometiéndome que este no es mi fin.

[...]

Me remuevo incómoda sobre la blanda  superficie en la que estoy acostada, mas me detengo abruptamente al sentir el dolor embargar mi cuerpo, respiro despacio, preparándome para intentar moverme lo cual logro, aunque el menearme me causa dolores que no quisiera sentir.

Abro mis ojos muy lentamente más me obligo a cerrarlos de golpe al sentir la luz lastimarme, un gemido lastimero sale de lo más profundo de mi, advirtiendo a las personas presentes que ya he despertado.
- ¡¿Señorita?! - La voz preocupada de Den llena mis oídos, lo que me tranquiliza al saber que el esta a mi lado.

- L-La l-luz...- exclamó entre tartamudeos, carraspeo intentando apaciguar el ardor que se cierne sobre mi garganta.
- Espere un momento señorita - es lo último que dice, para después escuchar sus pasos acelerados ir a una dirección desconocida para mi.

- Ya está - esa es la señal para que de nuevo intente abrir mis ojos, cosa que hago, mi vista un poco borrosa se desliza por la gran habitación de paredes grises oscuras, me sorprendo al ver que no estoy en un hospital como lo imaginaba, si no en un cuarto que no me es conocido.
- ¿D-Donde....? - pregunto, fijando mi vista ya más clara en el rostro de Den.

- Debe tener sed - evade mi pregunta, lo veo encaminarse a una mesita cerca de un gran ventanal, donde se encuentra una jarra de agua y a lado de esta un vaso de cristal en donde me sirve agua, para después acercarse con el, hasta donde estoy yo.
- Tome - me acerca el vaso a mis labios, a lo que solo tomo un sorbo, sintiéndome al instante mejor de la garganta.

- Gracias - hablo después, el solo asiente mirándome fijamente.
- ¿Ahora me dirás dónde estamos? - pregunto enarcando una de mis cejas, el relame sus labios nervioso, mientras mira a todos lados menos a mi.
- ¿Den? - insisto al sentirme curiosa.

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