IX

3.3K 389 162
                                    

Visita

El aeropuerto de Musutafu estaba concurrido a pesar de ser medianoche. Hombres de negocio, familias, mochileros y demás se paseaban de un lado a otro, esperando a ser llamados para abordar o para regresar a casa. Se escuchaban sus quejidos por el retraso en los vuelos por el mal clima. A pesar de que él podía largarse del aeropuerto de una vez por todas luego de llegar sano y salvo, puesto que su equipaje se había quedado en el hotel bajo la promesa de que alguien se lo llevaría, era embargado por un desasosiego desmedido y desesperante. El pecho lo tenía oprimido y no quería llegar a su casa, al vacío de su habitación y la mirada lastimera de Fuyumi, siempre culpándose cuando no era la responsable de nada.

Antes de percatarse, se halló en un taxi, dando una dirección que no le pertenecía, sentado sobre una bolsa de basura para no mojar el asiento. No estaba seguro de en qué momento se había desatado el temporal y lo había empapado de esa forma. A pesar de estar aterido y sentirse un tanto egoísta, notificó la hora para no importunar a su amiga; era tarde, pero sabía que ella estaría despierta.

Antes de que su raciocinio pudiera advertirle algo, detenerlo y meter algo de sentido común en su cerebro, presionó el timbre. Esperó unos segundos y la puerta se abrió de par en par. (T/N) lo observaba sorprendida, ataviada en un pijama con motivo de gatitos durmiendo, que a él le pareció encantador.

Antes de poder excusarse por presentarse a esas horas, mojado, tiritando y sin ningún omiyage*, ella se acercó y tocó sus mejillas enrojecidas por el frío y palideciendo de a poco.

—¿Qué pasó? Estás helado.

—Quería verte. —Intentó termorregularse, pero se sentía incapaz de usar su kosei cuando se sentía así de mal—. No pensé que quizás estuvieras ocupada. Yo... Lamento...

—No, pasa —dijo luego de recuperarse de la vergüenza generada por su primer estamento—. Espera, voy a buscar una toalla o... No... —Tiró de su mano luego de ver que se quitaba los zapatos—. Ve a bañarte. Te buscaré algo para cambiarte.

Shouto la siguió obedientemente, sintiéndose mejor a medida que ella lo acomodaba, a pesar de no haberse anunciado de antemano. Sin embargo, se sorprendió cuando ella lo metió al baño y empezó a desabotonar su camisa con dedos ágiles.

—Puedo hacerlo yo.

(T/N) se atragantó con la exagerada inhalación bucal que realizó, alejándose varios pasos del joven. Se dio media vuelta para abanicarse el rostro arrebolado hasta las orejas.

—Lo siento —susurró, ladeando un poco la cabeza para verle, y fingiendo arrepentimiento al encontrarse con sus bien trabajados bíceps y un atisbo de sus abdominales—. Voy... —carraspeó al notar su voz agudizada—. Voy a traerte algo y ¿ya comiste?

—No —respondió y, antes de que huyera, agregó—. Gracias, (T/N).

—No te preocupes. Hay jabón nuevo en el gabinete y puedes usar mi champú.

Apretó el paso, dando un trompicón cuando se tropezó con la nada, demasiado nerviosa por tenerlo en su casa. Sin embargo, Todoroki lucía afectado por algo y no sabía qué hacer, apenas era capaz de lidiar con su propia ansiedad, ¿qué podía hacer por alguien más? Aun así, preparó té de manzanilla y calentó unos nikuman que habían sobrado de su merienda —o más bien había guardado para más tarde— luego de dejarle un cambio de ropa colgada en la puerta y de deslizar una nota bajo la misma para indicárselo.

Todoroki salió a los pocos minutos con el cabello húmedo y usando las prendas. No pudo evitar echarse a reír.

—Pensé que te quedaría más grande —admitió entre carcajadas.

Acuarela Facial || Todoroki Shouto x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora