XII

3.3K 401 218
                                    

Estancia

Desde que habían consolidado su noviazgo, (T/N) se descubrió a sí misma esperando las visitas de Shouto a su apartamento, cada vez más frecuentes. A pesar de tener una llave, solía avisarle cuándo iría, admitiendo que odiaría importunarla durante el trabajo. Sin embargo, a ella no le importaba, porque Todoroki sabía mantener el silencio, no perturbaba la hegemonía de su hogar, como si fue una hecho categórico que él pertenecía ahí. Y, de hecho, empezaba a hacerlo cuando en el baño descansaban dos cepillos dentales y el espacio de su armario se había reducido para abrirle paso a algunas mudas de ropa masculina.

Por lo general, Shouto se dedicaba a leer cualquier cosa que encontrara en su biblioteca o que ella le recomendase como lectura ligera para la noche, en otras escasas ocasiones, se sentaba a su lado, apoyando la sien de su hombro, y la observaba trabajar. Pero, en esa ocasión, a (T/N) casi le dio un soponcio cuando lo encontró en la sala, leyendo algo en su computadora, totalmente inmerso, tanto, que no se percató del momento en el que se le acercó con las mejillas sonrojadas y el ceño levemente fruncido.

—Hola, (T/N), llegué cuando te estabas bañando —saludó con una ligera sonrisa, acariciando su mano cuando reparó en su presencia.

—No me avisaste —repuso, mirando con disimulo la pantalla.

—Sí lo hice, pero mis mensajes no te llegaban —dijo, notando, por fin, sus expresiones—. ¿Estás molesta?

—No deberías usar mi computadora sin mi permiso...

Desde que había empezado a vivir sola, (T/N) se había dado el gusto de quitar las claves a sus objetos. El celular y la laptop eran dos entes que carecían de protección a los ojos incautos, porque ella se intentaba convencer de que, si no era capaz de estar completamente cómoda en su hogar, cómo podría estarlo afuera. Por supuesto, jamás imaginó que se conseguiría un novio, y que resultaría que este iba a ir a visitarla, sin motivo, apenas saliese del trabajo.

—Lo siento. Quería ver si me habían depositado el cheque de este mes. Quería invitarte a comer algo distinto. —Tamborileó los dedos sobre la mesa—. Pero me encontré con ese archivo de Word abierto y no pude evitar echarle una ojeada.

—No puedes ir por allí leyendo mis cosas. Es vergonzoso.

—Pero me gustó. —Inclinó la cabeza, sin entender por qué se molestaba tanto—. ¿Era privado?

—No... No me siento segura al respecto, ¿de acuerdo? —espetó, dándole la espalda y alejándose para no ser distraída por los pueriles ojos del héroe que buscaban comprenderla con ahínco—. Siempre he querido escribir una novela, pero no tengo talento. Imaginarme con el éxito de Matsuoka-san es solo algo de mis fantasías... He escrito un par de cosas en blogs, pero... Pero no me siento cómoda con que lean ciertas cosas que escribo. Hay veces que simplemente lo hago para mí —suspiró, dejando caer los hombros—. Lo siento por reaccionar así.

—A mí me gustó —aseveró de nueva cuenta, parándose para aproximarse.

—Lo dices solo porque estamos saliendo juntos...

—Claro que no. —Sonrió, rodeándola con los brazos, pegando su espalda más pequeña de su pecho, y apoyando el mentón en la curvatura de su hombro—. Las descripciones, lo diálogos y la trama estuvieron bien. Obligarte a ser un Cervantes o un Kawabata, trastocaría lo que quieres transmitir. Con que lo hagas con el corazón en las manos, yo creo que es suficiente para que le guste a alguien, y a ti, que es lo más importante.

La voz de Todoroki era baja, siempre hablaba con parsimonia y sin un acento en concreto. Sin embargo, había descubierto que esa mismo tono monótono podía colorearse de distintos sentimientos una vez empezaba a descubrir su personalidad. Y le fascinaba cómo podía adoptar esos matices cálidos y cariñosos cuando se dirigía a ella.

Acuarela Facial || Todoroki Shouto x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora