XIX

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Encuentro

El pañuelo descansaba sobre su regazo.

Agradecía mucho que Tailman la hubiera acompañado, pero aún estaba avergonzada por sus emociones descontrolándose a medio camino, obligándolo a darle un pañuelo que no dudó en llenar de lágrimas y mocos.

Había llorado como si hubiera terminado con Shouto, cosa que no habían hecho, ¿verdad? Lo había llamado idiota, y empezaba a sentirse mal por haberlo hecho. Aunque eso no borraba que estaba molesta con él por haber pronunciado las palabras exactas que sabía que la lastimarían. Había sido un poco crédula al pensar que habría una persona que no le interesara en absoluto su prosopagnosia, pero él se veía tan cómodo al respecto, que nunca se atrevió a preguntarle directamente.

Tratando de distraerse, siguió los consejos de Tailman de cerrar todas las ventanas y puertas. Las manos aún le temblaban, pero estaba más tranquila de lo que imaginaba. No creía que el sujeto hubiera decidido perseguirla y cobrar venganza, pero le aterraba la idea de ponerse a pensar qué hubiera sido de ella si no hubiera escapado. ¿La habría asesinado? ¿O quizás la hubiera torturado como Todoroki alguna vez lo había alegado?

El peso cayó sobre sus hombros tan fuertemente, que se tambaleó hasta conseguir sentarse en la alfombra. Su mente revivió el tacto cálido de su brazo y la textura suave de sus manos, tan reales, y tan incongruentes a la vez... Después de todo, Shouto solía tener una temperatura más baja en el lado derecho, y sus manos eran toscas por su constante entrenamiento. Ahora que lo meditaba bien, sin la adrenalina acelerándole el cerebro y mandando señales a todos sus músculos para que se alejara, se reprendía por no haberse dado cuenta más rápido.

Tomó el celular. Quería escribirle a Shouto, pero no sabía cómo empezar una oración. No quería disculparse, pero tampoco quería obviar el hecho de que estaba molesta con él iniciando una conversación trivial. Sin embargo, no quería estar sola en su casa, de noche y con los nervios de punta por cualquier sonido.

Decidió tomar un baño. El agua caliente relajó sus músculos y la propiedad limpiadora del agua alejó la sensación sucia de su cuerpo, por haber sido tocada por alguien que buscaba dañarla. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, estaba recostada de la cama, usando la almohada en la que Shouto apoyaba la cabeza y envuelta en las sábanas con las que solía dormir, simplemente dejándose impregnar por su sutil aroma.

Si le preguntaban, se sentía patética, pero protegida. Estaba consciente de que un par de mantas no iban a detener el cuchillo o el kosei de un asesino, pero su subconsciente intentaba convencerla de que sí.

Pasada la medianoche y sin poder conciliar el sueño, con su mirada fija en la ventana, hallándole formas humanoides a las sombras proyectadas, dio un brinco cuando sonó su celular y, por un instante, su corazón creyó que se trataba de Shouto.

Pero la pantalla marcaba el número de Mina.

—¡(T/N)-chan! —gritó, al punto que la chica tuvo que alejar el celular de su oreja.

—Mina...

—¡Leí el reporte que Ojiro pasó!

—¿Ojiro? ¿Reporte?

—Tailman —esclareció—. Lo de tu ataque. Aún no podemos catalogarlo como el acto de un villano, pero no podemos pasarlo por alto. Por eso siempre nos enviamos reportes entre nosotros, aunque este caso está en manos de la policía por los momentos. ¡Pero ese no es el punto! ¡¿Estás bien?! ¿Supongo que Todoroki está contigo?

—Oh... —Soltó una exhalación, decidiéndose a pararse y encender la luz—. Entiendo, supongo que una red intercomunicada es importante.

—Sí, fue algo que idearon hace un tiempo; pero no respondes mi pregunta. ¿Todoroki está...?

Acuarela Facial || Todoroki Shouto x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora