Después de derrotar al joven arquero con un retorcido sentido de la justicia que venia detrás de mi, continuamos con nuestro viaje durante varios días.
Fueron algunos días difíciles en los que a travesábamos bosques, y explanadas, sufriendo el fuerte frio del lugar, cada vez se notaba mas el frio. Aunque en este mundo, aun no deberíamos estar ni siquiera en diciembre.
Decir cuantos días viajamos era algo difícil, ya que deje de contarlos, pero no por eso habían sido mas simples. Todos los días sin excepción teníamos que enfrentarnos al menos a un grupo de estúpidos aventureros que venían detrás mi por mi recompensa, realmente ninguno era mejor contra el que me enfrente por primera vez en el bosque de Ryuusui. Sin embargo, ninguno era tan fuerte como el, la gran mayoría de aventureros eran un chiste, contra los que podía competir sin usar mi magia.
Carecían de habilidades o perspicacia, además todos se metían con las niñas, diciendo que las rescatarían de mis garras, o incluso algunos llegaban a insultarlas, argumentando que eran unas esclavas muy feas o que tenia los peores fetiches del mundo. Pero una cosa era segura, me asegure de que todos y cada uno de ellos se arrepintieran de sus palabras.
Para mi suerte, las niñas parecían no verse ni en lo mas mínimamente afectada por sus comentarios, como si la única opinión que les importara fuera la mía. Debido a la rudeza de nuestro viaje, no había podido florecer su belleza, aunque en realidad eran unas niñas muy bellas, pero no tenían la oportunidad de demostrarlo.
Estar cubiertas de restos de monstruos, no tener acceso a un baño diario, ni tener tantos cambios de ropas no era algo que favorecía.
Pero me di cuenta de que no importara que hiciera, no podría cambiar nada de eso mientras siguiera en Sinju. El país del fuego, o mejor dicho "de la corrupción".
Voltee a ver a las niñas mientras caminábamos, se habían esforzado demasiado sin poner ni una sola queja, me gustaría recompensarlas cuando tuviera la oportunidad.
"¿Sucede algo maestro?" Yuki que noto mi mirada, parecía feliz.
"Nada, solo estaba pensando lo mucho que hemos vivido." Desde esa fatídica noche en la que fuimos atacados por las sombras, hasta el día de hoy, habíamos pasado muchas cosas.
"Hemos vivido cosas muy interesantes con el amo." Hana, la cual también estaba escuchando decidió unirse a la conversación.
Me parecía ridículo que esas niñas me terminaran alegrando el día, ¿era así como se sentía ser padre?
Aunque también al ver al pasado un poco, me llene de nostalgia. Kimel, Akane, Gabriel y Ariel, las personas que me abrían abierto sus puertas tiempo atrás. ¿Qué seria de ellos ahora? ¿Qué pensaban de mi? ¿Por qué no estuvieron el día del accidente? Esa fue una respuesta que jamás supe responder, pero a pesar de eso, quería volver a verlos, aunque no sabia si era buena idea.
Además de que ir Kyouko para saludar a Ariel, era una pésima idea y tampoco sabia como reaccionaria al verme, ¿Pensaban que realmente secuestre a esas niñas? No, estaba bastante seguro de que nadie pensaba eso, ninguno dudaría de mi. Solamente pensar en eso, era una ofensa.
"¿Hay algo malo maestro? Su mirada se dilatada."
"En efecto, las emociones del amo han cambiado."
"Nada realmente, solo estaba pensando en mis viejos compañeros."
De hecho, a pesar de llevar tanto tiempo viajando juntos, no le había contado muchas cosas sobre mi a las niñas, o al menos no cosas que fueran realmente importantes. Cosas como mis compañeros viejos, o incluso que provenía de otro mundo. A la única persona que le conté eso fue a Ariel y únicamente por que pensé que no podría mentirle y sabia que podría manejar la verdad.
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Héroe de otro mundo
FantasyDespertar en un bosque sin recuerdos de nada, lejos de casa, solo para descubrir que has aparecido en un mundo distinto. A simple vista podría parecer el sueño hecho realidad de cualquiera, dejar todas las responsabilidades atrás y vivir una vida de...