Una semana después...
Paula
Nat y yo decidimos disfrazarnos de Maléfica, mientras que Iván y Alex de vampiros.
Todos nos encontramos en la famosa fiesta, bebiendo y disfrutando de la música. Nat me da un codazo y frunzo el ceño en su dirección. Ella señala disimuladamente a mi derecha.
Alice.
Va disfrazada de una forma bastante original de It, y reconozco que le sienta bien. Saluda a los chicos y después se acerca a nosotras con una amplia sonrisa.
—Qué bueno que hayáis venido, chicas
—dice analizando nuestro traje —Estáis muy bellas.—Gracias, tú también —nos limitamos a contestar.
—Ahora vengo, voy a saludar a unos amigos —comenta, y asentimos.
—Sí, que se aleje mejor —dice Nat, provocando que abra los ojos de par en par.
—Te ha podido escuchar, loca.
Ella se encoge de hombros.
—No me importa —responde —Es más, ya que no lo haces tú, pienso hablar con ella del asunto.
—No —le ordeno seriamente —Quiero dejarlo estar, ¿de acuerdo?
—Si así lo quieres... —rueda los ojos —Vamos por otro ron, necesito más alcohol en mis venas.
—A este paso tendré que llevarte a alcohólicos anónimos, Natalia Grau.
Ambas reímos y nos colamos en la barra para pedir.
—Eh, vosotras —un chico llama nuestra atención. Está vestido de hombre lobo —Ya que no respetáis el turno, pedidme otra cerveza.
Nat se dirige a él.
—De acuerdo, pero solo porque me has caído bien —grita.
El chico le sonríe.
—Soy Bruce —se presenta amablemente —Encantado, Maléfica.
—Nat —responde mi amiga guiñándole un ojo —Igualmente, lobito.
Aprovecho para pedirle al camarero las bebidas y, en cuanto me las sirve, saco rápidamente a Nat de allí.
—¡Eh! —se queja esta —Quería seguir hablando con él.
Enarco una ceja, cruzándome de brazos.
—Te recuerdo que tienes novio, y es mi hermano.
Pone los ojos en blanco.
—De ese ni me hables, que no me ha hecho caso en todo el día —contesta en un tono amargo, antes de darle un buen trago a su bebida —Tan solo quería hacer amistades, ¿es malo?
—Apuesto a que él no tenía intenciones de ser simplemente tu amigo —digo imitando su acción —Vamos, que el perreo todo lo cura —agarro su mano y vamos a bailar.
Iván
Tras charlar un rato con un compañero de la universidad, me dirijo a Alex.
—Alex, ¿se puede saber qué diablos te pasa?
Lleva todo el rato sin decir una sola palabra, malhumorado.
—Mírala, es una descarada —observo a su novia bailando con la mía, mientras algunos idiotas las miran embobados —Le importa una mierda que yo esté aquí.
Aprieto la mandíbula. Que ni se les ocurra acercarse.
—Me me va a oír, claro que me va a oír —termina su whisky y va en busca de Nat.
Yo me dispongo a seguirlo, pero entonces alguien se interpone en mi camino.
—Hey, ¿cómo lo estás pasando? —pregunta Alice.
Le doy una sonrisa de boca cerrada.
—Bien, ¿y tú?
—Estaría mejor si bailaras conmigo —ríe, y frunzo el ceño. ¿Por qué querría bailar conmigo?
—Lo siento, tengo que ir con Alex —me disculpo.
—Venga, no seas aburrido —finalmente consigue convencerme y me arrastra a la pista.
Me siento incómodo cuando Alice se pone de espaldas, bailando muy pegada a mí.
Luego se gira y baja su mano por mi pecho, sin dejar de bailar. Lame sus labios rojos, mirándome a través de sus pestañas, y se acerca de tal manera que su aliento roza mis labios. La miro completamente desconcertado. ¿Qué carajos está haciendo? ¿Y por qué coño no la detengo? Entonces me pongo rígido cuando lleva su mano a mi pene sin ningún pudor.
Después desaparece de mi vista como si nada.
Tardo un tiempo en reaccionar, aturdido por lo que acaba de suceder.
¿Qué demonios?
Desde que nos hicimos muy amigos en la universidad nunca le di motivos para que pensase que tenía otras intenciones con ella. No me interesa de esa forma. Es más, sabe perfectamente que estoy con Paula, y que es la única con quien quiero estar.
Su dulce voz me saca de mis pensamientos.
—Iván, ¿ocurre algo?
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Tú, mi debilidad © #2
Teen Fiction-¿Y por qué tendría que creerte? Una lágrima se desliza por su mejilla, y me siento tan miserable. Nunca me perdonaré el daño que le hice. -Porque, aunque me cueste aceptarlo, tú eres mi debilidad.