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Una semana después...

Paula

Desde que murió papá mi cumpleaños perdió sentido. No se sentía igual sin su presencia. Este día suelo ponerme bastante melancólica, y solo me dan ganas de llorar.

—Cariño, ¿no piensas levantarte de esa cama? —dice mi madre desde el umbral de la puerta —Se te va a hacer tarde para ir a la universidad.

—Ya voy —murmuro levantándome a regañadientes.

Una vez lista bajo a desayunar, y allí me reciben unas tortitas recién hechas con chocolate. Inmediatamente mis tripas rugen, y quiero devorarlas.

—¿Qué pensabas, que me había olvidado de tu cumpleaños? —dice mamá —Muchas felicidades, hija. Aún no me creo que te estés haciendo mayor. El tiempo pasa tan rápido... —sus ojos se cristalizan, y tengo que contener mis ganas de llorar.

—Gracias, mamá —sonrío apenada —Por estar siempre conmigo y... por las tortitas.

—No hay de qué, cariño —me mira con ternura —Ahora come o llegarás tarde.

🌙🌙🌙

—CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ, TE DESEA TU MEJOR AMIGAAAAA, CUMPLEAÑOS FELIZ! —canta Nat en el campus, y quiero que la tierra me trague en estos momentos.

—Gracias, amiga, pero no quiero que se entere toda la universidad —digo ruborizada.

Ella rueda los ojos.

—Que se enteren, HOY HACE 18 AÑOS NACIÓ MI MEJOR AMIGA, ¿ME OYEN? MI HERMANA, MI CONFIDENTE, MI CÓMPLICE...

Río por sus locuras.

—Te quiero, Nat —le doy un abrazo —Gracias por seguir soportándome.

—No, darling, gracias a ti —dice apretándome con fuerza —Luego iré al hospital a ver a tu hermano, ¿me acompañas?

—Claro.

🌙🌙🌙

Nada más abrir la puerta de la habitación me quedo atónita.

—¡Sopresa! —gritan todos, incluyendo Nat detrás de mí. ¿Pero qué?

Alex y Mamá llevan un gorrito de fiesta, Bruce una serpentina e Iván una banda de cumpleaños que intuyo que será para mí. Todo el cuarto está decorado con globos, e incluso hay una tarta de chocolate.

Me cubro la boca, sin saber cómo reaccionar. No me esperaba esto ni en broma.

—Cariño, sé que me dijiste que no querías celebrarlo, pero no pude dejarlo pasar —pronuncia mamá. Así que ella planeó todo esto —Hoy es un día especial.

—Muchas felicidades, Paula —Bruce se acerca para saludarme con una bolsa en sus manos —Esto es para ti.

—Gracias, Bruce, pero no hacía falta —digo apenada.

—Tonterías, ábrela —me anima. Siento la mirada de todos sobre mí mientras abro la caja.

La boca se me hace agua cuando veo varios croissants de chocolate, todos perfectamente colocados.

—Sé que te gustaron mucho cuando fuimos a la cafetería —sonríe, y lo abrazo.

—Huelen delicioso, muchas gracias, Bruce.

—No hay de qué.

—Amiga —Nat me llama, y me giro —Ojalá te guste.

Es un álbum con fotos desde que éramos pequeñas hasta ahora, con algunas dedicatorias. Tiene tanto valor para mí...

—Me encanta, Nat —la abrazo.

Después se acerca Iván con su encantadora sonrisa, tendiéndome otro regalo.

—Felicidades, bonita, espero que sea el primero de muchos cumpleaños que estemos juntos.

—Gracias, amor, así será.

Abro la cajita y me quedo pasmada al ver lo que hay dentro. Es una pulsera de plata, grabada con la siguiente frase: Por siempre, tú.

—Qué preciosidad, me encanta —susurro mirándolo —Te quiero demasiado.

—Yo más a ti, bonita.

—Siempre la llevaré conmigo.

—Me va a dar diabetes —interviene Alex desde la cama, y ruedo los ojos —Ven aquí, anda.

Me acerco a él y me da un beso en la mejilla.

—Felicidades, hermanita —sonríe —Yo no tengo regalos, pero sí mucho amor para darte —lo abrazo con fuerza. Ojalá nunca me falte —Papá estaría orgulloso de la mujer en la que te has convertido.

—Y de ti, te lo aseguro —musito.

Mamá nos observa con lágrimas en los ojos, y me acerco para abrazarla.

—No me hagas caso, hija —dice entre sollozos —Estoy un poco sentimental. Quizás por el período.

Río.

—Ten, a ver si te gusta —me da otra bolsa.

—Carajo, me voy a llenar de regalos —digo, y todos ríen.

Es un bolso de color rosa y blanco, junto con una cartera del mismo tono.

—Es precioso, mamá —pronuncio, ella me guiña un ojo —Muchas gracias a todos por los regalos, y por acompañarme este día. Significa mucho para mí, de verdad.

Ellos asienten con una sonrisa.

—Bueno, chicos, ¿quién quiere tarta? pregunta mamá. Todos contestamos al unísono, haciéndola reír.


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Les recuerdo que el próximo capítulo será el último.

💔

Tú, mi debilidad © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora