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Iván

No pienso rogarle más. Si no me quiere creer, allá ella. Nunca he ido detrás de ninguna chica, y Paula no será la excepción.

Sin embargo, no puedo evitar sentirme mal conmigo mismo. Yo me encargué de echar a perder nuestra relación por culpa de mis celos y de mi estúpida borrachera.

Pero la traidora de Alice me la jugó con esa maldita foto.

No quise decirle la verdad a Paula para no hacerle más daño. Si tan solo supiera la clase de persona que es su amiga...

Alejo los pensamientos de mi mente cuando diviso una figura en la puerta de mi casa.

Alex.

—Hermano, ¿qué haces aquí? —pregunto con el ceño fruncido.

—Quiero saber si lo tuyo con mi hermana se acabó, y por qué.

—Primero entremos en casa —propongo, él asiente —Estaremos más cómodos.

Una vez dentro, comienzo a hablar.

—... y todo fue mi culpa. Yo no quise, Alex, pero...

Entonces estrella su puño en mi boca.

—¡Te atreviste a hacerle daño! —exclama —Tú, que te hacías llamar mi amigo.

—Está bien, me lo merezco —digo sin inmutarme.

—Paula es la mujer que más quiero junto con mi madre y Natalia —nunca lo había visto tan serio —Y tú decidiste engañarla como un maldito cobarde.

—Créeme que si pudiese cambiar las cosas lo haría —murmuro, apesadumbrado —Pero lamentablemente no puedo volver atrás. Lo siento.

—No te perdonaré esto —dice implacable —Hasta aquí llegó nuestra amistad.

Gira sobre sus talones para abandonar mi casa, pero mi voz lo detiene.

—Podré haber sido un cabrón, pero nunca dudes de mis sentimientos hacia ella. Es lo mejor que me pasó en mucho tiempo.

Me da una última mirada y después se va, dejándome solo con mis atormentados pensamientos.

🌙🌙🌙

Últimamente no logro conciliar el sueño, y me está pasando factura en la universidad. Me cuesta concentrarme en las clases, también a la hora de estudiar. No puedo seguir así, o suspenderé los exámenes.

Voy camino a la cafetería cuando alguien se me atraviesa en el camino.

La innombrable.

—¿No te cansas de lamerme el culo? —río sin humor.

—Qué grosero estás conmigo después de lo que pasó entre nosotros...

—¿Cuántas veces te tengo que decir que entre nosotros no pasó absolutamente nada? —inquiero, irritado —Tú misma dijiste que me quedé dormido.

—Pues sí, ¿pero qué me dices de ese beso tan ardiente con el que me recibiste? —lame sus labios, acercándose.

Toco uno de sus hombros para empujarla.

—Déjame de una puta vez —me está colmando la paciencia —O te denunciaré por acosadora.

—¿Ah, sí? —sonríe —Hazlo, yo les mostraré nuestra foto tan comprometedora.

—Vete al carajo —murmuro apartándola de mi camino.

—No te dejaré escapar, rey —la oigo decir, y aprieto los puños —Serás mío.

Me giro hacia ella para encararla.

—Ojalá Paula se dé cuenta de la zorra traidora que eres.

Ella se ríe.

—Me importa muy poco tu Paulita —dice la muy descarada —Yo únicamente lucho por lo que quiero.

—Estás jodidamente loca —digo incrédulo.

—Exacto, pero por ti —me guiña un ojo
—Desde el primer día en que te vi.

¿Qué coño está diciendo?

—Estás mal, muy mal —giro sobre mi eje y continúo mi camino hacia la cafetería.

No queda nada de la chica que un día ayudamos.

O quizás siempre fue así y no nos dimos cuenta.

Tú, mi debilidad © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora