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Salgo de la ducha tiritando y me acerco a la estufa para calentarme. Cojo mi móvil para cambiar de canción cuando observo un nuevo mensaje.

Es Bruce.

Hey, desaparecida, ¿ya no te acuerdas de mí?

Sonrío al leerlo y tecleo:

Claro que sí, tonto, ¿cómo estás?

Inmediatamente me contesta:

Hasta los huevos de estudiar pero bien, ¿y tú? ¿Te apetece quedar mañana?

Me hará bien despejarme, así que acepto.

Venga, mañana te digo la hora :)

Perfecto ;)

Pulso en aleatorio y se reproduce la canción que tanto me recuerda a él. I hate u, i love u. ¿Por qué soy tan desgraciada?

Cierro los ojos e inevitablemente pienso en qué estará haciendo en estos momentos. ¿Me extrañará? ¿O solo soy una más en su vida?

Una parte de mí quiere que no se rinda, que siga luchando por mí, pero otra desea no verlo nunca más para olvidarlo de una vez. «Como si fuera tan fácil», murmuro para mis adentros.

Jamás pensé que una persona pudiese llegar a marcarme de esta manera tan fuerte. Con él descubrí el significado de querer, de sentir, revelé partes de mí que desconocía por completo, y también aprecié el apoyo y la protección que me proporcionaba en todo momento. Es el primer y único chico que me ha hecho tan feliz en poco tiempo.

Pero antes que él, está mi amor propio.

🌙🌙🌙

—¿A dónde vas? —pregunta mi hermano desde el sofá.

—No te importa, chinchorrero —respondo mientras me pongo el abrigo.

—Espero por tu bien que no vayas con él.

Me giro hacia él con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—Lo sé todo —contesta, y maldigo entre dientes. ¿Cómo coño se enteró?

Oh, Nat...

—Me alegro, ahora voy a salir con Bruce, ¿también me lo vas a impedir?

Él rueda los ojos.

—Está bien, pero ten cuidado.

—Sí, papá —digo irónica.

—Paula, es en serio —pronuncia —No quiero que sufras de nuevo.

—Tranquilo, eso no pasará —advierto, girando sobre mis talones. Suelto un suspiro y vuelvo a girarme —Gracias por preocuparte, Alex.

Estos últimos días he sido una idiota con él, y no se lo merece. Aunque a veces quiera matarlo, es mi hermano, y lo adoro.

—Para eso estoy, hermanita —esboza una sonrisa lánguida, y lo miro confusa. ¿Está triste o es cosa mía?

—¿Estás bien? —inquiero, acercándome.

—Claro, idiota —ríe —Ya vete, tu amiguito debe estar esperándote.

—Gracias por echarme —ruedo los ojos, dirigiéndome a la puerta.

🌙🌙🌙

—Su mirada está apagada, señorita —recrimina Bruce, enarcando una ceja —¿Cuál es el motivo de su tristeza?

—Hasta tú te has dado cuenta —río, negando con la cabeza —No es nada.

—Venga, suéltalo —me alienta, sentándose en uno de los bancos del parque. Yo imito su acción  —Puedes desahogarte conmigo, aunque no me conozcas mucho.

—Es que... terminé con mi relación —respondo mirando mis manos —Yo no quise, pero...

—Tus motivos tendrás —dice —Sé que es duro, yo también pasé por eso, pero tienes que seguir con tu vida.

—Pero lo quiero —murmuro, mirándolo —Lo quiero demasiado.

—El tiempo es un buen amigo, créeme —menciona, apoyando su mano en mi hombro —Y tú eres una chica fuerte, estoy seguro.

—Gracias, Bruce —esbozo una pequeña sonrisa —Me ha hecho tan bien conocerte...

—Y a mí —sonríe —Me has sorprendido para bien.

—¿Qué pensaste de mí cuando me conociste? —digo con curiosidad.

—Que eras una de estas chicas creídas y pasotas —admite, y abro la boca ofendida.

—Qué fuerte —bromeo —Aunque yo también pensé que eras un mujeriego, para qué mentir.

—Solo soy simpático con todas las damas —dice encogiéndose de hombros.

Río por sus ocurrencias.

Tú, mi debilidad © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora