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—No juegues de esta manera, diablita —susurra Iván mientras dejo besos húmedos por todo su cuello. Me encanta provocarlo.

Suelto una risita y lo miro desafiante.

—¿O qué?

Él se incorpora y se pone encima de mí para luego levantar mis brazos, aprisionándome.

—O te haré gozar —dice inclinándose y pasando su lengua por mi cuello. Cierro mis ojos, sintiendo cómo una oleada de calor se apodera de mí. Se deshace de mi camiseta y quedo en sujetador ante sus ojos, los cuales brillan con pasión y lujuria.

A continuación estira mi sujetador, recorriendo cada centímetro de mis pechos. Arqueo mi espalda, respirando pesadamente.

Me arrebata el pantalón en cuestión de segundos. En estos momentos quiero abofetearme mentalmente por llevar un tanga de Minnie Mouse. Un vestigio de diversión y deseo brilla en sus ojos.

Entonces se despoja de mi tanga, agarra mis nalgas para atraerme a él e introduce su lengua en mi sexo, saboreando mi palpitante clítoris. Su excitante contacto hace que mis sentidos sufran un cortocircuito.

—¿Te gusta? —su voz es ronca.

Gimo en respuesta, incapaz de pronunciar palabra alguna. No quiero que se detenga por nada del mundo.

Abro aún más mis piernas y penetra su lengua de nuevo en mi sexo para juguetear con mi clítoris, formando círculos en el centro que me dejan sin aliento. Después introduce sus dedos, provocando ardientes temblores por todo mi cuerpo.

—Te necesito dentro de mí ya —ruego al borde de la desesperación. Él me complace deseoso, llevándome al éxtasis.

🌙🌙🌙

—Cariño, solo queda una semana para tu cumpleaños —comenta mamá emocionada, y frunzo mis labios. Ya se me había olvidado.

—Sí, pero no lo celebraré —murmuro antes de coger unas galletas de chocolate —Así que no quiero regalos —enarco una ceja en su dirección.

Ella pone mala cara, cruzándose de brazos.

—No te enfades, ¿sí? —acuno su rostro, dándole un beso en la mejilla —Me voy al hospital.

—¿Iván no va contigo?

Niego.

—Él irá después.

Cuando voy llegando, escucho risas procedentes de la habitación de Alex. Creí que estaba solo. Frunzo el ceño y me apoyo en la puerta, oyendo una voz familiar. Bruce.

—Sí, no puedo negártelo... —sé que está mal oír detrás de la puerta, pero no puedo evitarlo —Tu hermana me gusta mucho.

Espera, ¿qué?

—Joder, tío, te fuiste a fijar en la menos indicada —ríe Alex.

—Lo sé —murmura este —Sé que no tengo posibilidades, pero quiero ser su amigo.

Estoy completamente desconcertada. ¿Desde cuándo? ¿Por qué yo?
Tomo una bocana de aire y abro la puerta, interrumpiendo.

—Holis —saludo casual. Alex se dirige a mí.

—Mira quién ha venido a verme —comenta, señalando a Bruce. Él sonríe y se acerca para darme dos besos.

—¿Cómo estás, Paula?

Mierda, ahora no sé ni cómo actuar.

—Eh... bien, ¿y tú? —contesto un poco nerviosa —¿Queréis que os traiga un café?

Ambos asienten.

—Bien, no tardo —salgo rápidamente de la habitación y suelto un suspiro. Carajos, que situación tan incómoda. No puedo ni verlo a la cara.

Doy un respingo cuando alguien toca mi hombro. Me giro asustada, viendo a Bruce. Mierda.

—¿Se puede saber qué te pasa conmigo? —dice con el ceño fruncido.

—Eh... yo... —balbuceo —Te escuché...

—Lo sabía —ríe, negando con la cabeza
—Escúchame, Paula —sujeta mis hombros y me mira fijamente —Que yo sienta algo por ti no quiere decir que nuestra relación cambie, ni mucho menos.

—Sí que cambia —respondo —No quiero hacerte daño, tú sabes que tengo novio.

—Lo sé, pero yo seré el mismo contigo —asegura, relajándome un poco —Ante todo somos amigos, ¿no?

—Yo te aprecio, Bruce —le doy un abrazo, él me corresponde con fuerza —Y me gusta que seas tan comprensivo.

—Menos mal que todo está aclarado —suelta un suspiro —No soportaría que te alejases de mí.

—Suelta a mi novia ahora mismo.


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Ya queda muy poco para terminar la historia :(

Tú, mi debilidad © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora