Aquí estábamos frente a frente, Lucius me sonreía, su sonrisa no escondía secretos era simple y al mismo tiempo sincera. Extendía su mano hacia mí, me pedía que confiara en él con ese simple gesto, me sentía estúpida, después de todo hace mucho tiempo que le había entregado mi confianza a pesar de las cosas que mi familia pensaba. Aún así, debía conocer todo lo que pudiera de él.
- Diría que quieres algo más. - Rompo a reír, cierro la puerta de su departamento, el interior estaba más iluminado de lo que recordaba. Cruza sus brazos tras su espalda guiandome a su sala. Me detengo por un segundo, recuerdo a Klaus y Romina, había tomado la decisión de olvidar este absurdo sentimiento y sentirme feliz por ellos, después de todo, ella era mi mejor amiga y él mi familia.
- Si las cosas hubieran sido diferente, quizás me hubiera enamorado de ti. - Me mira al oirme, no dice nada a mis palabras, tampoco esperaba que eso pasará. - ¿De verdad la amabas?
No tenía que ser adivina para saber que mi pregunta le sorprendió, lo notaba en la forma que sus manos temblaron al sostener un vaso de agua que reposaba encima de la mesita de centro.
- Con locura, muchas veces despertaba con ella a mi lado. - Toma asiento recostando su espalda del sillon, observa al techo, quizás sumido en aquellos recuerdos. - su espalda desnuda, ese cabello que lograba hacerme cosquillas al tocar mi piel, era...ella era, ni se como definir lo que era para mi.
- ¿Especial? - Asiente con una suave sonrisa, podía sentir en sus palabras el amor que sentía por ella. - Es la primera vez que te siento tan sensible al hablar.
- Y es la primera vez que soy sincero sobre mis sentimientos. - Toma un sorbo de su vaso. - Debo decir que yo era un maldito, la hacía miserable, le arrebate más de una vez sus ilusiones, la engañe con más de una mujer, no importaba si eran diosas o mortales sólo lo hacía para demostrar que ella era una más en mi lista. La verdad no recuerdo cuantas pasaron por mi lecho, aunque estuve con muchas ella siempre era diferente.
- Lucius...- Me mira. - ¿Me quiere muerta?
Asiente.
- A ti y tú padre, mi deber era enamorarte para que nunca dudaras de mi, que fueras capaz de creer ciegamente en mi hasta que tu misma entregaras Apolo y así él ser libre, eso debía hacer, pero mi visión cambio.
- ¿Por qué cambiaste? - Desvía su mirada, veía hacía su ventana.
- Vi en ti algo que nunca antes había visto. - Vuelve a mirarme. - Encontré en ti la compasión, el sentido de lealtad, de amor pero más que nada, vi que no eras como los demás, en ti no encontré la malicia que otros humanos tienen, ese sentimiento de envidia al ver que no pueden tener lo que desean y me refiero al amor de Klaus, tu lo quieres pero sobretodo eres tan leal a Romina que nunca le harías daño, los quieres ver feliz y aceptas la realidad esperando que en algún momento tú puedas ser igual de feliz.
- Antes que el amor, está ella que siempre me apoyo, me ayudó a levantarme cuando la vida me golpeaba, - No puedo evitar sonreír al recordar los momentos que viví con mi amiga. - Romina no es mi mejor amiga, es mi hermana y se que su vida no ha sido fácil al igual que la mía, saber que ahora ella es tan feliz con él me hace sentir mucha dicha. Ambos se aman y yo los amo, no en el sentido romántico, los amo de una forma fraternal y lo que más deseo es que ella y él puedan estar juntos sin importar los inconvenientes.
Alzó la mirada hacia Lucius, me sonríe.
- No puedo prometer que Caos no saldrá de ese encierro, no puedo jurarte que estarás bien, pero si puedo decirte que haré lo que pueda para que al menos está batalla no te afecte demasiado.
- Gracias, Lucius.
Era la primera vez que me sentía tan segura al estar junto a él. Ambos comenzabamos a conocernos sin tener de por medio a terceros que interfieran, Lucius no era como se mostraba ante los demás, una persona fría, sarcástica, alguien a quién no le importaba algo más aparte de él mismo, era todo lo contrario a Caos, era cierto que ambos eran un ser independiente del otro y eso me gustaba, me gustaba que no dependiera de ese Dios, aunque por otro lado tenía miedo que al final ese débil lazo que una vez los unió estuviera latente, que al final Caos lo absorba y consuma a ese chico que comenzaba a conocer más.
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Fénix oscuro
LosoweElla era una persona normal, pero la vida se encargó de quitarle lo que más amaba, desde ese instante se vio envuelta por el misterio. ¿Por qué creer en los dioses no está de más? El Caos fue el origen de la vida y su vida fue enredada en los lazos...