Romina
Para nadie era difícil imaginar que ahora para ella todo era extraño, no había pasado mucho más de un mes desde que descubrió la existencia de los dioses, no sólo eso, también estaba él hecho que se enamoró o mejor dicho, se interesó en uno pensando que era su primo lejano, y este resultó ser mi pareja. Antes de conocerla podría decir que me interesaba única y exclusivamente proteger a la humanidad, era la hija del Caos, nacida de su esencia y poder, la hermana de Érebo, otro de sus hijos, su amante eterna y esposa. Pero las cosas no fueron siempre como las creí. -Tomo un sorbo de mi bebida y miro hacia el jardín, las ninfas jugaban entre los arbustos con los pequeños pájaros en sus nidos. – Nací nuevamente en el seno de una familia adinerada, con un hermano que me hace bromas constantes, durante mi período de crecimiento mis memorias y mi poder estuvieron sellados en mi mente, dentro de mi alma hasta que ella volviera abrir sus ojos. Ese día lo recordaba perfectamente, estaba en el parque jugando con mi hermano, nuestra madre no era más que una ninfa fingiendo ser una mortal, la única forma de nacer en seno humano, era desde el vientre de alguno de nuestros semejantes, lo único que Amor tuvo que hacer fue llevar mi alma a su ser y que todo comenzará. Ese día en particular, ella estaba nerviosa, muy ansiosa, no lograba entender que le pasaba, solo nos dejamos llevar al parque de siempre, vivíamos en ese entonces en una pequeña ciudad de Italia; Florencia, esa mañana era cálida comparada como muchas otras, nos encontrábamos cerca de nuestra residencia temporal, mi padre había estado investigando sobre un extraño escrito en griego antiguo que habían encontrado cerca de las ruinas de la vieja acrópolis de Atenas, tenia cuatro años en ese momento, fue entonces que lo vi, era alto, de cabello castaño, con su piel bronceada y sus ojos de un azul profundo, parecían pintados por algún artista; mamá hablaba con él sin dejar de mirarnos, nos dio una sonrisa y tomó la mano de aquel sujeto para luego desaparecer, ella siempre decía que le tocaría desaparecer cuando su misión estuviera completa y asi lo hizo, nos cuido hasta el momento que nació la llave de mi padre, hasta el instante que Caos despertó al sentir su esencia desde el profundo tártaro. Mi cuerpo temblaba de enojo, no podía dejar de llorar al recordar todo, mis recuerdos habían sido liberados, mi poder se encontraba libre. Y aquel dios seguía allí esperando por mi, pero no me iría a su lado, él podría ser el dios de los mares, pero no era mi dios. Recuerdo haberle enfrentado ese día, apenas era una pequeña niña con el poder de muchos hombres, Poseídon busco matarme, pero no pudo hacerlo, fallo en intentarlo y desapareció.
>> Mi hermano había visto todo, estaba asustado y sorprendido por lo que ocurrió, no sabía que decirle para que se calmará y solo pude hacer una cosa para protegerlo, borrar sus recuerdos de ese momento, manipule los recuerdos de mi padre y los suyos, hice ver que madre había fallecido en un accidente de tránsito, les deje en sus memorias un hueco vacío. Después de ese día todo fue diferente, comencé a oír a los dioses, sentía la ira de Caos aumentar, pero más que nada, sabía que él fénix había despertado, aunque débil, estaba latente y buscando su carta del triunfo.
Tomó un sorbo de mi vino, el sabor de las uvas mezcladas con las avellanas endulzan mi paladar, era la primera vez en muchos años que volvía a probar el néctar de un dios. Helena, deja a un lado la rosa con la que jugaba mientras me escuchaba y vuelve a mirarme esperando que continúe.
>>Como muchos otros dioses, vinimos a Portugal buscando dónde yacía la esencia que nos indicaba que Caos volvería, convencí a mi padre de venir a vivir a Lisboa, en ese entonces mi padre me llevo junto a mi hermano a una fiesta de beneficencia en la playa, la organizaba tú abuela, fue cuando la reconocí; Amor, tenía otra apariencia pero sabía que era ella. Tú estabas a su lado, no tenias mucho más de cuatro años en ese momento.
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Fénix oscuro
AcakElla era una persona normal, pero la vida se encargó de quitarle lo que más amaba, desde ese instante se vio envuelta por el misterio. ¿Por qué creer en los dioses no está de más? El Caos fue el origen de la vida y su vida fue enredada en los lazos...