Capítulo 20

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Ninguno de los que conocian a Naruto podían creer que el estuviera muerto, las personas que Hinata no reconoció eran empleados de los padres de Naruto, quienes fueron para informarles sobre donde yacían los restos de la familia para que los visitaran, ya que el tiempo y la distancia no había permitido que la familia Hyuga asistiera al funeral, además de que Hiashi no había tenido valor suficiente para informarle a su hija del fallecimiento de la familia Uzumaki.

Hinata estaba acostada sobre su cama cubierta con una sábana, lentamente se levantó sintiendo su cuerpo cansado, a su lado vio a su padre que la miraba con preocupación, lentamente recordó la noción de lo último que aconteció, sus lágrimas se adueñaron se sus ojos comenzando a salir, no había sido una pesadilla, era la realidad.

—Nooo!... papá e-el

—Lo siento tanto hija. –La tomo en sus brazos donde ella lloro desconsoladamente, por varias horas.

Su llanto se extendió por muchos días más, no comía, no podía asimilar que lo había perdido para siempre, que jamás podría escuchar su voz, mirar sus ojos, su sonrisa y sobre todo su calor

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Su llanto se extendió por muchos días más, no comía, no podía asimilar que lo había perdido para siempre, que jamás podría escuchar su voz, mirar sus ojos, su sonrisa y sobre todo su calor. Todo eso solo existiría en su memoria, no era la misma, parecía una muerta en vida, su padre le había contratado ayuda profesional, pero ella no quería escuchar a nadie, ni sus amigas podían hacer algo, tampoco Hanabi, Hinata se alejaba de todos.

Había decidido dejar de luchar, la vida para ella no tenía sentido, aprovecho un solo descuido para deshacerse de ese dolor que la consumía y tratar de alcanzar a su único amor. Lentamente cogió una navaja se dirigió a la bañera donde se metió colocando el cerrojo, no quería que nadie se interpusiera, lleno la bañera con agua fría donde una vez llena se metió, extendió sus muñecas y con suavidad acerco la navaja.

—Perdónenme pero no puedo más, perdóname mi amor pero sin ti no soy nada, ahora voy hacia ti. -Presiono el filo en su piel haciendo que atravesara las venas, cuando lo logro se apresuró hacer lo mismo con la otra muñeca, una vez cortadas sus muñecas tiro la navaja cerrando los ojos, esperando que pronto el dolor se desvaneciera para siempre.

 -Presiono el filo en su piel haciendo que atravesara las venas, cuando lo logro se apresuró hacer lo mismo con la otra muñeca, una vez cortadas sus muñecas tiro la navaja cerrando los ojos, esperando que pronto el dolor se desvaneciera para siempre

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—¿Qué haces aquí Neji? ¿Cómo te atreves después de lo que hiciste?

—Vine a ver a Hinata, a pedirle perdón...

—No, vete si no quieres que le hable a la policía

—Escucha solo quiero verla, sé que está mal

—¿Y crees que con verla se le pasara?, ¡por favor eres al que menos desearía ver!

—Por favor solo un instante, créeme lo menos que quiero hacer es hacerle daño.

—Ya hiciese demasiado, ¡Hey! ¡A dónde vas! ¡No puedes pasar! ¡Detente!

—¡Hinata! .-Entro a la casa buscándola pero no la encontró, con Hanabi detrás suyo la busco cuarto por cuarto hasta entrar a la habitación de huéspedes donde el piso estaba mojado, dirigió su mirada a la puerta del baño donde salía el agua y para la sorpresa de ambos el agua tenía un tono escarlata, ambos abrieron los ojos con horror, sin más Neji se dispuso a derribar la puerta, cuando lo logro ahí estaba Hinata, sumergida en la bañera con la piel más pálida de lo normal.

—Hinata!!!. -Ambos corrieron a ella

—¿Qué intentabas hacer? - Neji pregunto horrorizado tratando de sacarla de la bañera.

Hanabi cogió con torpeza unas toallas y las envolvió alrededor de las muñecas, ambos pensaron lo peor pero notaron que aún tenía pulso.

—¡Presiona!, ¡iré a llamar una ambulancia! –Exclamo Hanabi sin perder tiempo corrió por el teléfono.

—Hina ¿Por qué? –La sujeto con fuerza, como pudo la tomo en brazos, y salió con ella, necesitaba ayuda urgente.

La saco de la casa, Hanabi al ver eso se alarmo, le pidió que no la moviera tanto, ahí en el jardín esperaron la ayuda, algunos vecinos se acercaron cuando la ambulancia hizo acto de presencia y los paramédicos se acercaron con una camilla a gran velocidad.

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La familia completa de los Hyuga hicieron acto de presencia en el hospital central, Hiashi no estaba del todo contento con Neji ahí, pero cuando le dijo Hanabi que fue gracias a él que encontraron a Hinata él le agradeció ahora solo debía esperar, ya llevaban más de cuatro horas, esperando información sobre el estado de su hija.

—¿Familiares de la señorita Hinata Hyuga. -Pregunto un médico.

—Sí, soy su padre ¿Cómo se encuentra?

—Está fuera de peligro, perdió mucha sangre, pero lograron traerla a tiempo, un poco más y no hubiera sobrevivido.

—¿Podemos pasar a verla? .-Pregunto Hanabi.

—Por el momento no, está descansando, quizás dentro de unas horas más.

—Por favor, queremos asegurarnos.

—Está bien pero un instante. –Cuando entraron a la habitación, el sintió como su corazón se estrujaba al ver así a su hija, estaba conectada a una máquina que media su pulso y con una intravenosa, se sintió fatal, había fallado a su promesa de cuidarla, su hija pudo a ver muerto, despertó de su trance cuando Hanabi lo tomo del brazo y camino con el hacia donde estaba acostada.

Su cuerpo se veía tan pequeño, tan delgado producto por su falta de apetito, su piel blanca al grado de preguntarse si en verdad eso era piel, su pelo sin brillo, el contorno de sus ojos era oscuro con grandes ojeras, verla así sin duda era un golpe a la realidad, no la habían ayudad correctamente, no habían podido hacer nada. Su hija se estaba muriendo de tristeza, de amor, de soledad.

Esta vez fue un rotundo milagro, pero era claro que si ella seguía así, lo volvería intentar y quizás, tal vez no habría próxima. Debía actuar rápido, no permitiría que su hija atentara contra su vida una vez más.

ÍMPETU:  SOLO MÍO (NH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora