🌟 FOREVER 🌟 [A Freebat story; love + smut].

Capítulo 9 - Solo Bésame.

El sonido de una leve melodía activó los sentidos de Freddy y le despertó de un sueño profundo. No sabía de dónde procedía, pero se aventuró a averiguarlo. Agarrando su muleta, y con el pijama todavía puesto, descendió por las escaleras hasta la cocina, y descubrió que aquel era el lugar de origen de aquella sonora aunque agradable sinfonía. Su sorpresa fue ver a Billy allí, solo, sin ninguna compañía más a su alrededor. Aquella sensación de rareza se debía a que todas las mañana la casa de los Vázquez estaba repleta por todos sus hermanos y ambos padres, moviéndose de un lado hacia otro, convirtiendo las mañanas en una ajetreada y ficticia versión del fin del mundo. Nada más lejos de la realidad, era la simple percepción de su familia de un adolescente con demasiada imaginación. Billy ya se había vestido y llevaba puesto un delantal largo de color blanco, con algunas manchas, símbolo de que había estado batallando duramente para conseguir el perfecto desayuno para su ¿novio? Todavía no estaba seguro de si podía utilizar aquella palabra en voz alta. Sabía que Freddy lo aceptaría, pero necesitaba un tiempo para poder asimilar que él y el rizado habían comenzado una relación. Ya no eran amigos, y tendrían que ocultar su amor ante los demás todos los días. Billy parpadeó de forma ágil y gesticuló su ya notada sonrisa. Aquella dulce sonrisa, que volvía loco a Freddy. Era su debilidad. Y más si, como en aquella ocasión, Billy se había puesto un gorro de cocina. ¿De dónde había sacado ese gorro? No dejaba de sorprenderle, pero se veía hermoso con él. Freddy sonrió.

–Buenos días, Freddy. –dijo un sonriente Billy. Parecía estar de mejor humor que de costumbre.

–Buenos días... –observó a su alrededor– ¿Qué está pasando aquí? ¿Ahora eres chef?

Billy no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. Había puesto la cocina patas arriba para hacer el desayuno. Tras lo sufrido y por todo por lo que había pasado Freddy creyó que era necesario hacer algo por él, de forma desinteresada. Aunque a Freddy solo le bastaba con tener su amor, con sentirle entre sus brazos... Billy había preparado crepes con nata y un par de batidos, sabía que el de chocolate era el favorito de Freddy así que se acercó al mercado a comprarlo la noche anterior.

Añadió diferentes sabores y siropes a las crepes para que Freddy no quedara descontento. Eso era lo único que le importaba, que él fuera feliz y se olvidara de los malos tragos, para así poder pasar página y comenzar a recolectar momentos inolvidables juntos. Quería borrar de su mente, al menos por algunos determinados instantes, los momentos de desolación y soledad de la escuela, el desgarrador episodio con aquellos abusones en el callejón, y la reacción de sus padres al ver su cara llena de heridas, las cuales habían comenzado a cicatrizar lenta pero exasperadamente. Con aquel improvisado aunque detallado desayuno, Billy intentaba acercarse más a Freddy. Deseaba crear un vínculo entre ambos. Lo estuvo pensando durante toda la noche anterior, mientras Freddy dormía abrazado a él, con sus ondulados rizos apoyados sobre sus pectorales. Aquella mañana tenían la casa libre y para ellos solos. Víctor tenía una reunión de trabajo muy temprano y Rosa había salido a desayunar fuera con la recién llegada Mary, mientras que Pedro tenía que acompañar al médico a Darla y a Eugene. Era la ocasión perfecta, y Billy no quería desaprovecharla. Colocó su desayuno pre-cocinado en una delicada bandeja de cristal y la posó sobre la mesa del comedor, dónde Freddy le estaba esperando. Justo cuándo Billy se tornó y se dio la vuelta para regresar a la cocina y desprenderse del delantal y del gorro, Freddy le agarró de la mano. Sus ojos parecían dos perlas brillantes, frágiles y sensibles.

-Gracias.

Freddy masculló en voz baja, dejando un breve espacio para que Billy tragara saliva y le acariciara la mejilla.

-No tienes por qué dármelas. Todo lo que hago, lo hago por ti. –no despegaba su mano de su mejilla ni por un mísero segundo. Su piel era tan suave que se le hacía imposible separarla de sus dedos.