Capítulo 13 - Luz Y Color.

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–Billy, para, por favor... –suplicó Freddy, entre suspiros.

–¿Y si no quiero...?

–Tengo que estudiar, Billy... Y-ya sabes que tengo un examen muy importante el lunes...

Freddy no podía terminar sus frases con determinación. Se encontraba en su escritorio, frente a su libro de Química, con Billy a su costado pegado a su cuello, realizando incesantes y apasionados besos contra su piel, mientras le acariciaba y le daba amor. Freddy amaba aquellos momentos en los que ambos tenían tanta intimidad, incluso a sabiendas de que aquellos suaves y pícaros besos de Billy le volvían loco y le hacían ver las estrellas, pero realmente necesitaba estudiar. No había sacado resultados decentes en los pasados exámenes debido a los últimos acontecimientos, como la pelea que acabó en cicatrices y heridas por todo su rostro, o sus deleitadas y empalagosas tardes de caricias y besos con su tan amado novio, quién estaba comenzando a distraerle de sus obligaciones. ¿Por qué no se imponía? Tal vez era demasiado débil como para apartarse de los irresistibles labios del joven Batson.

–Lo digo enserio... Yo... –de nuevo, su frase se vio entrecortada por los insistentes besos de Billy, quién posaba su boca mojada sobre la delicada piel de Freddy.

–Lo siento, amor, pero no puedo parar... Te ves tan lindo cuándo te concentras... –decidió alzar sus labios hasta la zona de la barbilla.

–¡Justo ahora no estoy concentrado! –rio Freddy, apartándose con cautela de la lujuriosa lascividad de su amado. Sin duda las hormonas le habían chocado fuerte.

–Está bien... Te dejaré estudiar. –aceptó Billy–. Pero...

–¿Pero...? –cuestionó Freddy, animándole a continuar...

–Antes quiero darte un premio que te ayude a estudiar. Sé que te dará mucha energía.

Sin dejarle contestar, Billy se inclinó sobre el rostro contrario y dejó caer sus labios contra los de Freddy, frotando su pasión y dejando que sus lenguas jugasen por el terreno de sus bocas. Billy se separó y se colocó justo detrás del rizado, rodeándole con los brazos y juntando su sonrojada mejilla con la suya.

–Eres increíble. –le suspiró Billy al oído.

Freddy sintió mariposas en el estómago. Giró la cabeza hacia atrás y pudo contemplar a Billy ya al lado de la puerta, con una sonrisa tan brillante que se podía contemplar incluso desde el fondo de la habitación. Pensó en lo afortunado que era. Pero rápidamente volteó su rostro y derivó sus pensamientos hacia las fórmulas químicas.

* * *

Ya habían transcurrido diversas horas desde que Billy abandonó la habitación para dejar a Freddy sumergirse en la concentración de los estudios. Mientras tanto, Batson estuvo viendo la televisión con sus hermanos y ayudando a Rosa y a Mary con la cena. Les explicó la situación de Freddy, y pudo convencerles para que le dejaran subir dos platos a su habitación y cenar allí con su mejor amigo y novio en las sombras. Al abrir la puerta de su habitación compartida, pudo ver a Freddy medio dormido sobre su escritorio, con un brazo apoyado sobre la mesa y el otro sobre su cabeza, con la boca y los ojos medio abiertos. Se veía adorable, aunque agotado.

–Esto es una tortura... Cuando acabe este examen voy a romper mis apuntes, quemar este libro y dejar que mi única lectura solo sean los comics. –recordó con añoranza–. Oh, los comics...

–Te ves fatal... –sonrió el castaño.

–Y tu muy guapo... ¿Qué traes en esos platos? –percibía un ligero olor, pero no lograba descifrar dicho aroma.

–La cena. Hoy la tomaremos aquí. Solo quiero pasar el rato contigo... Igual suena un poco cursi, pero desde aquel beso... Solo pienso en abrazarte y no soltarte jamás.

–Oh, querido Batson...

Billy rio, soltando una pequeña carcajada. Amaba cuando Freddy se ponía sentimental. Chocaba con su peculiar personalidad, y aquello, al fin y al cabo, le hacía amarlo todavía más. Observó como se levantó del escritorio y agarró su muleta, dirigiéndose hacia él con una sonrisa de oreja a oreja.

–Y yo te quiero tanto... Desde el primer día en qué te vi. Aquel muchacho que me robó la bala de Superman... Qué recuerdos, ¿verdad?

–Cierto... Y lo mejor de todo es que tenemos la oportunidad de crear muchos más. Juntos. Tu y yo.

Billy dejó los platos sobre el filo de la cama inferior y acarició el lateral del rostro de Freddy, sonrojándole y haciéndole temblar.

La noche fue única y especial, como todas las noches desde que habían decidido convertirse en novios. Billy agarró su portátil y decidió poner la película favorita de Freddy, una de esas de superheroes contra malignos villanos que él nunca llegaba a entender del todo, pero que disfrutaba al máximo al estar en compañía de su chico favorito. Una vez terminaron de cenar, apagaron las luces y se recostaron bajo las sábanas de la cama de Freddy, abrazándose y entrelazando sus piernas mientras observaban la película. Freddy nunca se había sentido tan cómodo. Quería compartir sus sentimientos con Billy. Sentía que Billy era el que siempre hablaba sobre su amor, y quería cambiar aquella percepción.

–Billy, esto... Esto es perfecto.

Billy volvió a sonreír y apretó más sus brazos sobre el cuerpo del rizado.

–Lo digo enserio... Nunca nadie se había preocupado tanto por mí... Y tú, sin embargo, haces cualquier cosa, por muy difícil que sea, para que yo sea feliz. –hizo una breve pausa y procedió–. Y por eso te amo, por cómo eres conmigo. Ojalá esto durara para siempre...

–Y puede durar para siempre. Solo depende de nosotros. No sé tú, pero yo no pienso dejarte escapar... –dijo Billy, riéndose a la vez que paseaba sus finos dedos por los brazos de Freddy.

–Tienes razón.

Y entonces, aquel sentimiento que Freddy tanto temía, aquel en el que Billy podía abandonarle algún día, desapareció y se esfumó sin dar marcha atrás. Billy besó a Freddy en la mejilla y comenzó a acariciar su cabello, mientras ambos contemplaban la película en completo silencio. Un silencio que Billy decidió romper varios minutos después.

–Oye, Freddy...

–¿Sí, Billy? –cuestionó su novio, dando un pequeño salto por el susto.

–¿Te apetece jugar?

La sonrisa de Billy aumentaba por momentos. Freddy no sabía a qué se refería, ni tenía la más remota idea de qué se trataba, pero de pronto sintió curiosidad. Sabía que no se arrepentiría, pues viniendo de Billy, seguro que valdría la pena.

–¿A qué juego?

🌟 FOREVER 🌟 [A Freebat story; love + smut]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora