Capítulo 21 - Adiós Por Ahora.

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Billy cayó al suelo redondo, la puerta cerrándose de inmediato tras de él. Estaba sentado, sus piernas tocando el suelo, aunque sentía un dolor tan intenso que pensaba que estaba completamente tumbado. Freddy lo ojeó con curiosidad. Había algo diferente en él, no solo por haberse sentado en el suelo y posar su cuerpo contra aquella vieja puerta de madera sin mediar palabra, sino porque sus labios estaban resquebrajándose, rozando la carne superior contra la inferior con el único propósito de no hablar. De no decir nada. Al menos en aquel momento.

Pero, evidentemente, Freddy quería (y necesitaba) escucharle.

-Billy...

No hubo respuesta. Tampoco al siguiente toque de atención. Billy se quedó ileso, traspuesto, aparentemente bloqueado en una realidad alterna, una en la que le hubiera gustado permanecer para siempre. Pero aquello era algo que no podía permitirse. "Tengo que afrontar esta situación", se repitió en su mente en repetidas ocasiones bajo la confusa mirada de Freddy, quién no tuvo más remedio que agarrar su muleta y emprender una ansiosa aunque lenta ruta hasta su amado.

Billy, por su parte, no pudo contener su dolor por mucho más tiempo. Primero fue una, luego dos... y al final perdió la cuenta. Tímidas aunque gruesas lágrimas se derramaron por sus mejillas y humedecieron su piel, enrojeciendo sus ojos y mojando el fino cabello de sus pestañas. De nuevo, no dijo nada. A Freddy se le rompió el corazón. Tanto, que también sintió la necesidad de llorar. No sabía por qué, pero ver a Billy tan triste, tan dolorido, tan indefenso, le revolvía el estómago. Solo quería que fuera feliz. Dios, le había costado tanto llegar hasta allí, hasta la felicidad, poder romper con su pasado para poder comenzar una nueva vida repleta de momentos joviales junto a Freddy. Y sin embargo, el chico alto y fuerte al que todo el mundo miraba en la escuela continuaba tirado en el suelo, incapaz de comunicarse con la persona que ahora estaba ante él. Freddy no pudo evitarlo. Aquella situación era casi idéntica a cuando Billy pasó su primera noche en aquella habitación y Freddy le preguntó por su vida pasada.

Freddy tampoco dijo nada. Sabía que Billy era un tanto impulsivo (solo a veces... de vez en cuando), tenía prontos, como todo el mundo. De hecho, aquel carácter protector fue sin ninguna duda lo que le hizo enamorarse de Billy Batson. Freddy no se contuvo y se apoyó justo al lado restante de la puerta, su hombro tocando el de su novio mientras sus manos se agarraban y sus dedos se entrelazaban. Entonces, y solo entonces, pudo notar la energía de Billy. Juraría que su corazón se había acelerado. Pero aquella solo fue una inocente suposición.

-Freddy, y-yo... He...

No había palabras suficientes para describir aquella situación. Tampoco vocablos adecuados con los que explicarle a Freddy que sus padres les iban a separar. Ya era demasiado escuchar algunos comentarios de burla en la escuela acerca de su sexualidad, pero escucharlo por la propia boca de su padre de acogida ya fue la grieta que asentó su destrucción interior. Parecía uno de aquellos melodramas que Freddy hacía de cada situación. Como cuando Billy agotó el gel de baño, o cuando no quedaban bastantes cereales en el desayuno, o incluso cuando Billy se equivocó y utilizó uno de sus cómics como papel de reciclado. Eran momentos adorables, sí, pero lejanos. Ahora algo todavía más grande les amenazaba: la idea de ser separados. Freddy todavía no lo sabía, por eso Billy estaba intentando buscar las palabras exactas para sonar lo más suave posible.

-Billy, ya sabes que sea lo que sea, no hace falta que me lo cuentes ahora. Ni mañana. Solo cuando tú sientas que debes hacerlo –Freddy remarcó, sonriendo y agarrando la mano del contrario todavía más fuerte.

-Pero esto no puedo callármelo. –Billy lloró y lloró, tanto que sintió que aquellas simples lágrimas podrían llenar un vaso entero–. Ni siquiera he llegado a entrar. Pero allí estaban, Víctor y Rosa, hablando sobre nosotros.

-¿Y qué decían? –Freddy cuestionó, intentando no derrumbarse también. Alzó su delicada mano y limpió con cierto temblor la mejilla izquierda de Billy, arrebatándole sus lágrimas para hacerle más sencilla el habla.

-No les gustamos... O sea, no les gusta lo que hacemos, lo que somos. Piensan que está mal...

Y como Billy temía, Freddy no respondió. Su boca se quedó abierta, profundamente ancha, en señal de completa sorpresa y ¿decepción? Billy no se atrevía a mirarle, ni si quiera quería pensar en cómo se veía él mismo. Allí tumbado, mendigando amor y cariño mientras las palabras se quedaban atascadas en su garganta.

-No-no te entiendo, Billy. Ellos nunca se han opuesto a lo nuestro. Nunca –repitió Freddy, esforzándose en entender aquella peculiar situación.

-Eso no es lo único, bebé...

A Freddy le pareció escuchar como su corazón se partía en pedacitos por dentro. Ya era demasiado duro ver a Billy de aquella manera, tan desolado, pero de algún modo siempre le hacía saber que era su prioridad. Aquel "bebé", o "corazón" o "mi amor" le llevaban a aquellas largas noches de invierno, donde todavía estaban descubriendo su amor y no hacían nada más que besarse a escondidas de los demás.

Pero aunque quisiera negarlo, las palabras de Billy tenían un cierto tono de despedida.

-Ellos... -Billy se paralizó por un rápido segundo, reprimiendo sus lágrimas para así poder hablar con claridad y determinación-. Ellos van a separarnos. Lo he escuchado. No sé cómo lo van a hacer... Pero lo harán, estoy seguro.

La mano de Freddy le apretó con mucha fuerza, tal vez demasiada. Y aunque seguía sin mirar al rizado, pudo escuchar unos difuminados llantos prominentes del lado contrario. Freddy también estaba llorando.

-¡No! ¡No pueden hacerlo, Billy! –Freddy gritó desde lo más hondo de su corazón. Y le daba igual. No le importaba si alguien en aquella casa le escuchaba. Porque lo único que le importaba era Billy Batson, y maldita sea, iría con él hasta el infierno si fuera necesario.

-Lo siento. Todo esto es culpa mía... -Billy susurró, causando que Freddy se despegara de él y chocara su cuerpo contra el suyo, con el rizado encima de él obligándole a mirarle a los ojos.

-¡Mírame! ¡Mírame, Billy! –lo consiguió-. No vamos a permitir que nos separen, ¿Entiendes? Porque sin ti todo esto no merece la pena. Yo... Si tú no estuvieras aquí yo no me levantaría cada mañana. No iría a la escuela... No te acompañaría a las misiones. Porque tú, el maldito y deliciosamente apuesto Billy Batson, eres el único que me da fuerzas para seguir adelante.

Billy esbozó una vaga sonrisa en su rostro, mezclada con húmedas lágrimas. Pero fue suficiente para Freddy.

-No solo por tus besos o por todas esas cosas tan increíblemente buenas que me haces cuando estamos solos... -Ambos rieron, chocando sus frentes y deslizando sus manos por sus recién mojadas caras-. No te vayas de mi vida, Billy. Solo te pido eso.

Pero aquella era una promesa que Billy no podía aceptar.

* * *

Ni si quiera pasó una semana de la alarmante noticia. Tal vez cinco o seis días. Billy y Freddy tenían esperanzas en que Víctor se replanteara la idea de separarles. Pero no fue así. La escuela estaba lejos de terminar, todavía quedaban unos cuantos meses, pero la mejor solución a ojos del patriarca era alejar a Billy. No quería enviarle a otra casa de acogida, pues pensaba que la situación era temporal. En su lugar, Billy fue enviado a un campamento.

Billy no mostró ningún interés. No quería saber de qué trataba aquel campamento o dónde estaba situado. Solo quería permanecer junto a Freddy Freeman. Sin embargo, su padre de acogida le informó sobre su salida la misma mañana en que tenía que abandonar la casa. Y así lo hizo. Con sigilo y tristeza, Billy preparó una desordenada maleta y abandonó su hogar. Su familia.

No quería despertar a Freddy. Se veía tan lindo durmiendo. Sabía que solo le iba a causar dolor y haría la despedida todavía más complicada.

Ya en el coche, de camino a aquel campamento, Billy cerró los ojos y pensó en la nota que había dejado delicadamente bajo la almohada de Freddy.

Y como si se tratara de un bucle sin fin, las lágrimas volvieron a resurgir. 

🌟 FOREVER 🌟 [A Freebat story; love + smut]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora