00 - Prefacio

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El mundo del cultivo había sufrido importantes incidentes estas últimas décadas. Las bajas por parte de todas las sectas fueron significativas, al punto de alertar a las personas comunes, quienes indudablemente se vieron afectadas, de manera indirecta, por los innumerables sucesos que movilizaron a los cultivadores de las artes espirituales. Por temor a los conflictos dentro del mundo de la cultivación o intento de resguardarse, algunos abandonaban sus cabañas y viajaban largos caminos, otros decidían seguir confiando en las habilidades de estas personas especiales, pues requerían de su ayuda para eventos que sobrepasaban su imaginación o capacidad. 

Las sectas menores estaban esparcidas acorde a la cantidad de distritos, y cada uno era responsable de su área. En busca de su propio crecimiento, tomaban discípulos capaces de levantar una espada y cultivar con ella un camino espiritual capaz de defender el camino del bien y erradicar el mal. Así como habían sectas menos reconocidas, también las había principales: Secta LanlingJin, en Lanling; Secta QingheNie, en Qinghe; Secta YunmengJiang, en Yunmeng; y Secta GusuLan, de Gusu.

Ésta última era conocida por su rectitud y alta moral, tanto también por sus largas túnicas blancas e impecables, bordadas con los patrones de las nubes, y una característica cinta en la frente. Los cultivadores que se topaban con los discípulos de estas sectas, apretaban los dientes al verlos en las calles de las ciudades más precarias, intentando no intervenir en su camino, principalmente si se topaban con el Segundo Maestro de la Secta GusuLan: HanGuang- Jun. Él es uno de los maestros más destacados, reconocido por su fuerza, su gran manejo de la espada y su silencio.

Pese a que debido esta característica del Segundo Maestro los cultivadores se sentían incomodos en su presencia, era un alivio para las sectas menores el recibir su asistencia cuando no lograban lidiar con algunos ghouls que los sobrepasaban. Pero nunca se quedaba demasiado tiempo en un lugar, pues seguía recorriendo el mundo y asistía a quienes necesitaban alguna ayuda sin esperar nada a cambio. Qué lo empujo a este viaje solitario, nadie lo sabía.

Ejemplo de rectitud y prudencia, HanGuang-Jun, nombre de cortesía Lan WangJi, es el menor de los reconocidos Hermanos Jade. En sus viajes, siempre hacía una parada en el pequeño pueblo de YiLing, conocido ahora por los grandes acontecimientos que ocurrieron años atrás. Pero hoy, Lan WangJi recorría las calles de Yunmeng, territorio perteneciente a la Secta YunmengJiang. Los ciudadanos que dejaba atrás al pasar, siempre tenían la mirada iluminada al observarlo partir, admirados por la imagen que desprendía:

- ¡Es un inmortal! ¡Hijo de dioses!

- ¿Realmente crees que los dioses lo enviaron a ayudarnos?

Dos hombres, uno anciano y otro más joven, comenzaron a platicar entre ellos al ver pasar la imagen impoluta de Lan WangJi:

- ¿Acaso no conoces la historia?

- ¿Qué historia?

- ¡Ah! ¡Ya veo! ¡Jajaja! ¡Debes ser nuevo en la ciudad!

Comenzó a darle golpes en el hombro al joven de manera alegre, gustoso de encontrar alguien para charlar en las tumultuosas calles:

- Veras, hace más de diez años, ¡Los muertos se levantaban de los suelos y causaron caos en el mundo! ¡Se los veía viajar largos caminos siguiendo a alguien que los controlaba!

- ¿Cadáveres caminantes? ¿¡Qué dice hombre!? Eso es imposible...

- ¡Que los cielos me castiguen si lo que digo es mentira!

- ¿Es verdad?

El anciano comenzó a peinar su barba, intentando aparentar una elegancia que no poseía:

- Así es. Hace tiempo, existió un hombre capaz de levantar los muertos y controlarlos. Las personas que veían su poder perdían la cabeza y deliraban debido a la conmoción. ¡Yo mismo vi uno de esos cadáveres! Así que estoy completamente seguro de que no estoy mintiéndote.

- ¿¡Existen cosas así en el mundo!?

- ¡Claro que sí! Y solo los inmortales pueden controlarlos. Nosotros, las personas normales, no podemos hacerlo.

Ambos vieron como la sombra de Lan WangJi se perdía a lo lejos. El anciano se quedó mirando hacia el final del camino. Como si recordara algo del pasado, la voz animada del hombre se apagó:

- Al hombre que controlaba los demonios lo llamaban YiLing Lauzo, su nombre era Wei "algo", no lo recuerdo. Hace tiempo, Tenía una pequeña posada en Tanzhou, de allí vengo. En ese momento, escuché a muchos jóvenes maestros hablar de aquel que controlaba los demonios.

Extrañado por la manera en que el anciano observaba a lo lejos, el joven preguntó:

- ¿Usted lo conoce?

- Creo que lo vi antes de esta vez, pero no lo conozco. ¿No te parece que aquel inmortal se veía triste?

Ambos miraron al lugar donde habían visto la espalda de Lan WangJi. Mientras el joven se rascaba la cabeza, pensó que el viejo estaba loco y lo dejó solo. El anciano rebuscó en sus recuerdos, hasta toparse con la imagen de un joven de túnicas blancas y una cinta en la frente, sosteniendo su rostro sobre la mesa junto a la ventana que daba a un jardín que estaba comenzando a secarse. Recordó que, antes de que el jardín se secara, su posada había tenido mucho éxito. Volteó para seguir conversando con el joven, pero ya se había ido. Hizo lo propio, y regresó a atender su pequeña tienda en el camino.

- ¡Linternas! ¡Lleven sus linternas! ¡Señorita! Debe llevarse una, para iluminar su camino de regreso a casa.

En el camino, con una elegante y apariencia indiferente, Lan WangJi caminaba lentamente, alejándose de la ciudad de Yunmeng. Sacó de sus mangas qiankun una vaina de semillas de loto y comenzó a comerlas pausadamente.

- Realmente su sabor es diferente. Estas son amargas.

El sabor invadió su lengua, y pareciera recorrer su garganta hasta llegar a su corazón. Allí, el sabor de las semillas de loto estrujó. El fuego al que se había acostumbrado lo volvió a invadir, la angustia quemaba todo a su paso, pero Lan WangJi volvió a meter una semilla pelada a la boca.

Mientras su andar pausado parecía arrogante, como si fuese hijo de una prestigiosa familia y de carácter irritable, cargaba consigo un tormento que lo desgarraba por dentro. La meditación diaria y la cultivación constante no fueron suficientes para aplacar el dolor dentro de sí. Escondió y protegió todo ello en su interior, sin intenciones de alejarlo.

Muchos caminos recorrió. Diferentes a los otros cultivadores, Lan WangJi se hizo famoso por ser quien siempre aparece donde sea que esté el caos. Mientras haya un inquietante, sin importar el nivel del objetivo de la caza nocturna frente a él, o si recibirá un crédito, siempre brindaría su asistencia. Es la promesa que había hecho y la única que podía cumplir, por ahora...

Cuéntenme, ¿Cómo llegaron a éste fic? Gracias por iniciar y miles de gracias si lo siguen

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⚠️Si llegaste al fic antes de leer la novela original, entonces detente y busca la traducción. No leas esto solo después de ver The Untamed porque no está escrito en base al live action y puede que muchas cosas no entiendas.

"Hoy mis persianas están cerradas, hace tiempo la luz del sol no da calor aunque esté horas bajo ella." - El Amante del Cultivador

El Amante del Cultivador [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora