52 - Cuerdas del Guqin (Tercera Parte)

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Cuando Lan WangJi abrió los ojos y observó las vigas que sostienen el techo de su habitación, tenía su mente confundida y desorientada. Sin llevar ya la misma expresión de angustia en su rostro, lucía como si su conciencia hubiera desaparecido por completo: indiferente y frío. Estuvo acostado en el suelo por apenas unos segundos, reconociendo el lugar, sintiéndose perdido mientras se detenía en la clara luz de las lámparas de aceite. Al intentar levantarse, notó que su cuerpo estaba respondiendo de manera anormal: sus extremidades se sentían pesadas, tanto brazos como piernas parecían estar recibiendo una tensión que antes no estaba allí. Sentía como su cabeza latía con fuerza, provocándole un mareo, e intentó calmarlo acariciando en medio de su cien con las yemas de sus dedos.

Se levantó luego de un momento, observó el guqin que estaba sobre la pequeña mesa de sándalo tallado que se encontraba al otro lado de la habitación. Girando sobre sus talones, detuvo la vista en la oscura jarra de La Sonrisa del Emperador en el centro de la mesa y su cabeza volvió a doler, como si estuviese recibiendo golpes desde el interior. Comenzó a escuchar los recuerdos de las conversaciones que había tenido con Wei WuXian, como si estuviera detrás de él, confundiéndolo:

- Es La Sonrisa del Emperador. Si comparto un frasco contigo ¿puedes fingir que nunca me viste?

- No puedo fingirlo – murmuró.

- Lo beberé parado en la pared. Eso no contaría como una violación a las reglas, ¿verdad?

- Tú, puedes beber dentro.

- WangJi-xiong, WangJi, ¿Lan WangJi? ¡Lan Zhan!

- ¿Sí, Wei Ying?

- Lan Zhan, permíteme hacerte una pregunta ¿Realmente... me odias tanto?

- No te odio. Realmente no te odio.

- ¡Jajaja! Segundo Hermano Lan, ¿Por qué no me haces un favor y me miras?

Lan WangJi se giró, pero no había nada. Caminó pausadamente por la habitación, buscando a la persona que hablaba y sonreía animadamente, sin encontrarla por ninguna parte. En cuanto se detuvo frente a los estantes de su biblioteca personal, recordó que algo importante estaba allí y tomó uno de los antiguos manuales de la derecha. Al abrirlo, reveló un dibujo que había sido cuidadosamente guardado. La voz volvió a escucharse nuevamente detrás de él:

- Es tuyo. Lo olvidé, necesito agregar algo más. "Patético" ¿cierto? Solo sé que vas a decir patético ¿No podes cambiar por otra cosa? ¿O añadir otra palabra?

- Gracias.

Lan WangJi cerró el manual y lo regresó a los estantes. Se giró para enfrentar a Wei WuXian, pero se había desvanecido nuevamente. Sintió su garganta seca y llevó la mano a su cuello, sin entender lo que estaba ocurriendo. Pareciera que algo estaba creciendo dentro de él, algo que lo lastimaba y causaba dificultad para respirar, y solo presionando la base de su cuello podía calmar el extraño malestar. Las cejas se juntaron, formando una arruga en medio de su frente mientras preguntaba con voz ronca:

- ¿Dónde estás?

- Me perderé entonces. Perderme es mi mejor habilidad. ¡No es necesario que me veas!

- ¡No! ¡Regresa!

Sosteniendo su mano en la base de su garganta, caminó apresuradamente hasta la entrada de la habitación y al abrir las puertas del Jingshi, las grandes mangas de sus túnicas se sacudieron. Fuera, algunas linternas estaban encendidas para iluminar el camino del jardín, el aroma a creciente hierba se levantaba y mezclaba con el roció nocturno que flotaba en el aire. El frío repentino causo que su cabeza diera vueltas, obligándolo a cerrar sus parpados fuertemente y poder liberarse del mareo. En cuanto abrió los ojos para poder ver hacia adelante, Wei WuXian volvió a hablar:

El Amante del Cultivador [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora