El Amante del Cultivador [En Emisión]

31 - En las Puertas del Infierno (Primera Parte)

Fueron varios los intentos de Jiang FengMian para convencer a Lan WangJi que llevara consigo a escoltas de la Secta YunmengJiang que lo acompañasen hasta Gusu, pero todas sus ofertas fueron rechazadas, alegando que a partir de ahora, los asuntos de Receso de la Nube no involucraría a miembros del clan Jiang o su secta. Lan WangJi se encontraba agradecido con todos y pensaba que seguir explotando de su hospitalidad, solo lo dejaría con una saldo aún más grande.

Desde que subieron a Dusk-Creek Mountain, no hizo más que acumular deudas con ellos: Wei Wuxian intercedió por ayudarlo en múltiples ocasiones, Jiang Cheng lo rescató, fue atendido por el Líder de Secta Jiang durante el tiempo que necesitó recuperarse y pudo recobrar las fuerzas para regresar. Realmente, ya no encontraba palabras para decir 'Gracias', por lo que se despidió en privado del Jiang FengMian con una reverencia y dejó el Embarcadero del Loto.

El viaje de regreso, demoró cuatro días exactos con sus tres noches. Nunca antes había sentido en sus huesos el frío anuncio del invierno como ahora. La brisa helada que se filtraba entre los árboles de troncos oscuros en las montañas en Gusu, golpeaba el recientemente recuperado cuerpo de Lan WangJi. Una vez frente a las puertas de Receso de la Nube, inhaló por la nariz, sintiendo el aroma de la naturaleza. Retuvo el aire: "Uno, dos, tres, cuatro" y luego exhaló por la boca "Uno, dos, tres, cuatro". Cerró los ojos, el murmullo de la brisa rozando las hojas en los árboles, traían una melodía nostálgica a sus oídos: el sonido del agua corriendo, hasta el final de las tierras y cayendo, formando las múltiples cascadas que adornaban el paraíso frío. 

No estaba retrasado el momento, estaba acostumbrando su corazón a que dentro, lo que le esperaba, era totalmente diferente a lo que siempre había tenido. Las escaleras después de la entrada, se abrían en varias bifurcaciones: algunas se perdían entre los árboles, otras se abrían nuevamente en distintas direcciones. La piedra oscura, resplandecía por la humedad y la poca claridad que el día dejaba atrás, antes de dejar todo en penumbras.

Aunque pronto sonarían las campanas que anunciaban el toque de queda, la dirección en que se dirigía Lan WangJi no desembocaría en sus aposentos. Su objetivo no era otro que el Salón Ancestral del Clan Lan, donde estarían descansando los restos del Líder de Secta Lan, QingHeng-Jun.

El camino estaba siendo cuidado con distintas estatuas cubiertas con papel rojo, y en la entrada del Salón Ancestral, la tela blanca colgaba meciéndose con el viento. El gong había sido dispuesto a la izquierda de la puerta, y una pequeña mesa de piedra estaba justo después de él. En ella, varas de sahumerios estaban prolijamente colocados. Lan WangJi tomó uno y lo encendió con la llama de la antorcha delante de él. Unos pasos más y ante sus ojos, sobre una gran mesa de piedra que había sido tallada con la historia de la Secta Lan, descansaban los restos de QingHeng-Jun. "He regresado, padre". Lan WangJi se postró, y de rodillas, se acercó hasta el ataúd, dejando la vara de incienso al pie del altar.

A pesar de que el fuego ya se había extinguido, Lan WangJi aún permanecía de rodillas, con la mirada cabizbaja, rezando en silencio. No había escuchado los pasos que llegaron detrás de él. Lan QiRen, se quedó viendo la espalda del joven, templada y erguida.

- WangJi.

Cuando escuchó a su tío, Lan WangJi hizo dos reverencias y se levantó. Dirigiéndose a Lan QiRen, saludó respetuosamente con una inclinación:

- Shifu

Ninguna palabra salió de ambos luego de ese intercambio. Después de todo, no había mucho por decir. Lan QiRen acompañó a su sobrino hasta el Jingshi, hombro a hombro. Lan WangJi siempre había caminado un paso detrás de él, por etiquetas de comportamiento y rango. Se percató, que el gesto de caminar a su lado, no era más que un intento silencioso de confortarlo y lo agradeció, manteniendo el paso. Ambas personas, silenciosas, logrando entenderse de manera tan natural, sin necesidad de más.