51 - Cuerdas del Guqin (Segunda Parte)

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Wen Yuan estuvo escondido durante bastante tiempo detrás de un árbol viejo y hueco. Su abuela lo había traído hasta aquí para jugar, y como se estaban tardando demasiado tiempo en encontrarlo, pensó que mantenerse en silencio fue una buena idea. En su pequeña mano, sostenía una rama con la que separaba las hojas secas que habían caído al suelo, de las más verdes; en la otra, aferraba lo último que le quedaba de una fruta que había guardado desde el desayuno, mordiéndola de manera distraída. Y fue debido a esto que, al dar el último mordisco, él mismo se lastimó la palma de la mano.

- ¡Ay!

El quejido del niño de tres años se escuchó y él de inmediato se cubrió la boca: "Me encontrarán si grito" pensó mientras dejaba caer la semilla de la fruta que ya había perdido toda su pulpa. Al ver que un poco de sangre se estaba escapando, comenzó a rebuscar entre sus ropas, sacando algunos objetos: un talismán de protección fue dejado en el suelo, una mariposa de pasto seco y una cinta roja fue lo último que retiro. Sonrió al recordar que esa mañana, mientras Wei WuXian dormía, él no había sido descubierto cuando se la quitaba del cabello. Le gustaba mucho jugar con la cinta de su pelo y su flauta oscura, Chenqing.

Mordiendo uno de los extremos del lazo rojo, comenzó a darlo vueltas en su mano torpemente, terminando por atarlo en un flojo nudo. Miro el restante de la cinta y sonrió, mientras guardaba nuevamente su juguete y el talismán que Wei WuXian le había entregado: Siempre lo llevaba con él, pues lo protegía de las criaturas que resguardaban el bosque que circundaba la aldea. La iniciativa de entregárselo se debía a que Wen Yuan estaba creciendo muy alegre y travieso, y en varias oportunidades se había escabullido entre los árboles.

Una noche que no quería irse a dormir, se había escapado de su abuela nuevamente, corriendo lo que para él fueron grandes distancias. Mientras intentaba contener las risas cubriendo su boca debido a la emoción de la travesura realizada, se metió entre los arbustos. No duró mucho su alegría, pues vio con sus propios ojos, un cadáver caminando frente a él. Gateando y con lágrimas en los ojos salió de su escondite, chocándose con las piernas de Wei WuXian:

- ¡Xian-gege! ¡Xian-gege!

- Así que es aquí donde te escondiste – Se giró hacia atrás – Wen Ning, dile a la abuela que se tranquilice. A-Yuan está conmigo.

- Sí, Joven Amo Wei.

En cuanto Wen Ning se alejó, Wei WuXian se inclinó y comenzó a limpiar las lágrimas de Wen Yuan delicadamente, susurrando sonriente con voz calma:

- A-Yuan, shh. Estoy aquí. No tienes que temer ¿A-Yuan? Confía en tu gege. ¿Sí?

Sus largos dedos acariciaron el rostro del pequeño y luego le dieron un pequeño golpe en la frente. Esto desconcertó a Wen Yuan, por lo que de inmediato detuvo los sollozos y lo miró sorprendido. Al ver que al fin se había calmado, Wei WuXian le regaló una amplia sonrisa y se dio la vuelta, aún de rodillas, enseñándole su espalda:

- Vamos, sube.

Wei WuXian caminó por el bosque, cada vez más oscuro, con Wen Yuan a la espalda. El pequeño, olisqueaba el aroma a fresco de los cabellos color azabache, mientras jugaba con la cinta roja que lo sujetaba. Esa tarde, Wei WuXian le contó que estaba creando un brazalete capaz de alejar a los monstruos y fantasmas, prometiéndole que, hasta que haga uno para él, prepararía un talismán en su lugar. Wen Yuan se sentía muy feliz siendo cuidado de esa manera, y se durmió con la cinta enlazada en la mano, mientras el andar pausado de Wei WuXian lo mecía. No recuerda cuando fue, pero días después, Wei WuXian le entregó ese talismán que guardó cuidadosamente en el cuello de sus ropas y murmuró, con una sonrisa dibujada en su rostro:

El Amante del Cultivador [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora