Capítulo 12

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Fueron pasos calmados y estruendosos que interceptaron y extinguieron cualquier atisbo de querer seguir con la conversación.

Nagisa suspiro imperceptiblemente cuando su padre bajo las escaleras, poniendo fin a toda discusión o platica que hubiesen tenido antes.

- Papá – llamó Nagisa con una suave sonrisa – te presento a Karma-kun, es una amiga –

- ¿Una amiga? – preguntó el hombre, más fornido e imponente de lo que Karma recordaba haberlo visto – que extraño, mi princesa no trae amigas a casa, ¿qué hiciste con ella? –

Nagisa se rió y Karma respiro, sin saber que había aguantado su respiración, cuando la vio hacerlo, sus ojos brillaron y su mirada se mantuvo en Nagisa.

- Bueno, pues una amiga de Nagisa es una amiga de la familia, mucho gusto, soy el padre de la mocosa que te ha dado tantos problemas – ambos estrecharon sus manos.

Karma vio al hombre con una seguridad que arrebataba el aliento, en una conversación silenciosa que acallaba cualquier otra en la habitación.

De hecho, el hombre se sintió mucho más seguro (y preocupado) cuando vio los ojos de Karma, y sintió un retortijón en su estómago cuando, por el rabillo del ojo, atisbó a Nagisa nerviosa, sosteniendo una servilleta (se supone que debía ponerla en la mesa, pero la había estado doblando y retorciendo en sus manos).

Sonrió calmo y le transmitió todo lo que pudo sin palabras a Karma, observándola atentamente.

Ambos sonrieron con un ligerísimo bufido cuando sus manos se separaron.

Hiromi estaba cruzada de brazos.

- El gusto es mío, señor Shiota – la sonrisa gatuna de Karma tampoco le generaba una gran confianza, pero sabía que no era mala, era sólo irrespetuosa.

Nagisa rió nerviosamente, llamando la atención de ambos.

- Creo que esta servilleta es inutilizable ahora – mencionó, ocultando el verdadero hecho por el cual se había reído.

Su padre sonrió, pasando su mano por el hombro de SU niña.

- No te preocupes primor, hay más bajo la alacena – Hiromi no se movió, observando atentamente a su marido.

- Sacaré un nuevo conjunto – ni lenta ni perezosa se había escabullido a buscar otro juego de servilletas.

Karma y el señor Shiota se volvieron a observar fijamente.

¿No es mi hija la más hermosa de todas?

¡Es un ángel!, asentía Karma sin un ápice de movimiento, pero con los ojos brillantes.

Me pregunto que se dirán con la mirada esos dos. Nagisa regresó con las servilletas y, sin verlos, las puso sobre la mesa. Sabía que seguían hablando a través de sus ojos, lo cual ya era particularmente extraño, pero no quería meterse en ello, ya tenía suficientes problemas con Hiromi y la posible reprimenda que le haría por salir con Karma.

Se sonrojo furiosamente.

No en una cita, cita, sino ser su amiga, una amiga solamente.

Sip, nada más eso, amigas.

Y, por alguna extraña razón (que debía ser desconocida, tenía que serlo), se comenzó a poner nerviosa.

En realidad ella y Karma no estaban saliendo, bueno sí, salían, pero en salidas de amigas, no en citas como las que normalmente vas con una pareja.

¿A Quién Le Importa El Corazón? [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora