Capítulo 21

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N/A: Se acerca el final >:3333 ¿Se dieron cuenta de las pistas que deje? Espero que sí, XD, la mayoría jamás pensé que volvería a ocuparlas- Este es un capítulo que me tomo mucho escribir (2000 palabras WOW), pero por los aspectos emocionales que quería recalcar entre Karma y Nagisa (ya sabrán por qué), y aparte porque este sí me hizo llorar en la mitad de lo que escribía. Me tomo más tiempo porque quería atar cabos y creo que puse más hilos XDXDXDXD


Cuando Karma ve a su padre pasan muchas cosas por su cabeza, como que se ve feliz, pero más desgastado, que su vida obviamente está patas arriba, que realmente necesita que Nagisa le de la mano en ese momento porque siente que caerá ante la sola presencia imponente del hombre.

Pero el único pensamiento que no se va y permanece en su mente es que no lo hubiese reconocido de no ser por él.

Porque ella no poseía ningún recuerdo de su padre, más que fotos ocasionales.

Pero verlo allí sólo activo los recuerdos de Karma, de un chico abandonado que quería ir a la cama de sus padres por el miedo a la oscuridad, y que jamás los encontró en la otra habitación.

De alguna forma supo que era él.

Así como su padre supo que ella era, sin lugar a dudas, su hija.

Y deseó que Nagisa estuviese allí para sostenerle, porque, claro, siendo un chico no le hubiese importado, siendo ese Karma Akabane hasta se hubiese mofado un poco, habría actuado con seca indiferencia o incluso le habría saludado con una sádica expresión y comentarios mordaces y sarcásticos.

Le diría algo como "vete a la mierda" sin temer a las consecuencias.

Pero ella no, ella al verlo, al (y gracias a Karma) reconocerlo. Sintió sus rodillas flaquear y su cuerpo sin fuerza.

En el transcurso de segundos, los segundos que le tomó a Karma reconocerlo, una parte de ella corrió hacia el hombre, le rodeó las piernas con los brazos y le hundió la cara en los muslos (como en un berrinche en el que te aferras al más fuerte que puede arrastrarte, pero también débil que tiende a comprarte lo que le pidas para no cargarte, o verte llorar). Una parte de Karma gritó, con todas sus fuerzas. Una parte de ella prendió fuego al mundo entero sólo por verlo arder,

- ¿Qué haces aquí? – la pelea en su interior, desatada entre fuego y lágrimas le dio paso a hablar.

Extrañamente se sintió como un hermano mayor, con su hermana pequeña escondiéndose tras de él por timidez y miedo.

Y quizás era porque, después de todo, estaba en su cuerpo, y la entendía a la perfección, quizás fuera porque eran casi la misma persona, pero sintió una horrible necesidad de protegerla (protegerse a sí mismo) (aquel sentimiento de protección que había reservado para Nagisa lo estaba usando en sí mismo).

- Karma – dice él, aún estupefacto, mirándole atentamente,

Karma asiente, porque no sabe qué más hacer. Ese es su nombre, sí.

Pero en los labios ajenos suena a un hechizo, o bien a una maldición, jamás supo lo que su padre sentía respecto a él (no sólo ella, él tampoco sabía lo que su padre pensaba, estaban juntos en esto: mismo bote, misma tormenta).

Y por alguna razón no puede dejar de pensar en Nagisa, en lo mucho que desearía que estuviese con ella (de seguro que Nagisa lo entendería, le daría la mano y huirían juntas a la tienda de conveniencia más lejana y se tomarían media hora en comerse unos helados, y no hablarían de esto, pero tampoco lo pasarían de largo). Y tiene un mal presentimiento en la boca.

¿A Quién Le Importa El Corazón? [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora