¿A Quién Le Importa El Corazón? [TERMINADA]

Capítulo 20

N/A: ¿Está bien la portada? XDDD Quizás debería cambiarla. Btw, ¿qué les va pareciendo? Ya se acabó el fluff :c no sé cómo llegamos a esto.

Karma la está observando, pero finge seguir dormida, seguro que lo sabe, que sabe que está fingiendo.

Quizás y sólo la está viendo por lo hinchados que están sus ojos, habría que inventar una excusa para eso, pero por el momento sólo quiere estar allí, en la mullida y cálida cama.

Karma sigue observándola, y el escrutinio es tan penetrante que bufa silenciosamente.

- ¿Qué? – exclama, la voz pastosa y reseca, ronca. Ni siquiera abre los ojos.

- Nada – susurra Karma – sólo... me preguntaba si estabas bien – besa su sien y acaricia su cabello.

Quiere alejar su mano, darle un manotazo y decirle que es un hipócrita, pero su toque le reconforta.

- Estoy bien – responde, más suave que cuando hablo por primera vez, más relajada – el capítulo de ayer (la mitad en la que te dormiste) fue muy conmovedora –

- La viste sin mí – replica, con el tono más dramático que puede utilizar, como si estuviese siendo traicionada.

Nagisa se siente un poco así, sin el drama, pero con el corazón traicionado, y quiere responderle algo cruel y sarcástico, pero se limita a sonreír.

- Querida no es lo que piensas – murmura en cambio, queriendo ocultar su rostro en la almohada, porque está cansada, pero permanece con la voz divertida.

- Sí me haces esto antes del matrimonio, ¿qué no harás cuándo estemos casadas? – exclama con la voz más chillona.

Nagisa ríe, se carcajea, y siente como si los hombros se cayesen de su cuerpo, se siente ligera.

Pero teme reírse demasiado, teme que se le salgan lágrimas se risa y se conviertan en sollozos y por eso, de repente, se detiene.

- Karma – llama – ¿por qué quieres casarte conmigo? –

La pregunta toma a Karma de improvisto, la hace sonrojar y sonreír estúpidamente. Vuelve a besar a Nagisa en la sien.

- Porque te amo – responde en un susurro, un siseo cálido.

Y Nagisa quiere aferrarse a sus palabras, quiere pensar que es verdad, que no le está mintiendo, pero siente este horrible dolor en el pecho, un nudo en la garganta y nuevas lágrimas en los ojos.

Esta vez no se lo atribuye a nada.

Sabe por qué están ahí, y sabe que no gana nada con seguirse engañando.

- Karma – llama nuevamente, más suave, más cálida, un poco más rota, y hace esfuerzos por mirarla – si no fuese una chica, ¿aún me amarías? – pregunta, en el tono más normal que puede, sin reproche.

Karma parece incómoda, pero no rehúye a su mirada, le toma la mano y hace una triste mueca.

Por alguna razón no quiere escucharlo.

No quiere saber lo que piensa, ni lo que está a punto de decir.

Y está a punto de decirle que no tiene que responder, cuando Karma comienza a hablar.

- ¿Sabes? Hace un año, más o menos, perdí la oportunidad de decirle a alguien cuánto le amaba – susurraba, pero parecía que sus ojos gritaban, Karma no lloraba, pero su semblante era tan triste que parecía haber tormentas en ella – me había enamorado de este chico casi desde que lo conocí, pero – pensó en sus palabras – quería que mi madre estuviese orgullosa de mi, y creí que una relación con este chico no era lo correcto –