Con el transcurso de otras semanas Karma fue ganando una reputación.
No lo suficientemente mala como para acabar en la clase E para su tercer año, pero tampoco tan dulce como para no temerle.
Aunque se basaba en cuchicheos y rumores, la mayoría infundidos deliberadamente.
Nagisa seguía hablando muchísimo con ella, sacando a relucir facetas de la chica que nadie esperaba, al parecer era más cínica y bromista de lo que su rostro, frecuentemente serio, dejaba a la vista.
Y de hecho, durante clases se aburría mucho, quedándose dormida o saliendo del salón para divagar entre los pasillos.
Aunque, si no hablaba con Nagisa, o estaba inmersa en una travesura, su rostro volvía a ser el de siempre, el de una chica vacía que intentaba escapar de la realidad dentro de ese mundo monótono.
Sumergida en sus pensamientos.
Muchos repetían que la única razón por la que los profesores seguían de su lado, la única razón por la cual Karma no tenía un lugar en la clase E, era a causa de sus calificaciones.
Y comenzaron las sospechas. ¿Por qué tenía buenas calificaciones sí casi nunca estudiaba?
Tras cierto tiempo, los profesores también comenzaron a hablar sobre ella.
Los almuerzos en el tejado se volvieron sesiones de estudio para Nagisa.
Se mataba la cabeza pensando en la diferencia entre una ecuación cuadrática y una normal, además de cómo diablos Pi y x podían encontrarse entre las... gráficas.
- No puedo, no quiero – negaba una y otra vez, el cabello azul atado en una coleta baja – esto es imposible – Nagisa estaba a punto de ponerse a llorar.
Karma, detrás de ella, se rió bajo.
- Ten mis apuntes – Nagisa se giró a verla con prisa, Karma se sorprendió de que no le doliese el cuello.
- ¿No pudiste habérmelos dado hace, no sé, una media hora antes? – expresó la otra chica, casi molesta, en su mayoría divertida y aliviada.
Karma rebuscaba entre su mochila el cuaderno de algebra. Sonriendo tras el largo cabello enredado que se mecía sobre sus mejillas.
Nagisa le daba muchísima ternura, y no podía perder cualquier oportunidad para llevar al máximo sus emociones, tenía cierto fetiche en ver sus expresiones.
- Sip, pero no sería tan divertido como verte caer en la desesperación, preferiría que me pidieses ayuda directamente, pero creo que esta mejor explicado aquí. Ten – le tendió el cuaderno azul.
Nagisa sonrió, entre sorprendida, entre extasiada (sabía que a Karma, por ser la mejor de la clase, le pedían sus apuntes, y ella siempre se había negado a darlos), le daba aires de superioridad ser la única a la que se los daba.
Como si la reina de Inglaterra la invitase a tomar el té.
Karma tenía una pregunta insistente en su cabeza.
Y estaba sumamente nerviosa porque, vale, que Nagisa había sido el único que había ido a su casa, pero esa vez era diferente, su madre estaba allí. Y ella nunca imaginó llevar a alguien a su habitación, pero él quería que Nagisa estuviese un rato más a su lado, así fuese por un solo momento más.
Además a su madre ya le había hablado sobre Nagisa.
Quizás fuese una buena (o pésima) idea.
Pero quería que Nagisa supiese la confianza que le tenía, que la quería, que era muy importante en su vida, y no sabía cómo hacerlo con palabras.
Jugando con sus dedos, observando de soslayo a Nagisa cada tres segundos, comenzó a sudar frío.
Pero, y antes de que pudiese arrepentirse le preguntó:
- ¿Quieres terminar tus deberes en mi casa?, podríamos ver una película y te ayudaría mejor con tus estudios – sintió que la lengua se le había trabado, ¿lo dijo bien? – tengo libros de aritmética y algebra en mi habitación, te los podría prestar. Están simplificados, y también tengo un libro de Haruki Murakami que podrías ayudarme a leer, ya sabes, para japonés, porque yo no voy muy bien en la materia – evitando su mirada fue a parar con su teléfono, mirando la pantalla y moviendo sus dedos en ella, simulando estar jugando.
Trataba de hacer que pareciese que no le tomaba importancia, y que era sólo una propuesta común (como esas cuando van a comer helado, o al karaoke), ni siquiera ella podía creérselo, la pantalla estaba apagada y no podía concentrarse en absoluto en lo que decía, ya estaba divagando, ¿y si Nagisa no quería ir?, ¿sus padres le darían permiso?, la única razón por la que espero hasta ese día fue porque era viernes, ¿Nagisa se quedaría a dormir?, si lo hacía ¿dormirían juntas?
Nagisa nunca durmió con él, no se quedaron juntos por tanto tiempo, Hiromi tenía estrictamente prohibido que Nagisa estuviese con un chico (pese a que él también lo fuera).
Así que no sabía cuál era el paso siguiente.
¿Nagisa se pondría una de sus pijamas?, rayos, sólo tenía rosas y con corazones, le pidió una a su madre de spider man recientemente, esperaba que no se encontrara con ninguna de ellas, podría usar un pantalón deportivo negro y una camiseta blanca súper holgada, eso funcionaría.
- Me encantaría – Nagisa interrumpió sus pensamientos – tal vez incluso podría quedarme a dormir, ¿qué te parece? –
- ¿Eh?, ¿está bien?, ¿tu madre no se enojará? – Karma estaba completamente roja, emocionada y feliz. Su sonrisa hacía relucir a sus caninos.
- Perfectamente, le he hablado de ti, sólo la llamaré cuando esté en tu casa. ¿te parece bien? – Nagisa, giró un poco su cabeza, observando los números de Karma, y su letra prolija y con diferentes colores (los pasos y los números venían redactados de tal manera, que fue fácil entenderle, sintió una calidez en el pecho cuando vio una instrucción al pie de la hoja, Karma lo hizo para ella), sus mejillas levemente sonrojadas y los ojos acuosos.
- Si, por supuesto que si –
Sin verse, ambas sonrieron anhelantes.
Nagisa sostuvo el cuaderno un rato más, hasta que soltó una pequeña risa que pasó desapercibida por Karma. Y es que, después de la emoción inicial, ¿cómo no se iba a reír si Karma había sostenido su teléfono al revés y sin prenderlo?
Aunque contuvo apenas sus carcajadas, realmente no pudo quitarse de la cabeza lo nerviosa que había estado Karma.
Sonrió con un poco de melancolía.
Los exámenes estaban aproximándose, y la oportunidad de estudiar de la que Karma le hablaba le hacía sentir bendecida.
No sólo pasaría más tiempo con ella, sino que podría subir sus calificaciones.
Quería llorar, porque sabía que no lograría que su tercer año fuese, al menos, en la clase D.
Pero, estar con Karma, le hacía olvidar esa carga por al menos unos instantes, preciosos y dulces, maravillosos instantes en los que ella fácilmente podía olvidar su futuro, el futuro que su madre quería para ella.
Podía olvidarse de todo un poco, y estar con Karma.
Si dormían juntas, quería tener al menos la oportunidad de hacerse la dormida y abrazarla.
Sentir su calidez tan cerca que sus almas se fundieran.
Karma parecía tan despreocupada, quería estar en sus zapatos a veces, aunque en realidad, solamente quería estar tan cerca de ella como para saber el secreto de su paz y calma.
Y si podía, ser parte también de ella.
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¿A Quién Le Importa El Corazón? [TERMINADA]
Fiksi Penggemar[Karmagisa] Nagisa Shiota, estudiante de la secundaria Kunugigaoka, asiste a la clase 3-E o "La clase para Marginados". Un chico amable, tierno, algo alegre aunque posee un complejo por su cuerpo, en pocas palabras, se odia así mismo, con baja autoe...