(Bardock x Zamas) Te amo y eso es lo único que tengo claro

XII

Torneo

Todos se encontraban expectantes ante el torneo, dos grandes luchadores se enfrentaban en el gran torneo de artes marciales anual, y la emoción insesante se palpaba en el aire.

Los corazones de los pequeños que serían los siguentes en concursar estaba a mil y sus sonrojadas mejillas ardían en radiante entusiasmo, solo esperaban que todo lo que habían ensayado por tanto tiempo salga bien.

- Tenemos una sola oportunidad - Dijo de la nada Goku con determinación pues no quería fallarle a nadie.

- Tienes razón, entonces aprovechemosla - Ambos empezaron a avanzar hacia la arena convencidos de que todo estaría bien.

Mientras Zamas estaba preocupado en su lugar pues no veía a sus pequeños en ningún lado y temía levantarse pues ellos podrían ir a buscarlo, lo que le molestaba era que todos parecían relativamente tranquilos.

- ¿Que acaso nadie mas está preocupado? - Pregunto por fin observando como comían pasivamente sus palomitas.

- Tranquilo amor, de seguro fueron a pedir algún autógrafo recuerda que Black fue con ellos - Bardock hacia esfuerzos por mantener todo en secreto, realmente le costaba mentirle a su esposo pero debía hacerlo, ya cuando llegara el momento lo detendría para que no interfiera en la pelea pero por ahora debe hacerse el loco.

- Se están tardando, ¿Que tal si los secuestraron? - Su mente ya comenzaba a jugarle en contra con fantásticas historias de cosas malas que les pudo haber pasado.

- ¿Te estás escuchando? Mí vida, son sayayines ¿Cómo alguien de aquí va a poder secuestrarlos? - Respondió tomándolo de la cintura mientras lo recostaba en su pecho - Tranquilo, ya verás que ya vuelven, recuerda que debemos confiar en ellos - Siguió mientras le besaba la cabeza.

- Lo sé pero me altera pensar muchas cosas, y no quiero leer su mente, eso ya sería demasiado - Dijo correspondiendo al abrazo ocultándose en el cuerpo de su encantador esposo que robaba miradas de muchas chicas en el estadio.

- Mira, ya empieza la otra pelea - Se emociono mientras abrazaba más fuerte al kaio.

Y así fue como todos quedaron en espera por ver a los guerreros, ahora se supondría que empezarían las peleas de duos.

Y así fue como dos pequeños hicieron aparición, Zamasu al reconocerlos casi salta de su lugar de no ser por como lo tenía sujetado Bardock.

- No, mí amor, tu no puedes interferir, quédate quieto o tendré que castigarte en la noche - Dijo sensual en su oído a modo que nadie más escuchará mientras su mano lo agarraba de la cadera y su cola se enrrollaba en toda la cintura contraria.

- Bardock, estás demente - Quería estar enojado pero se sentía más avergonzado y sonrojado que otra cosa.

La pelea dio inicio con el toque del bombo, todos observaron como se movían con agilidad y fácilmente iban tomando pelea por pelea, todos se encontraban emocionados con el nuevo dúo tan maravilloso, y su familia estaba igual ya que luchaban sin ningún gramo de descontrol, era increíble como nada les hacía perder la concentración y con ello lograban ganar sin recurrir a demasiada fuerza.

- ¿Cómo pueden hacer eso? -  Zamasu aún se encontraba atrapado pero su sorpresa le borro todo gramo de enojo.

- Con entrenamiento, hemos entrenado por meses - Dijo totalmente orgulloso de sí.

Zamas le sonrió finalmente besándole la mejía contento e igualmente orgulloso de sus pequeños.

Las peleas culminaron en victoria para los sayayines, y después de reencontrarse con su familia recibieron jubilo, todos contentos fueron a festejar a un restaurante donde casi se comen todo, y luego agotados llegaron a casa.

Zamas se tiró a la cama aún emocionado por el gran día que le brindaron sus hijos, Bardock igual se tiró y luego abrazo fuertemente a su pareja queriendo consiliar el sueño y lograndolo después de unos minutos acompañado de su pequeño.