IX

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Recuerdos de guerra

- ¿Cómo dijiste que se veía? - Preguntaba ya un poco preocupado por él comunicador.

- Es un Kaio, solo busca a alguien diferente a nosotros, ojos diferentes, piel, ya sabes - Respondió del otro lado su amigo.

- Claro - Y con eso cortó la comunicación Bardock, él era un adolescente Sayayin había sido entrenado para misiones de búsqueda y ataque, justo ahora buscaba al que llevaría a otro planeta para casarse, como un escolta.

A lo lejos visualizo una silueta, supuso lo obvio, así que se acercó.

- Disculpa, creo haberme perdido, de casualidad ¿No has visto a un Kaioshin? - Pregunto algo lejos.

- ¿Un Kaioshin dices? Pues estás algo lejos, el planeta sagrado está a dos días de aquí - Respondió la pequeña normi (Alienígena guerrera con aspecto de animales humanescos, inventado por mí).

- ¿Dos días has dicho? ¿Cómo me habré perdido tanto? - Por eso no hallaba al Kaio, ya se le hacía raro ver tantos normis, de seguro puso mal las coordenadas.

- ¿Quieres que te lleve? Justo iba para haya - Menciono con una sonrisa.

- Soy un completo extraño ¿Sabes? Podría hacerte daño - Eso hizo reír a la pequeña loba.

- Que me lo adviertas me da buena corazonada - Soltó otra risada y luego extendió su mano - Soy Pire, soy viajera, sin familia y con suerte futura discípula del Kaioshin maestro de este universo - Su sonrisa se volvió apacible llena de convicción, se deleitaba en sus ojos el espíritu aventurero que transmitía su alma, eso le dio confianza al Sayan para ir con ella.

- Soy Bardock, Guerrero sayayin, futuro soldado y estoy en busca de un Kaio - Por primera vez mostró una sonrisa a la chica.

Dos días pasaron conviviendo, se habían vuelto mejores amigos, amigos que nada ni la distancia podría separar, cuando llegaron Bardock sintió vago alivio ya que no quería separarse de su nueva amiga, pero igualmente busco al chico.

- ¡Pire! - Musitó efusivo un Kaio ya en edad adulta para recibir a la pequeña.

- Señor Gowas - Correspondió con la misma alegría pero con una reverencia - He traído un amigo que parece estar buscando a Zamasu - Ese nombre sonaba esquisito, aún no lo conocía pero con lo que me había hablado Pire sentía mi estómago volcarse, lo ignoraba, mí misión era llevarlo ante su esposo sano y salvo no enamorarme.

- Me alegro, comenzamos a pensar que jamás llegaría - La voz del mayor me saco de mis pensamientos.

- De verdad me disculpo, me había perdido, de no ser por Pire seguiría en el planeta normi - Mí disculpa sonaba más como una excusa pero el señor pareció sonarle sincera ya que sonrió comprensivo.

- Lo llamaré para que puedan impartir el viaje de una - Y sin esperar respuesta se fue a por él.

- Espero me visites - Pire, ella no iría conmigo, debía quedarse, yo la extrañaría demasiado, a pesar de haber pasado solo dos dias.

- Por supuesto que si enana - La abrace fuerte sintiendo como correspondía - Cuídate - Dije deshaciendo el abrazo y separándome.

Su risa fue respuesta suficiente, cuando volvimos la vista al frente el señor venía con alguien a su lado, ese reluciente Kaio debía ser Zamasu, Dios, ese Kaio no podía ser, era hermoso, no sabía si todos los Kaios eran así pero si estaba seguro que ese Kaio era precioso, incomparable, yo no casaría a tal belleza.

- Debió haberse equivocado ¿Acaso hay otro aquí? - Inquirí inseguro, definitivamente no iba a llevarmelo con su futuro esposo.

- Bardock este muchacho es Zamasu - Pire tenía una sonrisa enorme, le parecía gracioso mí actuar de seguro pensó que bromeaba.

- No puede ser, veo su línea atada a mí - Era tan obvio para mí, no entendía cómo los demás no se daban cuenta.

- ¿De que hablas? - Todos mostraban desentimiento, jamás había sucedido cosa igual, simplemente el sayayin se lo llevaba y ya.

- Ustedes no le entienden pero, los sayayines siempre llevamos a los Kaios para casarse porque podemos ver la Unión entre ambos dioses, ¡¡Pero!! La línea siempre está atada a su Dios, la línea no debería estar en mí dedo - El señor pareció comprender ya que sus ojos se abrieron y el Kaio que había permanecido cabizbajo y callado todo el tiempo por fin hablo.

- ¿Por eso no quería casarme? - Río irónico mientras evitaba con sus brazos que saliera lágrimas, su voz me hizo casi desmayar, era de verdad única, tan aterciopelada y cálida, incontenible, no cabía duda que aquella línea que nos unía no era un error - Todos los demás Kaios son felices con su Dios, pero, yo, yo deseaba jamás haber nacido, no quería casarme, pero tu, si eres tu, sería capaz de morir por probar uno de tus besos, te vez encantador, perdona mí sinceridad, pero, estoy feliz de que alguien tan increíble como tu sea mí destinado - Sus lágrimas no cesaban, eran hermosas, me dieron unas enormes ganas de abrazarlo - Yo estoy tan feliz - Su sonrisa me paralizaba.

- Yo... Eres realmente perfecto - Eso incremento su sonrisa haciéndome a mí feliz.

- WOW WOW WOW, espera, ¿Osea que no se casará? Por mí feliz, pero, esto jamás había pasado, ¿Que pasará ahora? - La voz impetuosa de Pire me hizo reaccionar, me había perdido completamente en él que había olvidado todo.

- Fácil, Zamas debe ser feliz, hace tiempo su sonrisa se borró, si por este muchacho la está recuperando, no me importara pelear - Ese señor de verdad me caía bien.

- Jejeje - Jamás me iba a cansar de esa risa.

- ¿Te puedo besar? Eres tan perfecto que no aguantaré otro segundo más sin besar esa sonrisa - Estaba embobadisimo, mí madre me dijo que así seria encontrar el otro extremo de mí hilo, pero escucharlo a vivirlo era otra cosa.

- Oye espera, ni se tu nombre - Zamas se puso a posición defensiva sin perder la sonrisa, yo sin meditarlo me acerque y lo bese con ganas, un beso inexperto, luego me aleje un poco pero sin perder distancia - Bardock, soy Bardock, el sayayin que será tu esposo, y eso no es una pregunta - Algo común de nosotros, somos posesivos sobre lo que queremos y anhelamos, iba a pelear, sabía que mí guerra iba a comenzar y no me importaba morir, mí Kaio iba a ser mío para siempre, el simplemente sonrió, fue como si de toda la vida nos conociéramos, apenas y lo había conocido y ya lo amaba.

La guerra vendría y el parecía consciente de ello, elegir amar a alguien desconocido, era algo muy raro, pero de verdad se sentía la conexión, incluso creo que se podía palpar, lo que estaba seguro es que amaría aquel rostro por el resto de mí existencia.



(Bardock x Zamas) Te amo y eso es lo único que tengo claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora