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¡¿Como llegue a esto?!

Y ahí estaba Zamas tratando de detener a uno de sus hijos que peleaba con otro niño.

- Vamos, Raditz eras más que una máquina de destrucción - decía cargando a su hijo para que no saltará al niño.

En eso su salvador apareció, Bardock camino hacia ellos y ayudando a mantener tranquilo al pequeño saludo a su esposo.

- Parece que tienes problemas - dijo ya con Raditz tranquilo por ver a su padre, se disculparon con la madre del niño y luego se dirigieron a su casa.

Cuando llegaron Bardock recostó al pequeño ya dormido en su cuna, luego vio a Zamas tranquilo en la cocina y sin pensarlo fue a abrazarlo.

- ¿No quieres otro hijo? Porque yo si - Dijo pícaro el Sayan mientras se sumergía en el dulce olor a té, su cuerpo le reclamaba tenerlo y sin vergüenza alguna empezaba a acariciar sus caderas.

- Apenas puedo con uno y tú ya con tus ideas - Su mente ya no funcionaba cuando el mayor se le acercaba de esa forma, se entregaba a esa sensación tan familiar de ser poseído, conocía el deseo que albergaba en ellos y estaba de acuerdo en no hacer nada para detenerle, miro sus manos avergonzado por su comportamiento para luego voltear y encontrarse con la mirada contraria encendida de deseo por él y solo para él.

- Te prometo que cuando sean grandes con enormes logros, un futuro favorable, habrá valido la pena todo esto - Dijo ya empezando a subirlo a la mesa sosteniéndole las piernas e incorporarlas a sus hombros dejándolo completamente recostado en toda la superficie dejándolo a su merced.

- Kami ¿Cómo sigo cayendo en tus palabras? - dijo dejándose del otro dispuesto y ansioso.

Ya sabidos de lo que sucedería no perdieron tiempo ya que lo harían antes de que despertara Raditz, Bardock tomo el punto débil del oji-plata, su cuello, mientras sus manos bajaron la ropa lo suficiente para penetrarlo, Bardock aún no creía que cuando Zamas le dijo que una vez que lo hicieran nunca más volverían sus almas a separarse, y cuánta razón tenía. Por que ahora deseaba más que nunca tenerlo a su merced.

Cual felino se apresuró y sacó su miembro erecto, con saliva del otro lo lubrico y ya listo se introdujo, dando embestidas lentas pero fuertes fue abrazando el cuerpo ajeno, ambos abrazados se movían y besaban con la misma pasión y amor como la primera vez.

Las embestidas eran certeras, su punto dulce era constantemente estimulado mientras esa sensación se volvía fuerte, se sentían completos, ambos ya eran uno hace ya mucho que se estaba convirtiendo en rutina amarse tanto. En un momento las penetraciones se volvieron más frenéticas y el sudor empezó a relucir ambas pieles, las respiraciones aumentaron, y las pulsaciones se sentían tan audibles en sus pechos que le daba aquella sensación de éxtasis.

- ~Bardock~ Ah~ Me vengo~ - Gimió hecho un lío en un hilo de voz. No recibió respuesta verbal en cambio sintió el aliento caliente golpear su cuello tratando quizás pronunciar algo, y en poco que el ritmo de las penetraciones aumentaba drásticamente sacando un fuerte jadeo.

Cerró los ojos mientras sentía como llegaba al orgasmo aún siendo embestido llenándolo por completo de su esencia, se estremeció al ser mordido con los caninos de su pareja en la parte interna de su muslo izquierdo mientras era masturbado por un tiempo, tantas sensaciones al mismo tiempo le volvió a excitar.

El mayor dejo bien marcado donde mordió haciendo que sangre saliera incluso y sin demora siguió con su ritmo penetrando con fuerza, sus ojos se perdieron en los contrarios - No atrevas a curarte esa marca - Gruñó acercándose y llegando más profundo para besarle y morderlo los labios.

Sus manos sujetaron las caderas dejandolas marcadas con sus uñas mientras volvía el ritmo frenético para volver a acabar.

Su lengua se introdujo en la cavidad bucal explorando todo y recibiendo rasguños en su espalda, exigiendole oxígeno, debía dejarle respirar y con desespero separó sus labios viendo cómo tomaba aire y a la vez soltaba gemidos por las embestidas.

Volvió a sacar sus caninos para morderle el hombro mientras llegaban al clímax, ambos recibiendo los espasmos del placer, se quedó quieto aún dentro del contrario para soltar su hombro. Acomodó a la vez a su esposo alrededor de su cadera sin querer salir de él aún, y ya con delicadeza besó su cuello mientras lamía las heridas que hizo a causa del momento del calor, en ese momento era él y su  amado fundidos en su amor.

Escuchó a la lejanía pequeños y suaves murmullos, pensó con culpa en su pequeño olvidado, observó cómo su pareja relajaba su respiración viéndole tranquilo y aquello le reconfortó.

Salió con gentileza del menor para vestirse e ir hacia su hijo, corroborando que seguía dormido regreso con su esposo y lo beso lleno de ternura.
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Y pum... Unas semanas bastaron para que otro bebé estuviera en camino, bueno otra bendición para la familia que solo estaba empezando a crecer.

(Bardock x Zamas) Te amo y eso es lo único que tengo claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora