XXII

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Tiempo con los hijos

- ¿Estarás bien? - Pregunto Bills listo para marchar, debía atender algunos asuntos para deshacerse de Monak, pero le seguía preocupando su hermano.

- Estaré bien, Champa se va quedar, no te preocupes y ve tranquilo - Ambos se miraban diferentes a como los recordaba Zamasu, ya no eran los adolescentes que quería, ahora eran adultos más altos que él, poseían un extravagante traje de Hakai y una musculatura intimidante, pero en su interior sabía que eran los mismos, pues la forma en que se comportaban con él no había cambiado, Bills sonrió viéndolo tan pensativo, se acercó y beso con delicadeza su frente y con eso irse con Wiss a su lado.

Zamas lo vió marchar, al ya encontrarse solo suspiro hecho polvo, estaba muy cansado mentalmente y aún debía enfrentar muchas explicaciones, así que tomo fuerzas y se preparó para entrar a la casa listo para todo.

Al llegar a la sala oyó dulces risadas salir, se asomó y pudo dislumbrar a aquel agradable Sayan convivir con unos muchachos desconocidos para él.

Al verlo entrar detuvieron su conversación - Zamas, ven a saludar, te presentaré a los chicos - Dijo Bardock con ánimo.

- ¿Chicos? - La duda salió sola de sus labios, tan inconscientemente como su pensamiento.

- Ven acá - Dijo eufórico para abrazarlo - Los mayores Raditz, Turles y Black; Los gemelos Gomas y Goku; y la menor Gorin ellos son... Bueno... nuestros hijos - Zamas enmudeció impactado - Se que es demasiado para digerir pero igualmente con tu poder mental lo descubririas tarde o temprano - Le mostró esa dulce sonrisa que siempre lo hacía sentir nervioso, lo tranquilizó en cierta forma luego vino a su mente la unión que se hacía entre kaios y dioses al tener relaciones, la forma de asegurar la descendencia, tener una actividad sexual muy activa, enrojeció pensando aquello y en ese momento se quedó sin palabras.

- Osea que nosotros... Bueno... -
No sabía siquiera era prudente preguntar estando enfrente de todos sus hijos, hijos como sonaba aquello, era aterrador, él apenas era un adolescente para asimilar que logró criar a 6 hijos, Oh no, empezaba a hiperventilar, le iba a dar un ataque. Se tapó la boca al sentirse mareado, no quería vomitar de ningún modo.

- ¿Zamas?¿Estas bien? Cariño... Por favor trata de concentrarte en mí, no dejes que te dé un ataque - Bardock acunó el rostro contrario manteniendo el contacto visual - Mírame... Todo está bien... - El Sayan lo sostuvo para que no cayera al suelo mientras le daba tranquilidad con cada dulce palabra.

El Kaio se concentró en cada respiración y la sostuvo para no vomitar, luego exhaló profundo viendo aquellas lagunas negras del mayor se concentró en la dulzura de sus ojos sintiéndose cada vez más seguro y luego de una última profunda respiración se calmó por completo - Yo... Lo siento... Esto es muy díficil de asimilar... -

- No te preocupes, superarás esto de a poco, yo estoy a tu lado y tus hermanos también te ayudarán - Sonrió nuevamente con más tranquilidad.

Raditz el más apegado a su padre Zamasu se acercó llevándole un té de manzanilla, quería que se sintiera seguro con ellos y entendía la situación perfectamente.

- Pa... - No termino la palabra al pensar que no era correcto aún volverlo a llamar "papá" - Traje un té para que te relajes, no debes haber comido nada desde la mañana ¿Verdad? Ten... En poco almorzamos - El contrario lo recibió educadamente sentándose en la mesa junto a Bardock quien no se despegó de él, y ambos esperaron con paciencia el almuerzo.

Los demás quienes permanecían en silencio observaban ya más tranquilos.

- ¿Cuántos años tienes? - Hizo sonar curiosa la más pequeña en medio del silencio y la dulce voz infantil fue imposible ignorarla por parte del Kaio.

- 20... Tengo 20 años - Respondió con simpatía, la niña le causaba cierta ternura.

- Papá Bardock tiene 38, osea que no eres ahora tan viejo como él - Una risada por parte de todos sonó en la habitación mientras Bardock se sonrojaba avergonzado.

El ambiente se relajo con aquello.

- De hecho tu padre se ve bastante joven para tener 38 - Coqueteó en son de burla.

- Ugh... Que asco... Ustedes de verdad son empalagosos - Hizo muecas Black en tono irritado. Los demás se burlaron y con eso una larga conversación se extendió durante todo el almuerzo.

Goku y Gomas acercaron sus asientos y pronto el Sayayin mayor quedo olvidado puesto que todos se encontraban haciéndole conversación a Zamasu. Y extrañamente Zamasu se encontró cómodo en ese singular ambiente, sentía que había tenido ya unas cincuenta cenas así, donde todos aquellos desconocidos le llenaban de afecto y él les recibía con cariño.

- ¿Vendrás a ver mi pintura? - No era secreto para nadie de la familia que Black y Gorin heredaron las habilidades artísticas de su padre Zamasu y en cuanto oportunidad tenían presumían sus obras.

- Claro me encantaría - Y eso le sentenció... Corrieron sin decir más para traer sus cosas y recibir como siempre aquellos sinceros halagos. Nadie se atrevía a mentir respecto a su talento y eso les concedía una seguridad impresionante que hacía relucir más sus trabajos.

- Zamas... Estos niños... Son de verdad tus hijos... Mis sobrinos... Mi orgullo más grande... Deberías concederles al menos una oportunidad... - Champa en susurros le habló dejando la frase al aire cuando todos empezaron a limpiar la mesa.

- ¿Cómo...? - En un hilo de voz respondió sin tener mucho valor de completar la pregunta - ¿Cómo logré criar seis hijos? - Formuló al fin con temor.

Champa observó a todos, su yerno junto a Gine andaban en la cocina ayudando con los platos mientras los pequeños acomodaban la cosas y los mayores limpiaban un poco, aquella familia que le hizo sentir que era parte de algo más, aquella familia por la que daría su título con tal de conservarla, después de ellos nadie más era importante, debe admitir que fue un camino lleno de incertidumbre y miedos pero dejaron de importar cuando nació Raditz, el primogénito, con él entendió que ambos tórtolos se amaban con sinceridad y aún con el miedo constante de poder perderlo al algún día apareciera el señor Daikishan para llevárselo como futuro Hakai y ellos no pudieran hacer nada, aún estando aquella posibilidad ellos fueron felices y salieron adelante con los siguientes hijos, ahora tenían grandes promesas de Hakais y Kaios para entrenar en un futuro próximo. Entender que no cualquiera puede hacer eso fue fácil para Champa puesto que de quién habla no es más ni menos que su hermano, el único por alguna razón que ahora comprende que puede procrear.

Volvió a observar al menor para soltar un suave suspiro - No hay nadie que pueda haber hecho lo que tú hiciste... Te lo aseguro... Eres un gran padre Zamasu... Y con eso no debes dudar de todo tu alrededor... Bardock te ama con sinceridad y mis sobrinos son felices... No podría pedir nada mejor para ti - La mirada de su hermano se iluminó con esperanza de cómo se escuchaba su vida actual, aquel escenario de casarse con un Dios como Monak se desvaneció, en este momento no importaba, solo él y su ahora familia.

Los pequeños bajaron interrumpiendo la conversación y captando toda la atención.





(Bardock x Zamas) Te amo y eso es lo único que tengo claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora