◤Capítulo . Nº 16◥

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Pov.Narrador

- ¡QUE ACABAS DE DECIR! - Antonin estaba en los brazos de Hydrus, el chico tenía sus ojos dilatados el gris se perdió dándole paso a un negro profundo, y no era que sus ojos cambiaron si no que sus pupilas abarcaron todo su iris.

- Mi hijo te ha escogido como pareja Antonin - El mayor miro a Rose antes de voltear de nuevo al chico que lo tenía preso, tenía que calmarlo.

- Hydrus... - Mala idea de parte de Antonin, el menor tenso su mandíbula al escuchar su nombre de los labios de Antonin.

- Te hare mío Antonin - dijo con voz profunda.

- ¡No espera Hydrus!, ¡este no eres tú, necesitas controlarte! - Antonin intento zafarse del abrazo de Hydrus, pero este lo apretó más, llevo su nariz a al cuello de Dolohov olfateando su aroma que parecía ser una droga para el menor.

- No puedes escapar de mi hijo Antonin, si él tiene la misma herencia de su padre no podrás contra el - Rose estiro el cuello de su ropa mostrándole una marca en ella.

- "Marca de colmillos" - Pensó ya apanicado el mayor.

- Él tiene herencia vampírica - Termino de decir Rose, de la garganta de Hydrus salió un gruñido que hizo que el cuerpo del mayor se tensara.

- Mio - Lamió el cuello de Dolohov, este jadeo por la sensación, Hydrus sonrío complacido, soltó al mayor y lo cargo sobre sus hombros, dejando atrás a Rose con una sonrisa en sus labios.

- ¡Hydrus bájame! - Demando Antonin, el menor sonrió y a buena velocidad llego hasta su habitación, el menor cerró la puerta y aventó sobre la cama a Antonin dejándolo de espaldas, el mayor se estaba recargando con sus brazos sobre el colchón, pero en un instante Hydrus ya estaba encima de él, con una mirada depredadora, estaba inhalando profundamente el aroma de Antonin, cerrando sus ojos como si disfrutara de un perfume o de su comida favorita.

- "Tómalo, tómalo, ¡tómalo de una puta vez!" - Hydrus pensaba impaciente.

- No puedo aguantar, lo siento Antonin - Dijo con una sonrisa lasciva.

Hydrus tomo la camisa del mayor abriéndola de golpe, haciendo que los botones cayeran por doquier, el menor vio la piel libre de su pareja, descendió rápidamente su rostro para capturar cada esencia de Antonin quien se había hecho hacia atrás por inercia, pero Hydrus lo sujeto de la cadera con fuerza manteniéndolo en su lugar.

- Mio - dijo sobre la piel dejando que su aliento tuviera contacto con ella, poniéndole la piel de gallina a Antonin - No te muevas - Hydrus levanto la mirada, observo esos labios que no había probado, se lamió sus propios labios antes de colocarse cara a cara con Antonin.

El mayor sentía arder sus mejillas, este niño se veía peligroso, poco a poco observo como una sombra negra contorneaba sus parpados y su piel se veía más blanca de lo usual, y los malditos labios eran de un rojo cereza, jamás en su vida había visto a un chico con herencia vampírica tan cerca de él.

- ¿Sabes que pasara si ambos sucumbimos al deseo? - Antonin hablo tratando de calmar al chico.

- No tengo idea - dijo sobre sus labios - Pero supongo que tú serás mío para siempre - Antonin iba a explicarle, pero Hydrus lo silencio dándole un beso invasivo, que dejo en blanco su mente.

El mayor se acostó completamente sobre el colchón pasando sus brazos por el cuello de Hydrus, quien sonrío sobre el beso al sentir que su pareja respondía.

La sensación cálida de sus bocas era un deleite para ambos, Antonin había experimentado muchas veces con diferentes parejas, desde besos simples hasta follarselos, y ninguno de ellos había despertado un deseo como este escuincle, Hydrus no recordaba ninguna vez el haber disfrutado una sensación así, de tocar sus labios con los de alguien más, ni sentir el calor de su piel, todos lo que tenía en su memoria eran los abusos de la pasa, pero en ese momento era como si Antonin pudiera borrar todas esas heridas, todas las cicatrices que le había dejado ese degenerado.

Insólito EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora