HONEY||"Eres tan dulce como la miel, ¿sabías?"
Hace poco han llegado por casualidad varios casettes que cuentan la historia de Elettra Javaid. ¿Qué estás esperando para escucharlos?
•Narnia Edmund Pevensie' s fanfic.
•No se admiten ni copias ni ada...
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—Casette 1, cara A—
¿Esta mierda está ya grabando? ¿Hola? ¿Se me oye bien? ¿Se entiende todo? ¿Leyendo esto con voz de comercial? ¿Hotel? Trivago. ¿Burritos? Dos, por favor. ¿Una noche de sexo con mi novio? Dalo por hecho. Ah, no, no tengo novio. Qué triste mi vida.
Bueno, tema aparte de ese drama protagonizado por mí: holis. Si estás escuchando es probable que esté muerta y esta sea tu cinta... ¡Au, Lucy, no me pegues!¡Era una broma!
Perdón por eso, hay personas que no entienden una buena broma... ¡Qué no me pegues, Lucy! ¿Sabes que Susan y Peter se comieron tus galletas de chispas de chocolate?
Sí, ese grito furioso fue proveniente de Lu. Se molesta mucho cuando se comen sus galletas. Da igual si eres su hermano, su novia, o lo que sea, te va a matar si comes de sus galletas. Así que lección aprendida: no tocar las galletas de Lucinda Tercera Margarita Elizabeth Julieta Anna Georgiana Billie Pevensie.
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Bien, ahora que puedo grabar esto sin molestias, llamadas comúnmente como los Pevensie, me presento: mi nombre es Elettra, y sí, sé que es raro, es griego, no culpen a mis padres. Soy una chica con un oscuro pasado y... ¿En serio estoy diciendo esa tontería? En realidad, soy una chica normal de veinte años, pero lo que contaré a continuación pasó a mis doce.
Y si os preguntáis si Peter, Susan, Edmund o Lucy van a grabar también, la respuesta es sí, pero no sé cuando. Bueno sí sé, pero no os lo voy a decir (inserte aquí risa maliciosa que al final cagas porque te atragantaste y tienes que toser).
(Ah, ya están aquí. Dos de ellos están asustados por ver a una Lucy enfadada, otra viene con palomitas, y el último... Es Edmund, vamos a dejarlo ahí, y no digo lo que pienso porque Lucy está aquí. Si no estuviera, uff)
Bien, empecemos y vean esta triste historia que de triste no tiene nada.
En su día, estaba yo tan tranquila en mi hermosa cama, leyendo un hermoso libro, cuando mi jefe (mi señor papi, mi jefe, el señor todopoderoso que me da dinero para chuches) me llamó para poner la mesa. Le grité de vuelta alegando que estaba enferma y no me apetecía salir de la cama, pero no me creyó, subió hasta mi habitación y me arrastró fuera de la cama hacia el salón y me ordenó que le hiciera caso.
