11. Recordatorio: soy la ebria llorona

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—Casette 5, cara B—

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—Casette 5, cara B—


¡Hola, mis grandes amigos!

Hoy también solo está Edmund para ayudarme a narrar un cosilla.

¡Yupi!

Solo quiero recordar que esta aventura esta por acabar.

Oye, que salió rima y todo.

Quiero agradecerte.

Has estado escuchando esto, y me conmueve que lo hicieras. Al principio pensaba que nadie escucharía la historia de una chica loca de trece años, pero aquí estamos.

Te lo agradezco infinitamente.

¡Basta de cursilerías!

¡Que empiece el desmadre!

¡Que empiece el desmadre!

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Miré a Edmund, boqueando.

Él no parecía arrepentido. Es más, sonreía a lo grande.

En mi mente pasaron varias escenas que parecían muy antiguas.

Estaba yo en un claro, con un vestido azul muy antiguo, más que los que llevaban Lucy y Susan pero más moderno que los medievales. Le agarraba el brazo a un hombre, con traje y un montón de animales (incluido Aslan) nos observaban.

Escuchaba al león hablar, pero mi cerebro no llegaba a comprender lo que decía.

También había dos niños: una chica rubia y un niño.

Espera, ¿Diggory y Polly?

Eso significaba que yo estaba viendo lo que la primera reina de Narnia veía.

Madre santa de los leones.

De ahí en adelante no recuerdo más.

Algún flashback, como yo riendo con el que parecía ser mi "esposo", como yo en un río bañándome desnuda, como yo comiendo en una gran mesa con el rey y un niño de cinco años, o como yo siendo asesinada por la Bruja Blanca.

Esta parecía tener la misma edad que ahora, solo que no la tenía. Conservaba el mismo vestido y el mismo peinado, pero su expresión era más cruel.

HONEY, edmund pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora