Cena

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Notó la suave sonrisa que se parecía a la que les dedicaba cuando desayunaban juntos pero pudo haberlo imaginado, ya que su expresión volvió a la de su cordial amabilidad en un parpadeo.
O tal vez Remus recordó que estaba enojado con él por irse así, en ese momento Lucius lamentaba no poder saber al menos que pensaba superficialmente.
—Buenos días, señor Malfoy. — el menor inclinó ligeramente la cabeza como saludo, el patriarca podía notar la curiosidad en él mientras agarraba la carpeta.  No había sido invitado a sentarse pero igualmente lo hizo, cruzándose de brazos luego de dejar su bastón apoyado contra la silla para poder agarrarlo de manera rápida, miró hacia  las muñecas del hombre haciendo una mueca al notar que su camisa era de mangas largas y estaban bien abrochadas, por lo cual no podía saber si aún tenía el brazalete o no.
Podía estirar su mano y agarrar su muñeca para verificar pero no quería tentar su suerte ya que no tenía ninguna excusa. Miró el lugar con algo de curiosidad recordando que nunca había estado ahí, era bastante simple pero amplio y acogedor, le recordaba a la oficina en la que trabajaba en su casa.
—Esto es… bastante sorpresivo. —  Remus dejó de lado la carpeta y lo observó, con una expresión entre medio de la amabilidad y curiosidad, aunque se notaba bastante tranquilo.
—Creí que podría ser conveniente, has… hecho un buen trabajo aquí. — Se forzó a mantener el tono que usaba en todas sus negociaciones aunque no pudo evitar la ligera molestia ¡Bueno, supuestamente había venido a negociar! ¿Qué más esperaba? Ambos eran adultos y dentro de sus empresas podían comportarse como unos simples negociadores que nunca tuvieron que ver y que ni siquiera se conocían.
Mordió ligeramente el interior de su mejilla sin saber cómo reaccionar a la amabilidad profesional, la posición del hombre lobo apenas había cambiado desde que había entrado, no parecía sorprendido ni perturbado porque entrara por la puerta como que si todo le perteneciera dos meses después de no haberse visto en lo absoluto.
Por Merlín, el hombre ni siquiera se veía incómodo.
— ¿Investigaste mi negocio? No creí que estuvieras interesado por estos caminos. — Inclinó ligeramente la cabeza con curiosidad.
—No es como que si estuviera en posición de ser demasiado exigente luego de mi posición comprometida en la guerra. — Trató de que voz no demostrara ninguna emoción mientras miraba directamente a los ojos del licántropo pero este no retrocedió ni desvió la mirada.
—Ya pasó casi un año desde que eso ocurrió. — Pero la tranquilidad con la que lo dijo no dejo ver nada de rencor o reprimenda, esa suavidad estaba poniendo más nervioso al patriarca de lo que quería aceptar.
Realmente hubiera preferido una represalia, sabía cómo manejar las peleas verbales con facilidad y también le hubiera hecho ver que sentía algo. La falta de enojo era desconcertante, sobre todo en la forma con la que habían terminado.
Él había huido y pudo haberlos matado a los dos, al menos un poco de rabia no estaría mal.
—Un mal nombre persigue a los hombres por años y por generaciones. — agarró su bastón con una mano y acarició ligeramente la cabeza de la serpiente de plata, Remus asintió y volvió a abrir la carpeta mirando algunas de sus hojas.
—Entiendo. — Asintió. Ambos se quedaron en silencio mientras el licántropo parecía releer algunas cosas, Lucius tragó un poco agarrando con más fuerza su bastón preguntándose si no era una mejor idea levantarse y salir del lugar.
Nunca le había gustado el hecho de que Remus parecía impredecible ahora, su calma no se había perturbado y estaba tratando a Lucius como otro cliente, el rubio no se sentía bien con ello. Tal vez podría sentirse más cómodo si al menos el menor no se estuviera comportando como que si nunca nada los hubiera unido, si al menos hubiera alguna mirada enojada o rencor en su voz, pero nada indicaba que la presencia o ausencia de Lucius le importaba.
“Eres un caprichoso, Lucius”
Recordó brevemente a Remus diciendo esas palabras casi con burla y eso casi lo hizo clavar sus uñas sobre el mango del bastón. Bien, debía darle crédito al Gryffindor, él también había absorbido información y era notorio que pensó que su mejor plan era comportarse indiferente con Lucius porque eso haría que se comiera la cabeza con ello.
O realmente podría ser que Lucius ya no le importaba en lo más mínimo.
¡Pero eso era completamente imposible! Nadie podía olvidar todo lo que habían compartido en dos meses ¡Era absurdo! El Gryffindor solo estaba molesto y había encontrado una manera de fastidiarlo de una forma más eficiente que encararlo directamente.
—Creo que es lo suficientemente informativo como para discutirlo en otra ocasión. — La voz del licántropo lo hizo volver en sí, Lucius frunció el ceño mirando hacia la mano del menor.
— ¿En otra ocasión? — Casi repitió dando un pequeño gruñido, sintiéndose totalmente ofendido.
—Sí, ya que no pediste cita antes de venir aquí estás interfiriendo un poco en mi cronograma. — La sonrisa amable no se iba de su rostro y Lucius se preguntó si podría sacársela con un golpe.
— ¿Y cuándo podríamos discutir sobre esto? — Volvió a mirarlo a los ojos tratando de mantener su expresión neutral para intimidarlo, pero eso solo hizo que la sonrisa de Remus se volviera más amable.
Una sonrisa que seguro solo usaba para sus negocios.
—La próxima semana está bien, el miércoles al mismo horario si es posible para ti. — Respondió mientras sacaba otra carpeta revisando las fechas rápidamente.
—Bien ¿En dónde? — No pudo evitar preguntar.
—Pues… aquí, no veo la razón de trasladar nuestra negociación a otro lugar. — Parpadeó confundido y Lucius no pudo evitar enrojecer un poco por la vergüenza.
— ¡No estaba insinuando eso! — Alzó la voz ya sin ser capaz de mirarlo a la cara.
—Claro que no, solo lo estaba aclarando. — El menor se levantó y el patriarca también lo hizo sosteniendo el bastón con una de sus manos estirando la otra, Remus lo miró solo unos segundos antes de estrechar su mano pero alejándola lo suficientemente rápido como para que el patriarca no pudiera investigar su muñeca.
—Nos vemos la semana que viene, Lupin. — Inclinó ligeramente su cabeza.
—Si tiene algún problema con el horario no dude en enviar una carta. —
Cuando Lucius salió cerrando la puerta demasiado fuerte Remus se dejó caer de nuevo en su silla tapando su rostro con sus manos. Eso había sido realmente difícil y tenso, esperaba que el patriarca no hubiera podido notar lo fuera de balance y descontrolado que se sentía.
Respiró profundo y alejó sus manos pensando que tendría que lavarse la cara para despejarse pero luego miró de reojo la carpeta.
¿Qué era lo que planeaba Lucius ahora con una asociación comercial?
Aunque, dentro de todo, no sonaba tan mal. Era casi curioso y gracioso este giro en los acontecimientos.

No te metas con el lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora