Amaneciendo.

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Este capítulo en largo porque relatara dos meses. Lamento el salto de tiempo y de escenas, pero había semanas donde todo practicamente pasaba igual así que las salte.
No pude encontrar tanta informacion de como son las terapias por "dentro" así que use lo que encontré. Espero haberlo hecho más o menos bien.
La imagen de Slytherin -> estamos en una escena desde el punto de vista o de Lucius o de Severus.
Imagen Gryffindor -> punto de vista de Remus. O ya termino el capitulo.
Creo que se daran cuenta pero por si se hace un poco lío :'0

Los cuatro días restantes en San Mugo se la había pasado con las largas visitas de su hijo y con los regaños de Severus

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Los cuatro días restantes en San Mugo se la había pasado con las largas visitas de su hijo y con los regaños de Severus. Había visto a Remus unos minutos todos los días y no habían hablado desde la última vez, pero quedarse sentados uno al lado del otro en silencio parecía ayudarlos a sentirse más tranquilos.
Le habían dado solo alimentos blandos y ya estaba un poco cansado de ello pero no tenía muchas opciones hasta que saliera.
También estaba preocupado por volver de nuevo a la casa porque el hecho de no poder hacer magia sería más difícil una vez que estuviera en un ambiente conocido, sobre todo porque sabía algunos hechizos sin varita y no quería utilizar ninguno sin darse cuenta.
Había recibido una carta de Narcissa, ella se había encargado de sus negocios por las semanas que no estuvo y le agradecía por ello, seguramente podría seguir trabajando por correspondencia una vez que todo fuera más estable.
Suspiró bajando la mirada, no sabía que podía esperar. Era como después de romper el enlace: todo era realmente incierto sabiendo que lo había arruinado magistralmente por segunda vez. Sentirse resignado no le agradaba pero era una mejor que seguir siendo arrastrado por la tristeza y la culpa. No quería ahondar mucho en sus propios sentimientos, quería ser tan frío como cuando uno de sus planes de negocio no salía bien: apretando los puños, levantando la cabeza y saliendo del lugar sabiendo que la próxima vez lo haría mucho mejor.
Pero Remus y Lucy no eran un negocio, no era tan fácil pensar con raciocinio cuando sabía que había sido su culpa. Él no quería renunciar pero era fácil pensarlo desde su lugar, él nunca se había llevado la peor parte, estaba acostumbrado a salir de las crisis sin tener que pagar nada. El dinero arreglaba muchos problemas y tal vez por ello estaba acostumbrado a nunca pagar las consecuencias.
El regreso a casa había sido muy tenso, Draco lo había acompañado y volver a entrar había traído de nuevo las emociones.
Había fallado una vez más.
Luego de mucha insistencia por parte de su hijo para quedarse y tantas negativas de su parte Draco al fin se fue. La casa se sentía inusualmente sola, estaba limpia y todo estaba donde lo recordaba, el aroma era suave y aunque la esencia del alfa seguía en el lugar ya no estaba la propia. Era de nuevo entrar a un territorio que ya no le pertenecía.
Lo primero que hizo fue colocar su varita en un cajón de su escritorio en su despacho, estaba hechizado y no podría abrirlo sin usar magia. No podía hacer un hechizo así sin varita así que si alguna vez quería abrirlo tendría que pedirle ayuda a alguien o robar otra varita, lo cual seguramente le daría tiempo de darse cuenta que querer recuperarla era estúpido mientras siguiera en ese estado.
Se sintió muy cansado demasiado pronto, el medimago le había dicho que no se sobre esfuerce así que se sentó a descansar unos minutos. Fue casi un alivio cuando la elfina apareció, había temido que ya no estuvieran por el lugar.
Luego del té subió a la habitación, ver el nido le había dado unas ganas ridículas de acostarse y acurrucarse pero se había mantenido quieto en la puerta por varios minutos. Revisó los armarios notando que su ropa seguía ahí, todo estaba como lo había dejado aunque sabía que las cosas entre ambos no estaban igual.
El baño fue un alivio y relajante, una sensación tan cálida que se sintió algo culpable al sentirla por lo que prefirió hacerlo lo más corto posible. Al terminar se sentó en una silla que había traído la elfina y envuelto en una bata empezó a peinar su cabello, luego lo cuidaría como debía pero ahora estaba demasiado cansado para ello.
Cuando la bebé se movió apoyó su mano sobre su vientre deteniéndose de nuevo sintiendo la culpa y la tristeza embargarlo. Agitó la cabeza sin querer llorar.
Maldita sea, las cosas salían mal. Él ya estaba demasiado grande como para creer que las lágrimas podrían ayudar. Luego le dolería la cabeza y era difícil de ocultar, no necesitaba provocar lastima ahora.
Respiró profundo varias veces y dejó el peine a un lado, quitándose la bata y empezando a vestirse agradeciendo silenciosamente que la elfina hubiera notado la diferencia en su figura y ella hubiera agrandado algunas partes de la túnica.
Seguía siendo tan irónico.
¿Preocupado por qué su familia pudiera dañarlo? ¿Tan preocupado que había olvidado que él que podía hacerlo era él mismo? ¿Qué tan diferente era a los cuadros?
Por algo los Malfoy eran de matrimonios concertados, porque no servían exactamente para esos sentimientos románticos y no arruinarlo en el intento.
La única razón por la que no había dañado nunca a Narcissa fue porque a ella nunca le importó realmente lo que hacía si no afectaban a Draco. Ellos habían funcionado juntos porque no se amaban.
Presionó el puente de su nariz con dos dedos tratando de calmarse y se levantó entrando a la habitación una vez más. Miró el nido sintiéndose realmente derrotado, se acercó sintiendo que ni siquiera tenía derecho pero ¿Acaso sería la primera vez que se apoderara de algo que no debería ser suyo? Se sentó y acarició suavemente las mantas acomodadas, levantó sus pies descalzos y se acomodó para sentarse contra el respaldo sintiendo sus hombros temblar un poco.
Si así se sentía el mismo ¿Cómo se sentiría Remus?
No había querido pensar en eso, no debería. Era algo con lo cual no estaba preparado para lidiar pero ahí estaba.
Durante toda su vida había pasado sobre otras personas y nunca le importó ¿Por qué debería...? Respiró profundo sabiendo que tratar de aferrarse a eso tampoco era buena idea, en primer lugar porque esos pensamientos lo llevaron a negar todo y escapar de la marca.
Si le importaba porque lo amaba. Lo había lastimado y le dolía haberlo lastimado, era algo que venía con el sentimiento. Qué hacer con la culpa era otra decisión, no sabía cómo arreglarlo, no sabía si se podía arreglar.
Cuando estuvo en Azkaban se sintió aliviado de alguna manera, había escapado de la furia de su señor. Pero con ese alivio también había venido la culpa porque sabía que esa protección pondría en peligro a Draco. Nunca supo manejar la culpa.
Suspiró y agarró la pequeña osita blanca que estaba en la mesa de luz, la acarició con cuidado. Había pedido a la elfina que la trajera del comedor donde Draco la había dejado, aún debía llevarla a la habitación de la bebé pero sentía que si lo hacía terminaría por derrumbarse. Acarició con cuidado sus moños y se preguntó si a la bebé le gustaría, tal vez vería curiosa su forma y su tacto, y aunque la chupara no habría ningún peligro.
Si pudiera volver en el tiempo... decidiría hacer las cosas distintas.
Pero no cambiaría la unión.
Eso nunca lo cambiaría, aunque las circunstancias habían sido malas había logrado construir algo respecto a ella aunque luego se había derrumbado.

No te metas con el lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora