Pisar tus propios hilos

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Llegó a la casa bastante agitado ¡Por Merlín! ¿Qué, Potter no lo notaba? Ahora todos hablarían de ellos al otro día ¡dirían que estuvo defendiendo a su omega!
No, no le gustaba en lo absoluto que creyeran por un segundo que él y Potter tenían algo, Lupin no había dado ninguna señal en lo absoluto pero era porque aún no se habían encontrado. No es como que si temiera la reacción del alfa pero se sentía instintivamente nervioso.
¿Si Lupin hacía como que si nada pasara? Solo pensarlo hacía que sintiera algo de mal humor.
Agitó la cabeza, cuando se desapareció de la tienda había pensado por unos segundos ir hacia el trabajo del hombre lobo pero al final lo descartó. Tenía su orgullo y no correría a él como un animal herido ¡Por Merlín, no era su dueño!
Se sentía algo mareado, fuera lo que fuera que le habían tirado había hecho que sus feromonas aumentaran, sabía que los alfas no se sentirían realmente atraídos por ellas por las marcas pero sabía que había gente que no le importaba.
Luego de hablar con Severus había tenido la maravillosa idea de ir a comprar para calmar sus nervios, a pesar de las miradas y murmullos discretos no parecía que nada más malo ocurriría. Por supuesto, se equivocó.
Se sintió un idiota al no notar que tres hombres lo habían casi rodeado en la tienda, habían sacado sus varitas bastante rápido y aunque pudo conjurar un protego estaba en bastante desventaja. Pero parecía que Potter estaba justo pasando por el lugar ¡Y se metió a defenderlo! ¡A él! ¡Luego de que en el diario dijeran que eran pareja! ¿¡Potter era tonto o se hacía!?
Y a pesar de que ninguna maldición realmente horrible lo alcanzó lo que si lo hizo fue la poción que prácticamente le tiraron a la cara. Se había sentido tan débil y las feromonas de todos parecían haberse vuelto miles de veces más fuertes, que se mareó sintiendo terror de que le hubieran dado un adelantador de celo o algo así, olvidando completamente que si estuviera en celo de todas maneras el aroma de los alfas no se sentiría más fuerte para él por su marca.
Buscó en sus bolsillos y sonrió un poco al encontrar el vial de la poción, se la tomó de una sin hacerle caso a su sabor amargo. Los supresores de Severus servían para muchas cosas y controlar las feromonas era una de ellas, era una pena que como todas las pociones, debía tomar algunas precauciones para que su efecto fuera más duradero.
Gruñó por lo bajo, podía sentir las feromonas de los alfas sobre él, incluyendo la de Potter. Debía quitarse esos aromas cuanto antes, realmente lo estaban molestando.
¡Maldito Potter-tira-feromonas! ¡Se sentía tan fuerte en él que cualquiera podría creer que se estuvieron restregando! Esperaba que Draco riñera bastante a Potter por ese descuido luego de que lo que habían dicho de ellos ¡Esperaba que arreglaran ese desastre! No quería que la noticia llegara a oídos de Narcissa, ella se reiría por bastante tiempo de él.
¡Aunque eso era lo de menos! ¡Él, unido a un niñato Gryffindor! ¡Por Merlín, no! Él estaba mucho mejor con su alfa y no necesitaba a un chiquillo que lo defendiera.
— ¡Lucius! — casi dio un pequeño salto al escuchar la voz del alfa, se dio vuelta y ambos se quedaron mirándose por unos segundos. El rubio sintió la necesidad de correr hacia él y abrazarlo, el aroma de Lupin lo ayudaría a tranquilizarse mucho más rápido pero se contuvo.
Remus se acercó pero a pocos pasos volvió a parar, Lucius notó enseguida que había llegado a oler a los otros alfas en él. Quería dar una explicación pero volvió a quedarse en silencio estoicamente desafiando con la mirada al hombre que estaba bastante cerca de él.
—Lucius…— los ojos del hombre brillaron en dorado por unos segundos y el rubio apenas pudo ver como se movió hacia él, sintió el agarre en su muñeca pero lo rechazó en seguida.
Ambos se miraron sorprendidos por la reacción del otro.
—Iré a bañarme. — su voz sonó bastante dura mientras alzaba su barbilla, podía sentir algo de miedo pero trató de que este no se reflejara en su rostro.
—Lucius…— Remus trató de agarrar su brazo de nuevo.
— ¡Que no me toques! — alzó la voz más por los nervios pero se congeló cuando el alfa le gruñó. Trató de mantenerse calmado pero no pudo evitar que las alarmas se encendieran en él, parecía que el licántropo también se había sorprendido por su propia actitud así que se mantuvo quieto.
Al final, Remus desvió la mirada pasándose la mano por el cuello, ya sin estar en una posición donde fácilmente podía atacar al otro.
—Lo siento. —
—Bien. — Lucius siseó mientras fruncía el ceño aunque se sentía bastante satisfecho con que hubiera podido controlarse.
—Puedo… ¿Quedarme del otro lado de la puerta? — por unos segundos el rubio no supo exactamente a qué se refería pero luego recordó que dijo que iba a bañarse. Debió haberse burlado y negado, pero realmente no quería saber que tan posesivo podía ser el licántropo luego de la segunda marca por lo que solo asintió.
Caminó directamente a la habitación para usar el baño privado, cerrando la puerta del baño tras él.

No te metas con el lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora