Si es contigo, mejor

Arco 2: Coincidencias - Capítulo 9

I

La carretera a Ocumare de la Costa es muy parecida a una noche loca de alcohol, si lo pienso detenidamente, con todas las subidas y bajadas de la montaña, las partes angostas y anchas de la vía y sobre todo las curvas peligrosas, una mala decisión y puede resultar en algo catastrófico, por eso es que mi madre se asusta cada vez que venimos aunque a mi padre le encanta conducir por aquí.

Vamos en dos carros; delante va Juan, el hermano de Sofía con su esposa Ana, Valentina, su hija y la madre de Sofía en el corolla de Juan. Patricia, Sofía, su padre y yo vamos en la explorer con su padre siguiéndoles el paso. Patricia al ser la mayor se sentó de copiloto y Sofía y yo en el asiento de atrás. Lo bueno y divertido de estas camionetas es que son espaciosas y en una vía con curvas tan cerradas como esta mi amiga y yo vamos rodando de un lado a otro sin parar. Estamos escuchando un repertorio de los 80's del Sr. Carlos bastante variado en cuanto a géneros musicales.

Entre tanta vuelta y movimiento es normal sentirse mal, siempre que viajamos a Ocumare o Choroní tenemos un poco de limón y refrescos a mano en una cava por si nos sentimos mareados. Yo no suelo sentirme mal, pero Sofía no la pasa tan bien en estos casos, ya hasta parece que se quiere comer el limón, Patricia es como yo y el Sr. Carlos parece una roca inquebrantable cuando se trata de manejar por estas vías. Me pregunto si a Laura estas cosas no le afectan o es de las que se pone delicada con tanto movimiento...

El pecho me comienza a doler cuando pienso en ella, tengo que evitarlo, es como una presión muy fuerte y tengo que respirar profundo varias veces para poder calmarme de nuevo, lo mejor que puedo hacer ahora es no pensar y distraerme, la vegetación en esta montaña es muy variada, acabamos de pasar una pequeña caída de agua.

- Gabo - me dice Sofía, se le nota en la cara que la está pasando mal, su blanca piel se nota más pálida que de costumbre - ¿Me puedo acostar en tus piernas? Necesito estar quieta.

Me acomodo al lado de la puerta para no moverme tanto y darle espacio para acomodar sus piernas en el asiento, Patricia nos mira y nos pasa una coca-cola por si acaso. Sofía se tumba sobre mis piernas y coloca sus manos alrededor de la cabeza para taparse un poco de la luz del sol de la tarde.

- Gabo, te vigilo de cerca.- dice el Sr. Carlos en broma, creo. Hace años que nos conocemos y me cae muy bien este tipo, siempre me está haciendo bromas sobre su hija y yo casados y al principio nos daba mucha vergüenza pero con los años se me fue quitando, solo que estos meses han pasado ciertas cosas que hacen que me vuelva a dar un poco de vergüenza, pero sonrío siempre que me hace esos chistes.

Sofía me da un pequeño golpe en la rodilla con el puño sin decir nada, supongo que al igual que yo se le vinieron a la mente las escenas de mi cuarto. Pensar que cuando estuvimos desnudos ella quería tener sexo con Miguel y yo iba a ver a Laura al día siguiente... Otra vez la maldita presión me invade el pecho y, sinceramente, ya le estoy agarrando algo de rabia. Es como tener ataques de ansiedad cada 15 minutos, es horrible. Tengo que dejar de pensar en Laura aunque mi corazón quiera que ella esté con nosotros en este viaje.

- Ya vamos llegando al puesto de empanadas - digo para tener un tema de conversación y distraer mis pensamientos.

- Si, ahora nos bajamos y descansamos un poco.- dice el Sr. Carlos - Estas vías son matadoras.

- Pero Sofía de chiquita no se mareaba tanto, me acuerdo.- dice Patricia.- Yo creo que solo quería que Gabriel la consienta.

- Ah, bueno, ella pa' eso es una mostra.

- ¡Dejen la webonada! - les dice Sofía sin moverse y con la voz pesada.

- Yo sé que soy irresistible, no tienes que fingir.- le digo en plan chistoso mientras le sobo la cabeza, esta vez me da un golpe un poco más fuerte.