Capítulo 20

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I

Sofía se fue la mañana siguiente. Ayudé a prepararlo todo mientras su padre y su madre me repetían constantemente que me deseaban toda la suerte del mundo para mí exámen. Sofía también me deseó todo lo mejor y me advirtió que era jugando lo que me dijo sobre Karina la noche anterior, lo cual era obvio. Me dejaron en mi casa de camino a la autopista y me sentí triste cuando los vi desaparecer entre las casas del vecindario.

- Ya te extraño - me dijo por WhatsApp a sólo 2 minutos de irse.

Pasé triste todo el día pero tenía otras cosas en que pensar: el examen era en 3 días y tenía que estar todo lo alerta posible. Esa misma noche, hablando con Karina, me propuso ir hasta su casa el día anterior para repasar todo lo posible y así nos íbamos juntos a presentar el exámen y ya que la universidad queda cerca de su casa, pues mejor. Cuando le avisé a Sofía no se veía complacida pero ya había aceptado que tarde o temprano, si aprobamos, tendríamos que pasar mucho tiempo juntos Karina y yo así que simplemente dijo "cuidate, por favor, y mucha suerte".

Así llegó el 11 de diciembre, un día antes del examen de admisión. Los nervios se sienten desde ya, es complicado de describir ante la incertidumbre de cómo será pisar por primera vez la universidad a la que posiblemente iré el año que viene.

Como siempre, la ruta de Maracay a Valencia llena de incertidumbre por si algún choro se iba a subir a robar, pero corrí con suerte de nuevo y llegué sano y salvo en la mañana. Óscar me estaba esperando frente al Arturo's igual que la vez pasada y me sorprendió no ver a Karina.

- ¿Y Karina? - pregunté acomodándome el cinturón de seguridad.

- Esa coñito e' madre se durmió como a las 5 de la mañana y no la pude despertar - dijo mientras hacía una mueca de desaprobación.

- Qué raro - dije irónicamente mientras reía.

En el camino pasamos por el super mercado para comprar algunas cosas para la noche, no gran cosa. Algunas cervezas "para el estrés", pan de hamburguesas y carne molida.

- Mientras mejor alimentados vayan, más activos van a estar - repetía él.

Cuando llegamos nos recibió la Sra. Marta que estaba esperando a Óscar para ir a trabajar. Tan cálida como siempre, como si no hubiera dejado de ser mi suegra hace unos meses.

- ¡Gabo! - dijo dándome un fuerte abrazo - ¡Mírate! ¡Qué barba más grande!

Y era verdad. Desde la fiesta de Halloween me gustó cómo estaba creciendo y no me la he cortado desde entonces. Probablemente me funcione en la universidad.

Óscar golpeó fuertemente la puerta de la habitación de Karina para despertarla gritando constantemente "párate, carajita" pero no había respuesta, así que me dijo que entrara y tratara de despertarla porque debía llevar a su madre al trabajo, y eso hice.

Entré en silencio y allí estaba, acostada y arropada como una bebé. Al verla así no pude evitar sonreír y recordé cuando me quedé con ella hace tiempo. Drmía igual, sólo que usaba mi pecho como almohada. No quise despertarla bruscamente así que me arrodille al lado de su cama y la moví un poco para que reaccionara. Después de un pequeño movimiento abrió los ojos suavemente y me miró, sonrío y me abrazó sin salir de la cama.

- Tigre, hola - dijo con un bostezo - Te extrañé.

No puedo evitar ponerme rojo, es Karina recién levantada la que me abraza y me cautiva con su dulce voz. Le devolví el abrazo y me reí.

- Hola, Kari - digo - ¿Dormiste bien?

- Ratoncita, soy tu...- se interrumpe con otro bostezo - Ratoncita.

Si es contigo, mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora