Cuando llegó el viernes, yo ya entraba con total resignación a clase de historia, Jasper no estaba allí. Hasta donde sabía, había abandonado la escuela. Intentaba no pensar en ello, pero no conseguía reprimir del todo la preocupación de que fuera la culpable de su ausencia, por muy ridículo que pudiera parecer.
Durante el fin de semana llovió bastante, por lo que el consejo no se celebró. Sin embargo lo pasé todo con Sam, después de conocerlo era bastante agradable, a pesar de su cara de malas pulgas.
— ¿Color favorito?
—Azul—. Contesté al instante—. ¿El tuyo?
—Diría que negro.
—Oh ¿En serio? — me reí por ello y conteste irónica—. Nunca lo habría imaginado.
— ¿Te burlas de mí? — Nada más me miró supe lo que pensaba y me levanté del suelo para coger un cojín y taparme con él.
— ¡No te atreverás!
—Claro que me atrevo—. De un instante a otro estaba retorciéndome por las cosquillas.
— ¡PARA! — No podía parar de reír y me costaba hablar—. ¡SAM! ¡Voy a pa...patearte el trase...sero!
Casi sin darme cuenta el vínculo entre Sam y yo se forjaba más aun y comencé a verlo como el hermano mayor que nunca tuve, pero siempre quise.
El lunes por la mañana el profesor de Literatura nos puso examen sorpresa. Cumbres Borrascosas, nada que fuera difícil.
Al salir de la clase, el aire estaba lleno de remolinos blancos. Oí a los compañeros dar gritos de júbilo. El viento me cortó la nariz y las mejillas.
La gente parecía disfrutar más que nunca con la nieve, al parecer era la primera nevada del año. A mi parecer era solo agua congelada, pero nunca fui muy fan de ella.
Alice me saludó desde la distancia y asentí con la cabeza mientras entraba a clases. No vi a Jasper con sus hermanos, por lo que supuse que hoy tampoco habría venido. Demasiado rápido fue mi conjetura, pues conforme avanzaba al aula de historia las palpitaciones se hicieron presentes y allí estaba.
Con más miedo que vergüenza atravesé el salón y me senté.
—Hola—. Dijo con la voz tranquila y tensa a partes iguales.
Lo miré sorprendida de que me hablara. Se sentaba lo más lejos de mi lado que le permitía la mesa, pero con la silla vuelta hacia mí. Llevaba el pelo húmedo y despeinado, pero, aun así, parecía que acababa de rodar un anuncio para una marca de champú. El deslumbrante rostro era amable y franco. Una leve sonrisa curvaba sus labios perfectos, pero los ojos aún mostraban recelo.
—Me llamo Jasper Hale— continuó—. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tú debes ser Enya, Alice me ha hablado de ti.
Confundida era poco, sentía un millón de cosas en ese momento y no estaba segura de dónde venían algunas de las emociones.
—Ella es muy amable—. Atiné a responder—. Encantada de conocerte Jasper.
No esperaba que estrechara mi mano y desde luego no esperaba estremecerme con un mero roce. Mi rostro debía estar completamente rojo, pero aun así el solo sonrió de manera encantadora.
—La Batalla de Galveston—. Comenzó el profesor, lo que me hizo soltar su mano y mirar hacia delante—. Alguien puede decirme la fecha...Señorita O'Sullivan quizá.
Estaba en blanco, podía jurar que hasta había olvidado mi nombre.
—1863— Se escuchó, sin embargo yo no había abierto la boca. La clase entera guardó silencio, Jasper acababa de hablar, y por las reacciones parecía que no lo hacía muy a menudo.
