𝐪𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞

1.2K 143 3
                                    

Condujo directamente hacia la casa. Las luces del interior estaban encendidas, pero servían de poco frente a la oscuridad del bosque circundante. Emmett abrió mi puerta antes de que el vehículo se hubiera detenido del todo.

Irrumpimos en la gran habitación blanca del primer piso, con Edward y Alice flanqueándonos a ambos lados. Todos se hallaban allí y se levantaron al oírnos llegar; Laurent estaba en el centro. Escuché los gruñidos sordos retumbar en lo profundo de la garganta de Emmett.

—Nos está rastreando —anunció Edward, mirando ceñudo a Laurent.

El rostro de éste no parecía satisfecho.

—Me temo que sí.

Alice se deslizó junto a Edward y le susurró al oído; los labios le temblaron levemente por la velocidad de su silencioso monólogo. Subieron juntos las escaleras. Rosalie los observó y se acercó rápidamente al lado de Emmett.

— ¿Qué crees que va a hacer? —le preguntó Carlisle a Laurent en un tono escalofriante.

—Lo siento —contestó—. Ya me temí, cuando su chico la defendió, que se desencadenaría esta situación.

— ¿Puedes detenerle?

Laurent sacudió la cabeza.

—Una vez que ha comenzado, nada puede detener a James.

—Nosotros lo haremos —prometió Emmett, y no cabía duda de a qué se refería.

—No podrán con él. No he visto nada semejante en los últimos trescientos años. Es absolutamente letal, por eso me uní a su aquelarre.

Su aquelarre, pensé; entonces, estaba claro. La exhibición de liderazgo en el prado había sido solamente una pantomima.

Laurent seguía sacudiendo la cabeza. Me miró, perplejo, y luego nuevamente a Carlisle.

— ¿Estás convencido de que merece la pena?

El rugido airado de Jasper llenó la habitación y Laurent se encogió. Carlisle miró a Laurent con gesto grave.

—Me temo que tendrás que escoger.

Laurent lo entendió y meditó durante unos instantes. Sus ojos se detuvieron en cada rostro y finalmente recorrieron la rutilante habitación.

—Me intriga la forma de vida que habéis construido, pero no quiero quedarme atrapado aquí dentro. No siento enemistad hacia ninguno de vosotros, pero no actuaré contra James. Creo que me marcharé al norte, donde está el clan de Denali —dudó un momento—. No subestiméis a James. Tiene una mente brillante y unos sentidos inigualables. Se siente tan cómodo como vosotros en el mundo de los hombres y no os atacará de frente... Lamento lo que se ha desencadenado aquí. Lo siento de veras —inclinó la cabeza, pero me lanzó otra mirada incrédula.

Alice y Edward bajaron en el momento que Laurent se marchaba y opté por hacer lo que ya había decidido.

Cerré los ojos y hablé.

Sam —supuse que alguno estaría en forma lobuna y me escucharía—, Paul, Jared.

Princesa siempre te topas conmigo.

— ¿Qué hace? —oí a Alice susurrar.

—Se comunica con la manada.

No hay tiempo para bromas, llama a los demás. Necesito que estéis ya en casa de los Cullen. Es urgente.

Pero el tratado —lo sentí vacilar.

Dile a Sam que la situación lo amerita.

En poco tiempo se escuchó un aullido, y le siguieron otros dos.

—Están en camino —expliqué.

Supe que llegaron cuando Edward se incorporó, todos caminamos fuera, y en la penumbra de la noche fue capaz de distinguir el pelaje negro de Sam.

—Un cazador, uno de los nómadas —contestó el lector de mentes a Sam.

¿Por qué ha ocurrido todo esto? —preguntó el alfa— ¿Por qué a ella?

—Inspeccioné a fondo su mente en ese momento —comenzó en voz baja—. Una vez que la vio, dudo que nadie hubiera podido hacer algo para evitar esto. No se habría alterado si no oliera de esa forma tan característica. Pero cuando la familia la defendió... bueno, eso lo empeoró bastante. No está acostumbrado a no salirse con la suya, sin importar lo insignificante que pueda ser el asunto. James se concibe a sí mismo como un cazador, sólo eso. Su existencia se reduce al rastreo y todo lo que le pide a la vida es un buen reto. Y de pronto nos presentamos nosotros, un gran clan de fuertes luchadores con un precioso trofeo, todos volcados en proteger al único elemento vulnerable. No os podéis hacer idea de su euforia. Es su juego favorito y lo hemos convertido para él en algo mucho más excitante.

El lobo negro asintió y caminó de espaldas. Tras unos instantes Sam emergió como hombre da tras los árboles.

Y supe lo que pensó Sam, que a pesar de ser enemigos naturales, debían unirse para acabar con el enemigo común.

— ¿Cuál es el plan?

𝖜𝖎𝖑𝖉𝖊𝖘𝖙 ━━ 𝐓𝐖𝐈𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓Where stories live. Discover now