2. ¿Quién eres?

1K 61 5
                                    

-¿La tienes?- Oigo la voz de un hombre y me despierto rápidamente.

-Si, iba caminando sola por las calles de Londres -esa es la voz de el hombre que me capturó y me trajo aquí-, no ha sido difícil cogerla. ¿A quién se le ocurre ir sola a medianoche por la calle?

A mí.

Levanto lentamente la cabeza y me percato de que me encuentro en una habitación. Y las percianas de la ventana que se encuentran a mi derecha no me dan mucha visibilidad.

La habitación color rojo oscuro, muy oscuro, y yo me encuentro sobre una cama, al mirar a la izquierda, se me hace visible un baño y, frente a mí, la puerta donde se oyen a mis "secuestradores".

Intento sentarme pero unas cuerdas me lo impiden.

-¿Qué mierda...?- digo por lo bajo al ver que estoy atada de pies y manos con una soga.

Esto es exáctamente lo que no quería. Odio estar atada.

-Será mejor que la conozca antes de que se empiece a asustar.

La puerta se abre y se hace visible un hombre de alta estatura.

Gracias a la luz que se filtra por las percianas, observo su mirada verde intimidante y su cabello castaño rizado.

-Al fin despiertas.- dice sonriente, su sonrisa me asusta y me parece hermosa a la vez.

Me doy una patada mentalmente y pienso de nuevo en que estoy atada en una jodida cama.

-¿...hola? -mi tono sarcástico hace que su sonrisa se extienda.

-Bueno, será mejor que nos vayamos conociendo, querida- levanta la mano para que se la estreche-. Ups, es verdad, estás atada- aguanta una carcajada.

-Ja, ja- ruedo los ojos y lo miro frunciendo el ceño-. ¿Me vas a decir quien eres?

-Pues me llamo Harry Edward Styles, Harry para los amigos- y sin darme cuenta, se acerca a mi oido-. Y señor para mis esclavas -susurra.

Siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

-¿Perdón?- pregunto sorprendida y un poco sonrojada. Ahora si que tengo miedo.

-Soy tu señor y de ahora en adelante serás mi esclava-dice con sus ojos fijos en los mios.

-Espera, espera... ¿me estás llamando puta?- suelto sin ningún problema.- Más te vale que me dejes salir ya o...-

-¿Oh qué?- pone sus manos a ambos lados de mi cuerpo-. No puedes hacer nada, muñeca.

Me intimida la poca distancia que nos separa, pero mantengo mi mirada fija en la suya.

Sin dejarme decir nada, se levanta, me mira por ultima vez, me sonríe divertido, y sale por la puerta.

Echo todo el aire que mis pulmones tenian retenidos.

¿Qué narices acaba de pasar? Intento volver a sentarme pero de nuevo las cadenas me lo impiden.

-¡Espera! ¿Puedes al menos solarme?- pregunto sin fuerzas.

Aparece de nuevo, esta vez con rostro serio.

-¿Cómo te llamas?- pregunta cuando esta frente a mí.

-M-Marie...-tartamudeo al ver como su humor a cambiado.

-Marie...- toma aire- te diré las primeras normas que has de cumplir.

Mi cuerpo tiembla levemente. ¿Reglas?

-Nunca te refieras a mi como Harry, soy Tu señor.

Me muerdo la lengua y miro al suelo. No quiero interrumpirlo.

-Haz de hacer lo que yo te ordene.

Asiento al notar que me mira esperando mi respuesta.

-Y la última, la más importante - acerca tanto su rostro al mio que siento su aliento sobre mis labios.

-Nunca te acerques a los demás esclavos. Y con acercarte me refiero a tener una relación.

Me suelta la soga tan rápido que casi me caigo por la fuerza que usa, me mira por última vez, y sale de la habitación.

Tengo que aceptarlo.

Me ha hipnotizado desde que lo vi entrar por esa puerta.

...

Después de un par de minutos de mirar tras la ventana de mi habitación, me pregunto que me pasará en estas paredes.

¿Me estarán buscando? Suspiro y estiro todo mi cuerpo antes de volver a la cama.

La mayoría de las busquedas de las personas desaparecidas no logran absolutamente nada.

Pero no me rendiré tan facilmente, averiguaré sus planes. Nadie se mete con Marie Jones sin luchar.

Aunque haya pasado solo unos minutos con Harry Styles, puedo decir que es un hombre bipolar.

Si, bipolar, sus cambios de humor me han asustado, pero intentaré tener relación con él para averiguar que quiere.

Hay dos opciones que una de ellas pasará si o si.

De aquí no saldré siendo la misma. E incluso puede que tampoco salga de este lugar.

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora