28. Adiós (2ª Parte)

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Marie

-¿Perdón?

-Lo que ha oído señorita, voy a sacarla de este lugar de una vez por todas- el señor Payne miró alrededor de la sala y luego sacó su teléfono y comenzó a hablar con alguien muy nerviosamente.

¿Al fin lo iba a conseguir? Busqué rápidamente a Harry con la mirada pero al no verlo suspiré resignada. No me puedo ir, al menos no puedo hasta que me haya despedido de él.

Comencé a caminar pero una mano me detuvo sujetándome por el codo. El señor Payne me miraba confundido.

-¿Qué crees que haces? Tenemos que irnos, Zayn ahora mismo no está observándonos, es nuestro momento.

-No puedo, ¡hasta que le diga adiós por última vez no puedo irme!

Liam se quedó pensativo durante un segundo, pensando sobre de quien hablaba, hasta que se percató.

-Señorita, él viene con nosotros, ¡lo verá en el coche!- me sonrió algo triste y me jaló suavemente del brazo- Ahora solo haga lo que le digo y salgamos de aquí.

Asentí y respiré profundamente. Harry estaba en el coche, no iba a pasar nada. Juntos íbamos a salir de ésta. Me puse tras la espalda de Liam y este me dijo que mirara para delante, que no mirara ni siquiera hacia arriba.

Empezamos a caminar más rápido mientras intentábamos pasar entre toda la gente que se encontraba en la pista de baile en ese momento. Observé de reojo como Amanda estaba bailando con un chico rubio. ¿Niall?

¿Qué narices? Abrí los ojos y caminé más deprisa tras Liam. ¿Quién lo diría? Amanda y Niall, juntos. Bueno, puede que solo sea por esta noche, conociendo a Amanda...

Liam de repente se detuvo y yo rápidamente frené mis pasos, consiguiendo no chocarme con sus espalda. Observé sobre el hombro de Liam y... aquello no era bueno.

Zayn se encontraba subiendo los escalones para llegar al escenario. Si se subía, me vería. Empecé a jugar con mis manos nerviosamente.

-Ha llegado arriba- escuché que decía el señor Payne.

Harry

Terminé el sexto chupito que había pedido y sonreí. Creo que no fue buena idea emborracharme, ¿o tal vez si lo fue? Mi vista se nubló un poco y me puse a pestañear.
Marie nunca sería mía. Ella tendría su vida, su familia, su casa, pero sin mí.

Me merecía todo lo que me estaba pasando.

Nunca había sido una buena persona. De pequeño, fui un niño que robaba, que pegaba y que incluso mataba. Mataron a mis padres por mi culpa cuando tenía 14 años por no haber pagado lo que debía. Me uní a la mafia con 15 años, luego de irme de la casa de mi abuela a la que arruiné vendiendo casi toda su casa. Me contrataban para robar y matar, ¿y me sentía mal con eso?

Para nada.

Luego de conseguir tanto dinero y aliarme junto a Zayn, tuve mi mansión, contraté criados y, por si fuera menos, secuestraba a mujeres para que me hicieran compañía. Esa era mi definición de perfecto.

Hasta que la chica equivocada llegó, y lo cambió todo.

Todavía recuerdo que el día que llegó lo único que pensé fue otra más para mi colección, pero ella nunca llegó a ser una más, ella era toda mi colección.

-¡Atención!- la voz de Zayn entró por mis oidos y suspiré mientras pasaba la mano derecha por mi cabello, me giré lentamente hacia donde se encontraba-. Gracias por su atención. ¿Se lo están pasando bien?

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora