12. No podemos...

639 45 12
                                    

El sonido de unos pájaros hicieron que abriera un ojo lentamente.

Y los rayos de luz no tardaron.

Oh mierda, seguimos tumbados en el jardín.

-Señor...-murmuro- es tarde.

-Mmmm... un ratito más.

No puedo ocultar mi sonrisa mientras lo muevo para que espabile.

-Vamos... le prometo que hoy iremos de paseo también.

-Eso cambia las cosas- se levanta de un salto, asustándome- vámonos.

-¡Ahora si te levantas!- grito- tramposo -murmuro.

-Toma tu ropa- pasa de mi comentario y me tira la camisa a la cara-, estarán a punto de despertar los demás.

-Si...-me pongo la camisa y los pantalones.

-¿Qué te parece si vamos a desayunar fuera?

Mis ojos se abren inmediatamente.

-¡Si, porfavor!

Él sonrie por el entusiasmo que represento dando pequeños saltitos.

-Vamos- me tiende la mano- tengo zapatos en el coche.

No puedo aguantar una carcajada a mi pensamiento de niña con sus palabras.

-¿Eres doraemon?

Me mira durante unos segundos y echa una carcajada.

-¿No cambiarás?- me pregunta.

-Nunca, me gusta ser como soy...- él se da la vuelta y ya se dirije a su coche- a tu lado -murmuro.

No lo escucha.

...

-¡Amo la nutella!- digo antes de tomar una gran bocanada de tostada.

-Deberias amarme a mí por traerte a comerla- me mira divertido-, ahora estarias tomando una aburrida leche con galletas.

-Ajá...- me sigo comiendo la tostada sin hacerle caso.

-Escucha- el me quita un trozo de tostada y se lo come-, o me lo como.

-Joder, abusador.

-Gracias, cariño.

Le quiño un ojo y sigo comiendo lo que queda de la tostada, esta vez escuchandolo.

Con la nutella no se juega.

-Es una locura lo que hicistes anoche- me mira serio-, no vuelvas a hacerlo.

-¿Por qué?

-Es peligroso.

-¿Para tí o para mi?

Se sorprende con mi pregunta.

Está claro, él tiene problemas y mucha gente lo estará buscando, no hace falta que lo diga.

-Para ambos.

-¿Me puedes explicar el por qué?

-Pues... Marie, es todo muy complicado, es más, yo no debería estar cerca tuyo.

Abro los ojos.

-¿Por qué?

-Porque me vijilan y debo seguir haciendo negocios.

-Traficar o algo asi, ¿no?

-Cuentas pendientes- me mira fijamente-, pero ten claro que te protejeré.

-Gracias- susurro mirándolo fijamente.

Devuelve la intensidad en su mirada también.

-No has de darme las gracias.

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora