4. La casa

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Después de revisar el armario y cambiarme de ropa por unos vaqueros y una camisa suelta, decido salir por la puerta de forma sigilosa.

Si, aún tenia miedo.

Miedo de lo que ese hombre me pudiera hacer si no hacia caso a sus ordenes.

Miedo a que me castigara.

Hasta que me matara.

Al observar el largo pasillo que termina en una escalera, me doy cuenta de algo, en este pasillo solo hay dos habitaciones.

Una de ellas es la mia, pero no puedo imaginar que hay detrás de esta otra puerta.

Me acerco lentamente hasta ella y tomo el pomo.

-¿Eres Marie?- suelto rápidamente el pomo y me giro para encontrarme con un joven de ojos azules.

Dios, pensé que había sido descubierta...

-Si, perdona... solo miraba la zona.- le sonrío, y él me sonríe reconfortante mientras alza la mano para que se la estreche.

- Soy Niall, pero la mayoria aquí me llama Nathan.- me mira de arriba a abajo.- ya es costumbre.

-Bueno, yo soy Marie, pero ya lo sabias- hago una sonrisa falsa, no quiero fiarme de nadie-. Y llevo aquí como 24 horas o algo más.

-¿Y por qué has salido de la habitación?

-El señor me ha llamado para que bajara... pero no se donde está - digo con esperanza de que me guíe.

-¿Dónde quería encontrarse contigo, Marie?

-En el patio, ¿me ayudarías?- hago un puchero olvidando que lo acabo de conocer.

Él lo medita unos segundos, y finalmente asiente.

Me guía por las escaleras, pero en vez de observarlo a él, observo fijamente un agujero en la pared.

-Un agujero en la pared te parece interesante, al parecer.

Miro hacia Niall durante unos segundos.

-¿Cómo se formó esto?- no puedo evitar que la curiosidad en mi voz se haga presente.

-Ahh, un simple problema con uno de nuestros servicios...- el desvía la mirada hacia otro lado-. vamos, el señor debe de llevar rato ya esperandola.

Y sin seguir el tema, lo sigo hasta llegar al piso de abajo y encontrarme rodeada de gente desconocida.

La primera que se presenta frente a mí, es una mujer de piel morena y pelo castaño, muy amigable al parecer.

-Bienvenida a esta gran familia, Marie, soy Paula, la ama de casa.

Paula me extiende la mano para darnos un apretón amistoso.

Lo acepto, estar aquí por ahora a parecido más una casa de acojida que un lugar de fugitivos.

Paula se pone en su lugar, y ahora es un chico moreno el que aparece frente a mí, al parecer es el guardia o algo así, por su vestimenta.

-Yo soy Louis, espero que nos llevemos bien y bienvenida.

-Eso espero.

Y después de conocer a Louis, a Paula, y a algún que otro criado de Harry.

Me dirigo hasta el jardín.

Mientras paso por el salón, me fijo en sus cuadros y todo lo que contiene este lugar.

Una mesa de madera, un sofá de marca, una televisión de plasma...

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora