5. Lo siento, Señor Styles

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Cojo el primer sitio que veo en la mesa del comedor y entrelazo mis manos nerviosamente.

Esto ha sido... raro.

Alguien pone una mano en mi hombro.

-¿Estás bien?- levanto lentamente la cabeza y me encuentro el rostro de Niall frente a mí.

-Si, solo hace un poco de frio.

-¿Quieres una chaqueta? Creo que tengo alguna en...- es interrumpido por el rostro serio de Harry entrado por la puerta.

-No hace falta que me dejes tu chaqueta, gracias - digo mirando en todo momento a Harry, que nos observa fijamente.

-De acuerdo - lo oigo tragar saliva.

-Niall, ayuda a colocar la mesa a las demás.

Harry aun lo mira, intimidante.

-Como ordene.

Niall me mira por última vez durante un segundo, y sale por la puerta.

Harry sigue mirando por donde Niall ha salido.

Después de un rato de silencio, decido romper yo el silencio.

-Em... señor, ¿quiere que lo ayude en algo?

Él vuelve la mirada hacia mí y tiemblo involuntariamente.

Con esa mirada me dijo las normas.

Espera... ¡las malditas normas!

•Flashback•

-Marie- toma aire- te diré las primeras normas que has de cumplir.

Dice, y mi cuerpo tiembla levemente.

-Nunca te refieras a mí como Harry, soy Tu señor.

Lo miro levemente y bajo la mirada de nuevo.

-Haz de hacer lo que yo te ordene, o si no, serás castigada.

Asiento después de volver a mirar sus ojos penetrantes.

-Y la última de las más importantes.- acerca tanto su rostro al mío que siento su aliento sobre mis labios.

-Nunca te acerques a los demás esclavos.

•Fin Flashback•

Mierda.

Levanto la cabeza lentamente después de mirar al suelo durante unos segundos.

-¿De qué hablabas con Niall?- me pregunta, aun serio.

-Eh... nada... solo... -suspiro- de que tenía frio.

No sé porque, pero me he puesto nerviosa.

-Vale.

Es lo único que me dice antes de salir por la puerta.

Yo no sé cómo reaccionar, lo único que puedo hacer es mirar mi plato y esperar.

...

Al menos el almuerzo no ha sido tan malo.

Amanda se ha sentado a mi lado y hemos hablado...

Puede que me haga su amiga, nadie sabe.

-¡Cállate!- oigo tras una puerta, la que está frente a mi habitación.

-Le juro que no he hecho nada...- oigo a alguien murmurar, su voz es jadeante.

-Como intentes algo con ella... ¡pasará lo de la última vez!- se oye un azote- Y ella acaba de llegar, ¡ni lo intentes!

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora